"¡El dopaje frena a Rusia!"
Aberto
Pescio
comentarista
deportivo
Cuando el año pasado un reportaje de la TV alemana destapaba el caso de un sistema de dopaje encubierto de atletas de elite rusos, se abrió la caja de pandora. La Agencia Mundial de Antidopaje recomendó enseguida la suspensión de ese país a los JJ.OO. de Río de Janeiro 2016 por no cumplir con los protocolos establecidos en el Código Mundial de Antidopaje.
La utilización de sustancias prohibidas usadas por sus deportistas en competiciones internacionales involucraba incluso al gobierno de ese país, situación que lógicamente fue negada sistemáticamente por los acusados. Hoy, la situación se ha visto enrarecida por la salida a escena del COI en la cual "invita o recomienda" que las federaciones de cada deporte decida si sanciona a no a los rusos. De momento solo la federación de atletismo ha aplicado una sanción de un año, siendo la sanción más dura en la historia de este organismo.
En pocas palabras, el COI se ha lavado las manos y ha aplicado una medida que según los expertos tendía más bien a dejar contentos a todos. No es la primera vez que un país se ve vetado a participar en el más grande evento deportivo a nivel mundial, como son unos JJ.OO.. En 1948 no se permitió la participación de Alemania y Japón ¡Eran los perdedores de la segunda guerra mundial! En la época de la llamada 'Guerra Fría', la participación deportiva constituyó una cuestión de estado para los rusos y americanos. Fue usada como arma política. En 1964 el COI vetó a Sudáfrica por el apartheid. En Rusia 1980, los americanos no asistieron en protesta por la invasión rusa a Afganistán, y en EE.UU. 1984 los rusos y sus aliados no asistieron en revancha por el anterior veto americano. Solo en Barcelona 1992 se vuelve a la normalidad y asisten la mayoría de los países.
Nos ponemos en el papel del deportista que suele ser el eslabón más débil de este puzzle, en donde las presiones por ganar es el único objetivo, los intereses económicos que genera estar en la cúspide y la intromisión de la política como arma de poder. ¿Y el famoso espíritu olímpico? ¡Olvídelo! ¡Ud ha venido a ganar! ¡Y ahora tómese esta pastillita!