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El orgullo de haber sentado un precedente en nuestra ciudad y haber sembrado en tierra fértil

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Antofagastina y amante de mis principios y familia, es que partí hace 24 años la magnífica obra de trabajar en lo que me parecía importante y real, dados los conocimientos personales y la necesidad de que existiera una oportunidad para quienes quisieran optar por una educación técnica profesional del área comercial.

Buscando buenos profesionales y personas para que jóvenes adolescentes tuvieran un espacio más donde educarse con sentido de pertenencia y permanencia, junto a profesionales preparados y calificados para la entrega de herramientas necesarias en la formación técnica y de valores personales.

Es así como nace Lecya, para muchos mi tercer hijo, para mí sobre ese concepto una tremenda pasión por la cual no pararía hasta verle de pantalones largos, lo que traería consigo un sinfín de trabajo, esfuerzo y compromisos permanentes y sin descanso para nadie.

La elaboración de proyectos y tratamientos cuidadosos y equilibrados teniendo como finalidad que cada niño recibiera al término de su jornada escolar un título que les permitiera ser insertos en la vida laboral. Cuidadosa en extremo de los detalles que pudieran hacer la vida de nuestros alumnos y su familia dentro del establecimiento un lugar más grato y productivo, es que no abandoné mi sueño que un día en compañía de personas importantes iniciamos.

Somos un equipo multidisciplinario que vivimos para entregar conocimiento y educación y con eso estamos tranquilos, dadas las altas exigencias y la competitividad de estos momentos en que el saber y el querer es poder. Las aguas estancadas sólo producen un efecto adverso y hay que continuar para obtener los créditos inminentemente necesarios que se requieren para entregar a la familia que ha confiado en nuestra unidad educativa los valores y el profesionalismo técnico que ellos requieren.

A nuestra ciudad un hijo de esta tierra o de otras latitudes que se han sumado en la trayectoria, útiles a lo socialmente aceptado, a nuestro país Chile y a otros continentes donde varios de ellos hoy se desarrollan en diferentes campos, relacionados con la contabilidad y la administración. Hago mención a ello, porque creo importante para muchos saber que nuestros niños, en la mayoría de los casos están ubicados en muy buenos puestos de trabajo y que otros han ingresado a la universidad con éxito, encontrándose hoy bien posesionados en cargos importantes, continuando con lo que desde este espacio creado para ellos aprendieron, es decir, ser profesionales, gentiles y sobre todo personas de bien. Cada vez que les veo por las redes sociales tienen en su profile escrito que han estudiado en el Lecya, situación que una vez más me llena de orgullo.

Gracias a la familia Lecyana, su mística y responsabilidad con la que hicieron que esta idea, se fuera transformando en una tremenda realidad, y a quienes me dieron la posibilidad de pensar y creer que este sueño se podía lograr.

Verónica Huerta Ocayo

Sostenedora LECYA