Preparación para la reinserción
Durante mayo llamó la atención de la opinión pública la liberación de más de 700 personas condenas desde los distintos penales de la región de Valparaíso, a todos los cuales se les concedió el beneficio de libertad condicional.
Pese a lo llamativo que resultó este hecho, lo cierto es que la libertad condicional es una institución antigua en nuestra legislación y existe en las legislaciones de muchos otros países.
En efecto, es el Decreto Ley 321 -que data del año 1925-, el que establece el beneficio de libertad condicional, para cuya concesión exige como requisitos, en general: cumplir al menos la mitad de la pena o dos tercios de ella para ciertos delitos considerados más graves tales como el homicidio, la violación, el tráfico de drogas; conducta intachable dentro del penal; haber aprendido un oficio y haber asistido a la escuela del penal.
A los condenados a presidio perpetuo calificado se les exige, además, haber cumplido a lo menos 40 años de presidio efectivo para acceder a este beneficio.
Nuestro sistema penitenciario, al igual que el de muchos países occidentales, es un sistema de tipo progresivo, lo cual significa que el penado puede ir recobrando progresivamente su libertad siempre que cumpla con ciertos requisitos, entre ellos la buena conducta. El fundamento de esta progresión es preparar a la persona condenada para su reinserción en la vida libre.
Dentro de este sistema progresivo, se enmarcan los diversos beneficios intrapenitenciarios como las salidas dominicales y de fines de semana, los traslados a centros semi abiertos de educación y trabajo de Gendarmería, siendo la libertad condicional el corolario de todos ellos. Por todo ello, más que un beneficio, se ha sostenido que la libertad condicional es un derecho para aquellos que cumplen los requisitos para su concesión.
Ahora bien, el otorgamiento de la libertad condicional sujeta al beneficiado al cumplimiento de diversas condiciones como la fijación de residencia, presentación periódica ante la autoridad, y no volver a delinquir, cuyo incumplimiento trae aparejada su revocación.
Estudios estadísticos han indicado, que, del total de personas beneficiadas con libertad condicional solo un porcentaje menor reincide, a diferencia de aquellas que han cumplido la totalidad de su condena de manera efectiva en donde el nivel de reincidencia es mucho mayor. Esto demuestra que la libertad condicional es una herramienta útil para la reinserción social.
Stephen Kendall
Abogado Defensoría
Regional