El Colegio de Abogados de Antofagasta está próximo a cumplir 50 años de vida gremial, aniversario que también en cierta forma está unido a la creación de la Corte de Apelaciones de nuestra ciudad en 1966, ya que connotados profesionales del Derecho fueron gravitantes en la instalación del tribunal de alzada.

El recuerdo de los abogados Bernardo Julio, Mario Baeza, Ignacio Rodríguez Papic, Leonel Lisboa, entre otros, saltan a la memoria del actual presidente del gremio, Carlos Bonilla Lanas, quien manifestó que gracias a la instalación definitiva de la Corte pudo formarse el primer consejo provincial del colegio.

Bonilla -procurador del Consejo de Defensa del Estado- sin embargo extraña en la actualidad el impulso de los abogados de esa época, que conocían el valor de consolidar el gremio. "Había que ir a la litigar a Iquique, ya que no existía una Corte en Antofagasta. Imagínese si ahora hay problema de traslados, cómo sería en ese entonces recorrer esos 400 kilómetros que nos separan de esa ciudad", comentó.

Sin afiliación

En la actualidad, alrededor de 160 profesionales integran el Colegio de Abogados, pero según Bonilla, por lo menos 400 laboran en la capital regional. "Esto demuestra la falta de interés en participar de las generaciones jóvenes, ya sea por el excesivo individualismo, como por el desconocimiento de la labor gremial, que puede conseguir mejoras en el ejercicio de la profesión", aclaró.

¿Este aumento en el número de abogados sin afiliación gremial implica algún problema en el ejercicio de la profesión?

-Antes de un modo u otro, todos los abogados nos conocíamos. Sabíamos la calidad y aptitud ética de tal o cuál. Ahora se ven muchas caras jóvenes en los tribunales. Los colegios de abogados perdieron el control ético y es ahora una labor de los tribunales. Sin embargo, la Corte muchas veces nos manda quejas en contra de abogados, que no resuelve porque escapa a sus competencias. Si el profesional es asociado, le pedimos un informe y tratamos de arreglar el problema. Pero si no está afiliado, no tenemos nada qué hacer.

¿Cuáles son los reclamos más frecuentes en contra de los abogados que no hacen bien su trabajo?

-A veces son por dineros no rendidos en forma oportuna a sus clientes y también por la falta de diligencia del profesional en la atención de un juicio. Aquí la mayoría de las veces, el cliente siente que el abogado no puso el empeño suficiente para terminar el juicio. Hubo un caso en Tocopilla donde un abogado colegiado no alegó un recurso y tuvo que devolver la mitad de los honorarios cobrados. El problema está en que no tenemos control ético, porque la ley no nos faculta como colegio.

Existe una sobreoferta de servicios legales, incluso hay anuncios que ofrecen divorcios exprés, recursos contra las isapres y demanda laborales en la puerta de la Inspección del Trabajo...

-Hace unos años en la Corte Suprema juraban como máximo 100 o 150 abogados al año. Ahora están jurando sobre 2 mil profesionales. Esto significa que el campo ocupacional sigue siendo el mismo y en definitiva uno ve esos ofertones de servicios legales porque la torta de clientes se reparte entre más comensales. Esto en definitiva deteriora el ejercicio profesional, que debe estar regido por cierta seriedad, que también debe reflejarse en los servicios o asesorías legales.

Calidad

En Antofagasta también creció el número de Escuelas de Derecho. ¿Este incremento va asociado a la calidad profesional de los egresados?

-En estos momentos hay seis universidades que dictan la carrera de Derecho en la ciudad. Las universidades tradicionales (UA y UCN) se han preocupado de tener una buena malla curricular, tiene profesores con magísteres y doctorados. La misma seriedad la he visto en la U. Santo Tomás, con buenos profesores y una malla académica también de calidad. De las restantes escuelas no tengo opinión, no las conozco, pero uno ve en el ejercicio de la profesión cómo baja a veces la calidad de los escritos que se están presentando.

¿Esto implica a veces desconocimiento de las materias en litigio?

-Aquí en el Consejo de Defensa del Estado, a veces demandan al Fisco, pero nos cuesta entender qué es lo que quieren en términos legales. Esto porque los escritos vienen mal señalados en sus fundamentos de Derecho y al final estas demandas tan malas dan más trabajo que las buenas. Esto es preocupante e incluso la Corte Suprema lo ha hecho saber y está en estudio una especie de examen nacional para los egresados.

Una encuesta de la Fundación Paz Ciudadana evidenció un alto temor de los antofagastinos a la delincuencia. ¿Cómo gremio tiene una opinión sobre este fenómeno?

-Efectivamente hay una mayor sensación de inseguridad. Algunos dicen que es por la llegada de extranjeros, pero no le voy a echar la culpa a los inmigrantes, que sería lo más fácil. Lo que pasa es que Antofagasta de 150 mil habitantes pasó a 450 mil en un corto período. Muchas personas arribaron por el boom del cobre, aparecieron los campamentos, y todo este flujo de persona aumentó los delitos menores, como robos y asaltos. Esto crea una sensación de inseguridad, pero aquí todavía no llegan los 'portonazos'. Sin embargo, el sector más inseguro de Antofagasta es el centro, donde incluso los delincuentes marcan a sus víctimas en los bancos.

"Antes de un modo u otro, todos los abogados nos conocíamos. Sabíamos la calidad y aptitud ética de tal o cuál abogado. Ahora se ven muchas caras jóvenes en los tribunales. Los colegios perdieron el control ético de la profesión".