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"Rodolfo Walsh. Periodista, escritor y revolucionario"

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El 18 de diciembre de 1956, seis meses después de aquel fallido intento de insurrección, Walsh jugaba al ajedrez y bebía cerveza con Enrique Dillon en su habitual café cuando su amigo le puso una bomba sobre la mesa: "Hay un fusilado que vive". Estas cinco palabras marcaron el comienzo de un largo viaje que Walsh habría de describir en el prólogo de la tercera edición de Operación Masacre.

La primera noticia sobre los fusilamientos clandestinos de junio de 1956 me llegó en forma casual, a fines de ese año, en un café de La Plata donde se jugaba al ajedrez, se hablaba más de Keres o Nimzovitch que de Aramburu y Rojas, y la única maniobra militar que gozaba de algún renombre era el ataque a la bayoneta de Schlechter en la apertura siciliana.

En ese mismo lugar, seis meses antes, nos había sorprendido una medianoche el cercano tiroteo con que empezó el asalto al comando de la segunda división y al departamento de policía, en la fracasada revolución de Valle. Recuerdo cómo salimos en tropel, los jugadores de ajedrez, los jugadores de codillo y los parroquianos ocasionales, para ver qué festejo era ese, y cómo a medida que nos acercábamos a la plaza San Martín nos íbamos poniendo más serios y éramos cada vez menos, y al fin cuando crucé la plaza, me vi solo, y cuando entré a la estación de ómnibus ya fuimos de nuevo unos cuantos, inclusive un negrito con uniforme de vigilante que se había parapetado detrás de unas gomas y decía que, revolución o no, a él no le iban a quitar el arma, que era un notable Mauser del año 1901.

[…]

Tampoco olvido que, pegado a la persiana, oí morir a un conscripto en la calle y ese hombre no dijo: "Viva la patria", sino que dijo: "No me dejen solo, hijos de puta". Después no quiero recordar más, ni la voz del locutor en la madrugada anunciando que dieciocho civiles han sido ejecutados en Lanús, ni la ola de sangre que anega al país hasta la muerte de Valle. Tengo demasiado para una sola noche. Valle no me interesa. Perón no me interesa, la revolución no me interesa. ¿Puedo volver al ajedrez?

Puedo. Al ajedrez y a la literatura fantástica que leo, a los cuentos policiales que escribo, a la novela "seria" que planeo para dentro de algunos años, y a otras cosas que hago para ganarme la vida y que llamo periodismo, aunque no es periodismo. La violencia me ha salpicado las paredes, en las ventanas hay agujeros de balas, he visto un coche agujereado y adentro un hombre con los sesos al aire, pero es solamente el azar lo que me ha puesto eso ante los ojos. Pudo ocurrir a cien kilómetros, pudo ocurrir cuando yo no estaba. Seis meses más tarde, una noche asfixiante de verano, frente a un vaso de cerveza, un hombre me dice:

-Hay un fusilado que vive.

No sé qué es lo que consigue atraerme en esa historia difusa, lejana, erizada de improbabilidades. No sé por qué pido hablar con ese hombre, por qué estoy hablando con Juan Livraga.

Pero después sé. Miro esa cara, el agujero en la mejilla, el agujero más grande en la garganta, la boca quebrada y los ojos opacos donde se ha quedado flotando una sombra de muerte. Me siento insultado, como me sentí sin saberlo cuando oí aquel grito desgarrador detrás de la persiana.

Livraga me cuenta su historia increíble; la creo en el acto.

Walsh se movió rápidamente. Al día siguiente se encontró con Jorge Doglia, que había sido jefe de la División Judicial de la policía de Buenos Aires y luego fue despedido por denunciar públicamente los arrestos ilegales y la tortura sistemática ordenada por el jefe de policía de la ciudad. Un día más tarde, Doglia le presentó a Máximo von Kotsch, el abogado de Livraga, que le dio una copia del expediente. El 23 de diciembre, cinco días después de enterarse del caso, Propósitos, un diario semanal propiedad de Leonidas Barletta, publicó la declaración de Livraga. Su declaración aparecía sólo acompañada por el sugerente título de Walsh: "Castigo a los culpables". Había empezado la campaña en la prensa. Propósitos era un diario popular y progresista con una circulación de cien mil ejemplares. Barletta era un intelectual conocido, crítico de Perón pero admirador de Evita, opositor a los golpes militares y a la entrega de los recursos naturales.

Así nace aquella investigación, este libro. La larga noche del 9 de junio vuelve sobre mí, por segunda vez me saca de «las suaves, tranquilas estaciones». Ahora, durante casi un año no pensaré en otra cosa...

Michael McCaughan

LOM 258 páginas

$12.000

Cuestionan pensión solicitada por oficial de Gendarmería

CONTROVERSIA. Subdirector (r) tramitó por más de $5.000.000 mensaules.
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La solicitud de un subdirector en retiro de Gendarmería, quien tramitó el pago de una pensión de $5.023.632 mensuales a la Dirección de Previsión de carabineros (Dipreca), causó controversia entre los oficiales de la rama, ya que el monto superaría en casi $2.000.000. lo que reciben normalmente uniformados de este rango en las Fuerzas Armadas.

Según consignó ayer El Mercurio, otros tres coroneles, el más alto rango en el caso de Gendarmería, pidieron jubilarse por $4.929.229, $ 4.657.791 y $4.401.441, respectivamente.

La Asociación de Suboficiales y Gendarmes (Ansog) cuestionó la solicitud presentada. "Se llega a esas cifras, porque cuando algunos altos oficiales están pronto a la jubilación, se comienza, al parecer, a usar esta asignación crítica para eso; y no para los fines que establece la ley", sostuvo el presidente de la entidad, Joe González, en declaraciones a Emol.

El sargento segundo señaló al citado medio que "hay que hacer una investigación bien profunda respecto de cómo se llaga a esto. Es decir, si estas asignaciones corresponden o no. Tenemos conocimientos claros de que éstas se aumentan indiscriminadamente", ya que "estas asignaciones alcanzan hasta los $1,6 millones".

Se espera que este martes se realice una sesión especial en la Cámara de Diputados. El diputado Fuad Chahín (DC) indicó en el oficio a la mesa del Congreso que hay que revisar "las alteraciones a los derechos provisionales de los gendarmes", ya que "podrían constituir vulneración a sus derechos previsionales".

En la información citada por El Mercurio, el sargento Joe González subrayó que "se ha ido pesquisando en el último tiempo una mala distribución o mal uso de algunas asignaciones que podrían haber abultado jubilaciones en la planta de oficiales. Creemos que esto es bastante grave, y no debería ocurrir".

En ese sentido, el comandante y presidente de la asociación nacional de oficiales de Gendarmería, Alberto Figueroa, planteó que "ha habido algunas pensiones abultadas (...) que dicen relación con las asignaciones que hayan recibido al momento de irse jubilados".

"Va a depender del cargo del oficial, si está en un cargo de responsabilidad o de confianza, una asignación que puede aumentar su sueldo respecto de otros oficiales", agregó Figueroa al citado diario.

Según Capredena, un comandante en jefe de cualquier rama de las FF.AA., dada la cantidad de años de servicio -que muchas veces superan los 30- pueden seguir recibiendo su última renta como pensión, la que en promedio bordea los $3.300.000.

Ese secreto llamado Rodolfo Walsh

"Rodolfo Walsh. Periodista, escritor y revolucionario. 1927-1977", del irlandés Michael McCaughan, es la primera biografía total del periodista y escritor argentino. Acá, McCaughan habla de su intento por perfilar a Walsh como un personaje de carne y hueso, "imperfecto, valiente y sin fin".
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Rodolfo Walsh, en la foto, aún no es reconocido como pieza central del "nuevo periodismo", dice su biógrafo michael mccaughan.

"Hay un fusilado que vive", le dijeron a Rodolfo Walsh. De inmediato, algo hizo cortocircuito en él. Esa frase, dicha por un parroquiano de un bar que frecuentaba en La Plata, se convirtió en el germen de "Operación masacre" (1957), el libro que se adelantó ocho años a la publicación de "A sangre fría" (1965) de Truman Capote e inauguró el llamado "Nuevo periodismo".

La historia era increíble: el 9 y 10 de junio de 1956 nueve civiles fueron detenidos y fusilados en un basural. Habían sido acusados injustamente de estar implicados en la rebelión militar del general Juan José Valle contra la dictadura del general Pedro Eugenio Aramburu. Cinco de ellos murieron. Walsh olfateó que esa noticia cambiaría su vida y su carrera periodística. "Esta es la historia que escribo en caliente y de un tirón, para que no me ganen de mano", escribió en el prólogo de la primera edición.

La extensa obra del escritor y periodista -desde sus cuentos y sus textos de dramaturgia hasta sus trabajos periodísticos y políticos-, se ganó un espacio central en la literatura latinoamericana y excedió con creces la sombra de "Operación masacre". Su corpus literario es tan convulso como los tiempos que le tocó vivir. Contradictorio y sin fin. Aunque también injustamente desconocida fuera de Argentina. En esa dirección, "Rodolfo Walsh. Periodista, escritor y revolucionario. 1927-1977" (2015), del periodista y escritor irlandés Michael McCaughan, traducida y publicada recientemente por LOM, es la primera biografía integral del escritor argentino y podría leerse como una ceremonia de iniciación para quienes no conocen la figura del autor del cuento "Esa mujer".

La investigación de McCaughan logra tener las voces de casi todas las personas que rodearon a Walsh en los momentos más decisivos, desde sus hermanos y su hija Patricia, pasando por su última compañera Lilia Ferreyra, hasta amigos en la literatura y compañeros de militancia. Así, la biografía recorre sin desvíos, intercalando fragmentos de sus libros de ficción, no ficción y declaraciones políticas y periodísticas, los hitos que han formado el mito de Walsh: su infancia en la ciudad argentina Choele Choel, los colegios irlandeses, sus inicios en Buenos Aires como traductor y corrector de pruebas, los cuentos policiales, sus mujeres, la no ficción como armamento periodístico y político, su paso por Cuba en Prensa Latina y su militancia, la bisagra en donde su vida literaria se ve relegada para dar paso a su compromiso.

Es quizás en este punto del libro, cuando la vida de Walsh se comienza a proyectar épicamente, en que el relato se vuelve más monótono y desiste en su afán por escarbar en su leyenda hasta desmontarla. Aún así, la biografía relata con la misma minuciosidad de los capítulos anteriores su paso por el diario "Noticias", la CGT de los argentinos, la agencia ANCLA, su tránsito -y diferencias- en Montoneros, la clandestinidad, la muerte de su hija Victoria y la emboscada de un grupo de tareas de la Armada Argentina que lo asesinó y luego hizo desaparecer su cuerpo.

"Es difícil mantener una sana distancia con una figura tan comprometida y melancólica como la de Walsh. Su vida fue un gran delirio y tienes que entrar al espíritu de ese delirio para hacerle justicia. Traté de mantener a Walsh fuera de pedestales y tronos. Quería un personaje de carne y hueso, imperfecto, valiente, intrigante y sin fin", dice McCaughan.

-¿Cuánto tiempo estudiaste la figura de Rodolfo Walsh antes de ponerte a escribir su biografía?

-Las dos cosas pasaron casi simultáneamente. Leí "Operación masacre", me encantó, y decidí traducir su trabajo y presentar una antología entrecruzando todos los géneros que él exploró. Iba a escribir una introducción sobre la vida de Rodolfo. Tan pronto como comencé a escarbar en ella, sentí que ésta era su mejor obra, la de mayor importancia.

-¿Buscaste referencias en biografías de escritores para escribir "Rodolfo Walsh. Periodista, escritor y revolucionario 1927-1977"? ¿Usaste alguna? ¿Cuáles fueron tus favoritas?

-Leí todo lo que pude tener en mi manos. Obviamente el trabajo de Enrique Arrosagaray, Eduardo Jozami, Eleonora Bertranou, Ana María Amar Sánchez, Natalia Vinelli y muchos más. Luego, pasó el tiempo y los detalles seguían apareciendo. Lo sentí como un trabajo de detective o trabajo forense. Aprendí mucho sobre la época a partir de los tres tomos de "La Voluntad. Una historia de la militancia revolucionaria en la Argentina" (1997), aunque las entrevistas que yo hice son la pieza fundacional de mi libro.

-¿Cómo hiciste para ordenar la enorme cantidad de material con la que trabajaste?

-Fue muy difícil. Había planeado dividir el libro en periodos de diez años: 1927, 1937 y 1947. Luego caí en la idea de escribir un inicio con una reconstrucción ficcionada del asesinato de Walsh (evitando totalmente la narrativa lineal) para luego volver al principio en Choele Choel.

-¿Hay alguna clave que hayas encontrado a la hora de seleccionar lo que es citable y lo que no?

-Es un proceso muy subjetivo. Traté de habitar a Walsh lo mejor que pude. Rastrear sus pasos, conocer su círculo de amigos, ir a los lugares a los que él fue y esperar que las frases se seleccionaran por sí mismas.

-¿Por qué Rodolfo Walsh todavía se mantiene como una especie de secreto fuera de Argentina?

-Sospecho que es una mezcla de lo siguiente: Walsh escribía en español, no en inglés, y no gastó mucho tiempo en construirse una carrera literaria. No lo traducían en esa época, ni tampoco él gastaba mucho tiempo mezclándose con otros escritores, fuera de un par de visitas a Cuba y su propio círculo en Buenos Aires.

-¿Crees que Walsh ha recibido el reconocimiento suficiente como pieza central del "Nuevo periodismo"?

-Él aún no es reconocido, ni siquiera en América Latina. Pero, ¿qué sería la "cantidad correcta"? ¿Estatus? ¿Premios? Es genial que "Operación masacre" se haya publicado en inglés finalmente: fue el libro de la semana en la BBC Radio 4, leído en directo. Se nombró un premio en su honor en Gijón, España. Aunque pareciera que todo el reconocimiento está en Argentina. Creo que Walsh no estaría muy preocupado por eso.

-La izquierda revolucionaria latinoamericana denotaba cierto antiintelectualismo. "La revolución no se escribe, se hace", dijo alguna vez el Che Guevara. El mismo Walsh comentaba que más que escribir los hechos de esos días, había que producirlos. Aún así, siempre se quejaba por no tener tiempo para leer o escribir ficción. ¿Cómo crees que llevaba Walsh esta fricción entre la militancia revolucionaria y su vida como escritor?

-Pienso que esa frase sobre "hacer, no escribir", se refiere a la coyuntura de finales de los sesenta e inicios de los setenta: un escritor, un plomero, un campesino, podrían estar mejor dejando de lado sus metas creativas y dedicándose ellos mismos a hacer la revolución. Walsh sufrió terriblemente este dilema, prácticamente todos los días, constantemente dividido entre la silenciosa confianza de que él tenía a los libros en su interior, esperando ser escritor, pero sabiendo que la gente luchaba todos los días a su alrededor y él también sabía que tenía algo especial que ofrecer a esa lucha.

-¿Hubo algún momento en el que Rodolfo Walsh vivió realmente tranquilo, solamente escribiendo?

-Brevemente, en la ciudad de Tigre, en 1964 o 1965. Quizás, incluso, un poco antes y un poco después de eso, cuando recibía mensualmente dinero del editor de Ediciones de la Flor, Jorge Álvarez, por la novela que nunca terminó.

-La dirigencia de Montoneros apelaba a una mística abstracta en torno a la lucha armada, a ratos muy alejada de la realidad y con decisiones más voluntaristas que apegadas a cierto rigor científico o teórico. A pesar de disentir con muchas órdenes, Walsh decía que sus críticas eran parte de un "diálogo interno". ¿Por qué crees que nunca rompió con Montoneros?

-Porque su vida, y la vida de sus más cercanos, especialmente la de su hija Victoria, estaba muy ligada a las ideas de la época. Para ellos eso significaba la vida, así que siempre fue reacio a una ruptura. Cuando, por ejemplo, Montoneros casi logra asesinar a la Junta de Gobierno completa, probablemente Walsh estaba pensando en que iba a darse una reorganización mayor, un golpe de suerte, cualquier cosa que lograra romper la parálisis del terror y la terrible posibilidad de darse cuenta de que todo había sido en vano.

-¿Por qué se hace tan difícil separar al mártir del escritor vivo?

-Porque nos gusta la idea de un mártir noble y desinteresado, que no termine como "todos los otros". En un momento histórico complicado algunos se unieron a partidos, buscaron elecciones, empezaron un negocio o permanecieron autónomos y críticos. Es sabio morir joven, por el legado.

-El periodista Daniel Titinger -que escribió "Un hombre flaco" (2014), un retrato del escritor peruano Julio Ramón Ribeyro- ha dicho que escribir un libro es ponerle punto final a una obsesión sin fin. ¿Qué te pasa a ti con Walsh?

-Exactamente eso es. No quería que el viaje hacia Rodolfo terminara, lo disfruté mucho. Pero la obsesión no termina: se vuelve menos intensa pero sigue ahí.

-¿Cuál será tu relación personal con Rodolfo Walsh ahora, después de tanto tiempo consagrado a su persona y a su literatura?

-Para mí, Walsh es como el hermano mayor sabio que te cuida. Un punto de referencia. Me suelo preguntar constantemente: ¿qué haría Rodolfo en este caso? Desearía que hubiese tenido más tiempo para desarrollar todas las posibilidades personales y políticas que existían. Pero él es también, como dirían los zapatistas, "puro viento", así que las semillas fueron repartidas por todos lados y su presencia permanece.

"Traté de habitar a Walsh lo mejor que pude. Rastrear sus pasos, conocer su círculo de amigos, ir a los lugares a los que él fue".

La CUT califica como "triunfo" el veto a la reforma laboral

INICIATIVA. Mientras la multigremial y personeros de la Nueva Mayoría criticaron la postura de la oposición, la UDI acusó a la agrupación de presionar al Gobierno.
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Pamela De Vicenzi

Reacciones dispares generó el anuncio que realizó el Gobierno de tramitar el veto presidencial a la reforma laboral. De ser aprobada esta atribución, la iniciativa será promulgada sin la titularidad sindical, uno de los puntos que fue impugnado por el Tribunal Constitucional (TC).

Con esto, el Ejecutivo descartó una reforma constitucional, ya que no contaba con los votos necesarios para realizar cambios a la Carta Magna debido a una falta de acuerdo con la oposición.

La presidenta de la CUT, Bárbara Figueroa, insistió ayer en que esta decisión constituye un avance en materia laboral y que este "es un beneficio, o triunfo, para los chilenos y chilenas". "Más que una victoria o una derrota, es un avance sustantivo para mejores relaciones laborales y por sobretodo para que Chile avance en mayor equidad y justicia social", sostuvo la dirigenta.

También cuestionó a la oposición por la falta de apoyo para un cambio constitucional. "Aquí quienes generaron el cuadro de incertidumbre fue el mundo de oposición y eso obviamente iba a implicar cambios hoy día en el proyecto".

Respecto del veto, el presidente del Partido Comunista, Guillermo Teillier, expresó que "estamos conformes con lo que la Presidenta ha determinado".

"La ley, a pesar de que el Tribunal Constitucional rechazó la titularidad sindical, significa un avance. Por lo menos van a tener derecho a huelga sin reemplazo y tendrán un piso para negociar", añadió.

En tanto, el presidente de la Cámara de Diputados, Osvaldo Andrade (PS), señaló que el veto tendrá una tramitación fácil y criticó la "estrechez y pequeñez" de sus detractores.

"La derecha y el empresariado perdió una gran oportunidad de que existieran en Chile pactos de estabilidad, que pena, qué estrechez, qué pequeñez", subrayó Andrade.

El parlamentario agregó que se necesita un tercio para aprobar la iniciativa. "Si lo que quieren es certeza, vamos a aprobar los vetos y vamos a promulgar la ley tal cual como quedó ¿Eso querían? Así va a ser", remarcó el titular de la Cámara Baja.

Críticas de la udi

Desde la oposición, la UDI reiteró sus críticas en contra del veto e insistió en que primó la opinión del PC y la CUT, apartando a los "sensatos" del oficialismo.

"El área más sensata del Gobierno, que está representado básicamente por el ministro (Rodrigo) Valdés, por el exministro (Jorge) Burgos y por el ministro (Nicolás) Eyzaguirre, desgraciadamente perdieron esta batalla", afirmó el diputado gremialista y miembro de la comisión de Trabajo, Felipe de Mussy, citado por Cooperativa.

El legislador agregó que "al final, hoy en día hay que entender que esto se da posterior a negociaciones internas entre el Gobierno y la CUT por el salario mínimo y probablemente ahí la CUT volvió a presionar. Y este Gobierno yo creo que al final sucumbe frente a la CUT".

"mala reforma"

Tras el anuncio del Gobierno, sectores del empresariado lamentaron esta determinación. La Sociedad de Fomento Fabril (Sofofa) calificó como un error la eliminación de los pactos de adaptabilidad y sentenció que "este proyecto sigue siendo una mala reforma".

"Creemos que esta reforma será un retroceso, pues no atiende las necesidades del Chile actual y sus desafíos futuros", señaló a su vez la Sociedad Nacional de Agricultura (SNA).

Veto presidencial

Aprobación De confirmarse el veto, la reforma será promulgada sin titularidad sindical ni pactos de adaptabilidad.

Posturas La CUT valoró el avance alcanzado. Mientras, la oposición y el empresariado rechazaron la iniciativa.

Votos Según el presidente de la Cámara, Osvaldo Andrade, el veto requiere de un tercio de los votos para su aprobación.