Unos 4 millones de chilenos y chilenas son hipertensos. Muchos no lo saben. De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), esta enfermedad afecta a unos mil 500 millones de personas en todo el planeta, y se cree que anualmente son más de nueve millones que mueren a causa de enfermedades asociadas a la hipertensión. La OMS cataloga a la hipertensión como uno de los problemas de salud pública más importantes, y capaz de causar cerca del 30% de los fallecimientos en el planeta.
De ahí que es importante hacer conciencia respecto a un mal que puede tener muy pocos síntomas, hasta cuando ya es crítico. Es por eso que en el mundo, cada 17 de mayo se conmemora el Día Internacional de la Hipertensión Arterial, como una manera de tomar en cuenta, especialmente, los factores de riesgo.
La mala alimentación, especialmente el alto consumo de sodio, el sedentarismo, el fumar y el estrés se cuentan como los principales variables que contribuyen a la hipertensión arterial, o presión sobre lo normal en las arterias. La hipertensión puede conducir a infartos, enfermedades cardiovasculares y cerebrovasculares.
Es necesario, entonces, tomar medidas que prevengan el desarrollo de la enfermedad. Medidas que tiene que ver con el autocuidado y observar el desarrollo de conductas y hábitos de riesgo en cada uno de nosotros, a partir de los factores de riesgo de esta enfermedad.
Si bien se trata de un problema de salud pública, el Estado ha realizado esfuerzos por contribuir a fomentar una alimentación sana e informada. La nueva Ley de Rotulado, por ejemplo, es un avance.
Pero parte importante de la responsabilidad es de carácter personal. Evitar el alto consumo de sal y de grasas saturadas, observar el consumo de sodio, dejar de fumar y realizar actividad física es cuestión de decisiones individuales, decisiones que pueden hacer la diferencia entre la salud y la enfermedad, la vida o la muerte.
Es tiempo de tomar en cuenta y con la seriedad que corresponde los efectos que puede tener la hipertensión, efectos que terminan golpeando no sólo a quien la padece, sino también a su entorno más cercano.