Hace ya un cuarto de siglo se registró una de las peores tragedias que recuerde Antofagasta. La madrugada del martes 18 de junio, después de intensas lluvias, se desataron seis aluviones que dejaron 92 víctimas fatales y 16 desaparecidos.

Tres horas de llovizna completaron 45 milímetros de agua caída en un solo día, registro inusual en una ciudad donde lo normal son 1,7 mm anuales. La magnitud queda en mayor evidencia si se compara con las lluvias del 25 de marzo de 2015, cuando cayeron 24,4 milímetros en un lapso mucho mayor.

Así se puede cuantificar mucho mejor la enorme destrucción vivida. Entonces los daños materiales fueron estimados en 70 millones de dólares, considerando 2 mil 464 viviendas afectadas, 493 de las cuales resultaron completamente destruidas.

Situación especial se dio en la Villa El Salto, uno de los sectores más afectados por el aluvión. En el sector ubicado junto a la salida de la ciudad hacia Calama, los deudos aún lloran los 40 muertos que el fenómeno dejó en dicha población.

Desde entonces, y para evitar nuevas tragedias, se hicieron una serie de obras de mitigación en varias quebradas de la capital regional, aunque no en todas las que presentan peligro.

Al tiempo debe decirse que el trabajo del gobierno en la materia ha sido, al menos, inconstante. Sobresale la labor realizada por el exintendente Jorge Molina, quien hizo enormes esfuerzos. Durante su gestión se ejecutaron obras que muchos no comprendieron o consideraron innecesario, en tanto la zona enfrenta lluvias de esa magnitud en lapso de décadas. Pero con las lluvias del año pasado, que no provocaron víctimas fatales, ni daños de consideración, fue relevado que se trató de una inversión necesaria y útil.

En la actualidad, el intendente Valentín Volta ha retomado la posta, comprometiendo recursos para avanzar con trabajos en la capital regional, Taltal y Tocopilla, lo que es relevante y urgente, porque son vidas las que pueden salvar.

A un cuarto de siglo del fatídico aluvión, no olvidemos los errores y mejoremos todo lo necesario en seguridad de la población.

En la reciente versión de la Cena de Camaradería de la Asociación de Industriales de Antofagasta, quedó de manifiesto la confianza en las buenas intenciones y en los compromisos cumplidos para fortalecer los lazos que unen al sector público y privado con el fuerte propósito de potenciar el desarrollo de la Región de Antofagasta, asumiendo para este fin, de forma transparente y correcta, el rol que cada uno de nosotros tiene en la sociedad y el aporte que ésta nos exige para el bienestar común.

Más que nunca resulta imprescindible que los compromisos sean consumados y no queden sólo en meras ideas o sueños porque nuestra sociedad hoy más que nunca clama no la necesidad sino que la exigencia de volver a creer en el poder sano de la política, las autoridades, en la probidad de los políticos y del mundo privado.

Hace muchos años que Antofagasta tenía deudas históricas, necesitaba con urgencia soluciones a problemas que estancaban nuestro desarrollo urbano, social y por ende de bienestar común. Desde este planteamiento, una ciudad como la nuestra que se potencia como moderna debe hacerse cargo responsablemente de condiciones muy básicas para los habitantes, como por ejemplo, de sus residuos domiciliarios respetando los actuales estándares medioambientales, carencia histórica que hoy sí está siendo solucionada gracias al primer relleno sanitario de Chaqueta Blanca.

Asimismo, otro de los desafíos urbanísticos históricos, sobre el cual estamos trabajando, es la actualización de nuestro Plan Regulador Comunal que nos rige desde el 2001.

La municipalidad ha tenido un rol clave en cuanto a propiciar la consolidación de una ciudad más moderna configurando para esto una plataforma capaz de brindar mejores infraestructuras, espacios públicos, áreas verdes, mejores barrios y mejores calles. Estamos trabajando en preparar una mejor plaza para recibir inversiones y con la capacidad de albergar y atender de mejor manera al recurso humano que se establece y transita por diferentes oportunidades laborales.

Estamos encaminando nuestra ciudad a consolidarse como la gran plataforma de inversiones del norte de Chile y en este desafío, que el municipio está cumpliendo, necesitamos también del compromiso y la sinergia público-privada.

Karen Rojo Venegas

Alcaldesa de Antofagasta

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