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Restauración de la Casa Abaroa entra en la etapa de diseño

PROYECTO. El proceso tendrá una duración de 22 meses.
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Un importante paso en el proceso de recuperación de la Casa Abaroa, dio a conocer ayer el intendente Valentín Volta, sobre el proyecto que busca habilitar y restaurar la casona, convirtiéndolo en un gran espacio cultural, cuyas dependencias conectarán el Barrio Brasil con la Costanera de Antofagasta.

"Estamos dando inicio a un proyecto muy anhelado para la ciudad y la Región, como un centro cultural que va a recibir a todas las organizaciones, integrando a todas las expresiones artístico-cultural", expresó Volta.

El segundo semestre de este año, el Ministerio de Obras Públicas a través de la Dirección de Arquitectura, iniciará la etapa de diseño de esta iniciativa que tendrá una duración de 22 meses, el cual determinará el costo y características definitivas de la ejecución de las obras de rescate de este inmueble, declarado Monumento Histórico el 2008.

En ese sentido, el director regional de Arquitectura del MOP, Joel Becerra, explicó que el proyecto considera dos aspectos relevantes: "Primero la participación ciudadana en la etapa de Diseño, de tal manera que el programa arquitectónico del uso, sea lo más consensuado posible con los actores culturales de la ciudad, y por otro lado, considera un modelo de gestión, orientado a asegurar el financiamiento mínimo para funcionamiento, mantención y operación del centro. Además, el componente cultural de su uso, tendrá como un pilar fuerte la sala de teatro para una capacidad de 200 espectadores".

Características

La obra consistirá en la recuperación integral del inmueble para habilitarlo como un centro cultural, incorporando áreas y recintos necesarios para el desarrollo de actividades artísticas, tales como salas de ensayo de artes escénicas (danza, teatro y música), estudios de grabación, camarines, salas de exposición de artes visuales, sala de microcine, entre otros recintos complementarios.

Además, el proyecto considera la ampliación de la superficie mediante la construcción de un edificio aledaño que albergará la sala principal de teatro y recintos anexos necesarios para su óptimo funcionamiento, rematando finalmente en la inclusión de una explanada cultural que permitirá vincular al centro y su actividad artística con el paisaje y el espacio urbano circundante.

"Mar Hondo" y "Todavía"

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Aunque distante en el tiempo y diferentes, "Mar Hondo" (1941), del nacido en Taltal y Premio Nacional de Literatura Sady Zañartu y "Todavía" (1981), del iquiqueño Carlos León, ofrecen más de una similitud.

"Mar Hondo" tiene valor testimonial, pues en el entorno geográfico de un niño taltalino (la fecha de nacimiento: 6 de mayo, 1897, consignada para el protagonista, es la que algunos atribuían a Zañartu), se insertan episodios que configuran una muy documentada historia. Ésta, lleva a sus lectores a esa caleta donde el primitivo chango pescador "daba el nombre al paraje por el graznido de los buitres que descendían de los cerros con el estridente Tal tal".

Luego el lector se sitúa en la caleta donde José Antonio Moreno, "El hombre del Cobre", tenía su centro de operaciones mineras y participaba de su habilitación como puerto para beneficio del "gran número de buques que fondea en Taltal para cargar metales".

Con la finalidad de complementar estos hitos, "Mar Hondo" permite que aparezcan figuras auténticas de la vida taltalina: Moreno ("el manco Moreno"); Daniel Oliva Figueroa que al exportar 15.430 quintales de salitre por Taltal, gana "el premio de 20 mil pesos que el Gobierno había estipulado (1879) para el primer chileno que explotase salitre en territorio chileno; Víctor Fabio Zañartu, Juez del Departamento y padre del autor…

Distinta es la obra de Carlos León al centrarse biográficamente en la juventud de un narrador personaje: "mi juventud, de la que aún me nutro dándome una identidad, que dura todavía". Juventud iquiqueña que, con sus intrahistóricos recuerdos, nutre las páginas de esta novela.

"Todavía" en su transcurso, atraviesa el Iquique de los años veinte, hasta iniciada la década siguiente, pues el protagonista emprenderá viaje a Valparaíso en 1932. Veinte años después, sentirá "la irresistible necesidad de regresar a Iquique". Pero todavía pasarán veinticinco años para que recién acontezca el auténtico regreso hasta un aquí y un ahora, respecto de su vida.

Osvaldo Maya C.