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Winétt de Rokha

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En la bullente inquietud de nuestra poesía, el nombre claro y austero de Winétt de Rokha poseía caracteres de veta sacra, donde el resplandor de la imagen cabal, de la inteligencia vivísima colocaban su matiz de encantamiento. Era un poeta de fuerza original, con oleajes de lava intuitiva que la alejaban de los dominios de la oratoria banal, de endemoniada de alcoba, para tornarla en mujer de responsabilidad poética depurada y esencial.

La recuerdo con su hermosa cabeza de plata chilena, brillando en plenitud; la recuerdo con su aristocracia de fruta y de nimbo, llena de aquella secreta gracia y señorío que la volvían como efigie palpitante del hechizo humano; la recuerdo con su lenta jerarquía, modulando, en paladeo de conjuro, las palabras y los sueños; y ahora, desde este Antofagasta de su adolescencia, quiero evocarla para que mis pobres sílabas se ensangrienten en su honor y resplandezcan al paso de su fantasma.

La poesía de la mujer americana se resiente de balbuceo y novela biológica desesperada; la estimaron conducto para desahogar fiebres y no cauce para madurar el ser. Winétt fue, tal vez, la única mujer en nuestro idioma que no confundió el rito terrible de la Poesía y le dedicó su verbo no para servirse de ella, sino que para honrarla y engrandecerla con dicción armoniosa, digna y sugestiva; su oratoria fue siempre femenina, nunca se rebajó a triquiñuela menor de mujer, a menester de hembra que se desnude ante el espejo del poema para conmover al hombre en su vuelo de eternidades. Winétt de Rokha comprendió los deberes de la Poesía, los puramente poéticos y los morales que apareja, y vivió un bello periplo impar en el idioma.

Su muerte es luto para llorar no con ojos de espectador de su drama, sino que con entraña de hermano. La lloramos y la sentimos en el cénit de su autenticidad creadora. La Poesía se duele de su ausencia y en Chile su nombre y su obra tienen ya la luz perdurable de los verdaderos vencedores de la Vida, la Muerte y la Poesía.

NdeR. Winétt falleció el 7 de agosto de 1951.

Andrés Sabella,

"El Abecé", 1951.

Los creadores de "Stranger Things" comentan el fenómeno del momento

FICCIÓN. Los hermanos Duffer están detrás de la serie exitoso de Netflix que trae de vuelta a la pantalla chica las historias de ciencia ficción de los 80.
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Carolina Collins

El culto por los 80 es algo que ha sido explorado en el cine y en la televisión últimamente. Y es que quienes entonces eran niños que se maravillaban con el trabajo de Steven Spielberg y soñaban con una aventura como la de "Los Goonies", hoy son adultos.

Ese es el caso de los hermanos Matt y Ross Duffer, los creadores de la serie de culto de la temporada, "Stranger things". Nacidos en 1984, habían colaborado con M. Night Shyamalan para "Wayward Pines" y dirigido la cinta de ciencia ficción "Hidden" (2015), protagonizada por Alexander Skarsgård. Pero dieron la gran sorpresa con el nuevo fenómeno televisivo.

Estrenada el pasado 15 de julio, la producción original de Netflix es un thriller de ciencia ficción que es una carta de amor a los 80 y a los realizadores que crearon la estética y el imaginario de esa década.

Tal como sus referentes ochenteros, los hermanos Duffer eligieron a un grupo de niños para protagonizar esta historia, que comienza cuando Will, un niño sensible y muy inteligente, desaparece misteriosamente. Sus amigos, Mike (Finn Wolfhard), Dustin (Gaten Matarazzo) y Lucas (Caleb McLaughlin) comienzan una búsqueda en la que conocen a Eleven (Millie Bobby Brown), una misteriosa niña de cabeza rapada que tiene habilidades telequinéticas.

En paralelo la mamá de Will, Joyce Byers (Winona Ryder), su hijo mayor, Jonathan (Charlie Heaton) , y el jefe de la policía, Jim Hooper (David Harbour), comienzan a sospechar que la desaparición del niño podría no tener una explicación lógica.

Personajes entrañables

Los hermanos Duffer revelan que los personajes interpretados por los niños "no eran lo que habíamos escrito en el primer piloto". "Hay tantos niños allá afuera que pueden actuar a este nivel, que una vez que los encontramos fue como 'estos son los niños' y ajustamos los personajes y los diálogos para que encajaran en la energía y la voz de estos niños" , cuentan.

Un buen ejemplo es Finn Wolfhard, que interpreta al carismático Mike. Los Duffer cuentan que habían escrito un personaje mucho más parecido a Mikey, el protagonista de "Los Goonies", "un niño muy calmado y soñador". "Finn es muy saltarín, habla muy muy rápido, así que trabajamos el personaje para que fuera más así", explican.

Los mismo pasó con Gaten Matarazzo, que en la serie es Dustin. "Hicimos que Dustin fuera más como Gayton, porque él era un niño mucho más interesante", comentan.

Y es ahí donde está el corazón de "Stranger things", que siendo un homenaje declarado a los 80, ha logrado cautivar al público con una historia que encanta por el carisma de sus niños.

Los hermanos cuentan que a pesar de que la serie es un tributo, la idea original de "Stranger things" no comenzó por ahí. "No pensamos demasiado en eso", aseguran.

"Estábamos hablando de los experimentos bizarros que habíamos escuchado que pasaron durante la guerra fría" y fue entonces cuando se dieron cuenta que ese tiempo coincidía con los años en que fueron hechas sus películas favoritas, como "E.T.", "Indiana Jones" y "Los Goonies". "Eso combinó las dos ideas", dicen.

"Pensamos que era cool poder rendir homenaje a nuestras películas favoritas y que esas películas no sólo se relacionan con nosotros, sino con millones de personas. Y nos pareció que no estábamos viendo tanto ese tipo de historias en pantalla, así que queríamos traerlas de vuelta", agregan y esperan que el amor que ellos sienten por ese cine guíe a los niños de hoy a esas películas que "están tan bien hechas que no mueren".

es el año de nacimiento de los gemelos Matt y Ross Duffer, creadores de "Stranger Things" de Netflix. 1984

capítulos tiene la primera temporada de la serie, que aún no ha sido confirmada por una segunda. 8