Nadie podría imaginar que los alcaldes fueran designados desde el gobierno, o los concejales. En absoluto. Ese avance se extendió a los consejeros regionales y hoy está a punto de sumar a los intendentes. Hoy, confiamos que en años o décadas, nadie discutirá la relevancia que implica sumar poder para las provincias de Chile.
Como pocas veces antes, quizás, las regiones han comenzado a tomar conciencia de las enormes desigualdades territoriales, con una capital nacional que crece de manera desmesurada y un resto del país que avanza a tranco menor, o que bien ve partir las riquezas que genera con poco o nada a cambio, como es lo que ocurre con nuestras regiones mineras.
La distribución de la inversión pública comparada entre Santiago y el resto de las regiones es vergonzosa, a pasar de que dos tercios de la población nacional vive fuera de los límites de la Región Metropolitana.
Si las regiones tuviesen mayores grados de autonomía para la toma de decisiones políticas y económicas, y si el Estado se preocupara de un crecimiento más armónico a lo largo del territorio, atendiendo a las fronteras interiores y a las zonas que históricamente han quedado postergadas del desarrollo, lo más probable es que la tensión social no existiría.
Pero más que eso, podrían encaminar su desarrollo de mejor manera, ya que son los propios habitantes de los territorios, quienes legítimamente pueden empujar su desarrollo. Es decir, el enorme centralismo de Chile, le cuesta dinero al propio país.
En este escenario, la elección de los gobernadores regionales, es un avance importante; de eso no cabe duda. Es cierto, que las competencias no son todas las requeridas y que la figura del delegado presidencial puede causar problemas, no obstante, ese escenario es mejor que lo actual.
En adelante, el objetivo será sumar prerrogativas para los futuros jefes regionales electos, en un proceso que debe ser gradual, pero irreversible. De eso se trata este desafío necesario para la nación.
Las regiones tienen capacidades suficientes para enfrentar este desafío.