A propósito de Mejillones
Al revisar las líneas que escribimos en el texto de Pedro Rojas Herrera, "Manos de Ferroviario. Mejillones, pueblo que nace entre rieles", nos encontramos con algunos hombres extranjeros que mantuvieron directa relación con las actividades comerciales de nuestra zona y que nos parece lícito difundir.
Así, del bogotano Evaristo A. Soublette, se reconoce que durante varios años fue gerente de la Compañía de Salitres y Ferrocarriles de Antofagasta; no disponemos de fechas, solo sabemos que nació en 1828.
También de un inglés nacido en el puerto de Liverpool en 1810, Carlos Swinburn y que caminó por nuestro país hacia 1835; trabajó en la casa comercial Meyers y Swinburn y luego en Meyers Bland.
Él era jefe de dicha despachadora establecida en Valparaíso. Es el primero que reconoció la importancia del guano mineral e hizo el primer envío a Europa de este abono que ha llegado a ser una de las más grandes riquezas naturales de América.
Como tercer ciudadano, el francés Carlos Vatier, cuyo empleo fue ser representante de los accionistas connacionales suyos, en el valioso mineral de Huanchaca. Respecto de fechas, sólo se sabe que escribió un texto sobre La Metalurgia del Hierro en Chile, en 1894. La fuente se encuentra en el Diccionario Biográfico de Estranjeros en Chile, de Pedro Pablo Figueroa, 1900.
Pero debemos empezar a cerrar nuestro lateral comentario y citar al escritor nacional Guillermo Blanco, con un pequeño texto: "Un viaje hacia otros caminos", 1992, que lo inicia con la onomatopeya del: "Tracatrac, tracatrac, tracatrac": el ritmo penetra hasta su subconsciente, y va reanimando ahí ecos, ruidos afines o, aun, quejas, risas; igual que antes. Tracatrac, tracatrac: "Ya vendrá, ya vendrá…"
Sin proponérselo empieza uno de sus viejos juegos: el de ir poniendo palabras a lo que dice la marcha del tren… No es nuestra intención "poner palabras" por poner, sino, entusiasmar al lector en esta vida de un pueblo ligado al desplazarse de un tren.
Sergio Gaytán M.