Nuestra Señora Guadalupe de Ayquina
Pese a que esta fiesta religiosa se realiza en Ayquina (64 kms de Calama), ella no puede faltar en ningún calendario religioso de ningún pueblo del sector central de la provincia de El Loa, debido a que la Virgen es considerada la Patrona de todos ellos. Menos aún se puede excluir del calendario toconceño, si consideramos que hasta hace unos 70 años estos dos pueblos (Toconce y Ayquina) constituyan una sola comunidad.
Ayquina está en el fondo de una angosta grieta, en un estrecho plano. En el centro se encuentra el santuario a la Virgen de Guadalupe, construido hace cerca de un siglo y ampliado varias veces. No se pueden determinar datos precisos debido a que el pueblo perdió los libros de la comunidad en un incendio.
Los ayquineños fuera del pueblo, comienzan a llegar hacia fines de agosto, para limpiar el pueblo, reunir leña, asear las viviendas que arrendarán a los visitantes, cercar sus terrenos y alejar a sus animales hacia los campos de pastoreo.
Antiguamente, salvas o dianas (en realidad, dinamitazos) despertaban a los pobladores, para que las bandas metálicas de los diferentes bailes religiosos continuaran un interminable derroche de música y bullicio. Con el amanecer, cada cofradía inicia ordenada y con jerarquía sus cánticos religiosos y sus bailes de respeto, sumisión y adoración a la Virgen.
Hace unos 60 años, los ayquineños hacían la boda comunal en esta fecha. La fiesta de septiembre es rica en colorido y música. Desde temprano, música de instrumentos, matracas, quenas, cornetas, tambores, despiertan río y quebrada, e invitan a misa.
Cosacos, pieles rojas, torteros, morenos, gitanos y otras constituyen un aspecto folclórico ajeno a la realidad diaria. En la puerta del templo existe una pequeña extensión donde, bajo la sombra de unos pimientos, danzan los bailes religiosos. Dentro está la imagen de la Virgen preparada para ser llevada en procesión. La fiesta termina con la procesión que sube desde el templo al calvario.
Domingo Gómez Parra