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Diego Vargas, el creador de novelas tipo muñecas rusas

Nació en Temuco, pero publicó su última novela, "La extinción de los coleópteros", en Buenos Aires. Lo tradujeron al francés y ahora recién llega a Chile. Esta es la trama del hombre que escribe por capas. La escritora chilena radicada en Buenos Aires vino a lanzar la novela "El futuro es un lugar extraño", una ficción conmovedora donde a la protagonista, "La Caldini", se le borra la historia de su vida en forma inexplicable.P2-3 En "The get down", Baz Luhrmann, el mismo director de "Moulin Rouge", recrea una ciudad con huelga de recolectores de basura y mucha música disco.P4
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"La extinción de los coleópteros" es el segundo libro de Diego Vargas Gaete. Lo lanzó hace dos años en Argentina, cuando vivía en Buenos Aires. Luego fue traducido al francés y solo hace un mes fue publicado en Chile por la editorial Emecé. Diego Vargas, que nació en Temuco y estudió Derecho, no parece tan interesado por eso. Lo que le interesan son las historias. Y su libro, aunque gira sobre un hecho inicial, está lleno de ellas. Historias de abogados enamorados de estrellas porno, de mujeres que viajan a la luna y que luego quieren ser presidentas, de torturas en un sótano de un colegio en Temuco, de semillas que extinguen insectos y salvan a Etiopía.

-¿Cómo fue publicar en tantos lugares en tan poco tiempo?

-No fue planificado. Todo partió cuando decidí vivir en Buenos Aires un par de años para dedicarme por completo a ser escritor. Allá estudié guión, estuve en un par de talleres y entré a una escuela de escritores. Y fruto de eso hice algunos contactos, me hice más o menos conocido. Lo de Francia, de todas maneras fue una sorpresa.

-¿Cómo nació la idea de dedicarte por completo a ser escritor?

-Partió cuando salí del colegio. Me gustaba leer y uno va decantando el gusto. Ha sido una afición constante que se ha mantenido en el tiempo y que te empieza a atrapar. Hay una frase de Almudena Grandes que dice que el escritor es el lector que atravesó el espejo. Yo creo que es una frase súper bien dicha: de tanto leer, ¿por qué no cruzar ese lado?

-¿Cuáles fueron las lecturas formativas para tomar esa decisión?

-Muchas. De infancia recuerdo "Papelucho en vacaciones", también "Crónicas Marcianas". Y después otras lecturas loquísimas, como Kurt Vonnegut, que puede destrozar una sociedad con humor. Me gusta también John Fante. Él fue para mí quien empezó a analizar la literatura de los padres y de los hijos, como "La hermandad de la uva" o "Al oeste de Roma", riéndose.

-Algo muy notorio en "La extinción de los coleópteros" es lo radical de las traiciones: el esposo que publica la historia secreta de la familia de su mujer, la hija que enjuicia públicamente a la madre. ¿Cómo fue trabajar con eso?

-A mí me gustan los personajes que tengan matices. En esos casos uno no sabe quién es el bueno o el malo, y no puedes juzgarlo de antemano. Ese trabajo me pareció clave para ir conociendo el núcleo de la novela, que es el de un tipo que está dispuesto a todo para revelar un secreto, una verdad.

-Eso recuerda mucho a Faulkner, cuando dice que si un artista tiene que robarle a su madre, no dudará en hacerlo. ¿Funciona para ti también eso como escritor?

-En mi caso no confundo aguas. Creo que el escritor es como un actor. Puede interpretar a muchos personajes y no por eso ser ese mismo personaje.

-¿Cómo fue empezar a trabajar en la estructura de la novela?

-Yo las novelas las veo como una gran muñeca rusa que contiene la historia principal y adentro van apareciendo pequeñas historias cuyo deber es estar ligadas a la historia principal, pero también entretener y tener autonomía. A partir de eso se va fragmentando. En "La extinción de los coleópteros" pasa mucho, pues va de la fundación de Temuco hasta el futuro, entonces la fragmentación se prestaba para eso. En el libro nació así porque sentí que tenía que escribirlo de esa manera.

-¿Cómo fue para ti jugar con las coincidencias en el libro?

-Hay casualidades, estas nunca son para salvarles el pellejo a los personajes, sino para complicarlos. En el cine se ocupa mucho eso: sales de acá, te encuentras un maletín con diez millones de dólares, pero luego sabes que ese maletín es de unos narcotraficantes y así comienza la historia, por decir algo. Yo creo que hay un coqueteo con eso en el libro, un juego que me interesa con la estructura del libro para enganchar al lector, contar una historia interesante, pero entretenida.

-Tú eres de Temuco, ¿te interesaba retratar tu ciudad natal por algo en particular?

-Para mi Temuco es una ciudad absolutamente novelable. Es una ciudad de contrastes, de choque de culturas y también de una vegetación y un clima que generan un ambiente especial. Casualmente es una de las ciudades más noveladas de la narrativa chilena en el último tiempo, y que podrían juntarse (las novelas) para contar una gran historia de Temuco, y aún faltarían muchas más. Yo viví en Temuco, pero la ciudad que yo recuerdo y los datos históricos me parecían insuficientes. Por eso, trato de completar esos espacios en base a ficción.

-Haces clases de escritura para niños y adolescentes, ¿cómo llegaste a eso?

-Fueron las vueltas de la vida. Poco a poco fui a volcándome a ese trabajo. Participo ahora en un proyecto en que se invita a un escritor a trabajar en un colegio durante un año, y también he participado como invitado en el programa "Lee Chile lee". Y lo que he visto es que hay una imaginación desbordante y que los chicos tienen metida la estructura de una historia, ya sea porque leen o porque ven mucho contenido audiovisual y por ahí los puedes conectar. Y la escritura funciona también como una herramienta importante de fomento a la lectura. Es como enseñar fútbol sin dejar que el chico tome la pelota. Cuando ya tienes esa herramienta puedes saltar a ver a otros escritores.

-¿Y cuáles son las debilidades del fomento lector en los adolescentes?

-Creo que hay que aceptar que los chicos puedan entrar por distintos lados a la lectura. Hay sagas, historietas que siempre son puertas de entrada para leer.

-¿Y cómo hace ingreso ahí la tradición literaria?

Leer el Quijote en primero medio me parece complejo, porque está en un lenguaje que es complejo. Entonces, uno ve a un caballero con una armadura y en un mundo que no conoce. Pero hoy en día hay muchos cuentistas que son muy buenos y que puedes darles a los chicos. Los personajes andan en automóvil y toman una bebida, y les gusta una chica, y por lo tanto pueden conectar con su mundo. No estoy diciendo que el Quijote no se lea, pero yo creo que es partir muy alto.


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el escritor Diego vargas gaete es profesor de escritura para niños.


"La extinción de los coleópteros"

Diego Vargas

Editorial Emecé 200 páginas

$12.900


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21 de agosto de 2016

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