Se dice que en gusto no hay nada escrito y además que la moda no incomoda. Así las cosas, hay modas que se imponen sin más ni más, a pesar de que las encontremos incómodas o antiestéticas.
Revisemos algunas. Antes, se llevaban los papeles, carpetas y libros, en portadocumentos o maletines. De estos últimos, los James Bond marcaron toda una época. Hoy se utilizan las mochilas, en las cuales cabe casi todo, muy prácticas, hay que reconocerlo. Sin embargo, quienes las portan aún no se han dado cuenta que su humanidad cambió, porque su espalda se duplicó, ya que les creció una joroba similar a los camellos. Este adminículo causa problemas en ciertos espacios reducidos, como en los ascensores, en los buses, aviones o en pasillos estrechos, donde quienes las portan se dan vuelta despreocupados de quienes están detrás o al lado de ellos, pasándolos a llevar sin contemplación.
Otros casos. Algunos varones utilizan pantalones con el tiro llegándole casi a las rodillas, apreciándoseles unas piernas semejante a los pingüinos. Por otro lado, los pantalones casi se les caen, provocando lo que, parece, es lo único que les interesa mostrar: la marca de calzoncillos, y a veces algo más.
Otra. Hasta hace unos años las orejas de las mujeres eran la exclusiva parte del cuerpo que recibían aros: Hoy los piercing se han apoderado de la nariz, labios, cejas, hasta la lengua e incluso, se dice, de partes más íntimas. Antes, los tatuajes eran utilizados, mayoritariamente, por gente de pueblo con dos propósitos: recordar a la madre fallecida o juramentar un amor eterno. Los diseños eran cruces, corazones o anclas, grabados exclusivamente en los brazos. Actualmente, para algunos, el cuerpo entero es un lienzo dispuesto a recibir todo tipo de grabados.
En mi época, cuando nos caía un gota de aceite al pantalón, nos queríamos cortar las venas y llevarlo rápido a la tintorería, era inevitable, y cuando le hacíamos un piquete, la única solución era recurrir al zurcidor japonés. Ahora mientras más raídos y con hoyos estén los jeans, lucen más in.
En fin, cada tiempo se ha caracterizado por sus modas, a nuestra edad también hubo modas que nuestros mayores rechazaban, como el rock and roll. Es mejor que cada uno se quede con lo suyo.
Carlos Tarragó
Presidente de Proa