Mar de Chile
Poetas y escritores, con su sensibilidad para ver y sentir, han cantado al mar de Chile y al mar de nuestro Norte:
"Mar del norte, hijo del sol, cuya verde entraña se torna nieve espumosa al romperse en los grises acantilados, muro del desierto ubérrimo. Mar rayado por el vuelo negro de los yecos y el pestañeo de las garumas y roto por la daga de las albacoras" (Mariano Latorre)
"El mar, quieto y arrullador, recogía en su cristal los últimos esplendores de la tarde. Nada comparable a esos crepúsculos del Norte, todo transparencia, todo beatitud. Hasta el silencio creciente era una música. Pausadamente llegaban a la caleta las barcas pescadoras; lánguidamente caían las velas a lo largo del mástil y quedaban arrolladas sobre la bota-vara como las ropas a los pies de la mujer que se desnuda" (Víctor Domingo Silva)
"Este es el rudo mar del Norte, el que acaricia/ la soledad de sus desiertos/ Los tejedores de redes están junto a él/ las piernas como rieles perdidos en la arena/Sus manos llevan un ruido seco, de madera presurosa/Las redes tiemblan lo mismo que una marea siniestra/detenida, ahí, para el ojo del cielo…" (Andrés Sabella)
"Aguas abajo, más abajo de la honda y densa zona de tinieblas, el océano vuelve a iluminarse. Una luz dorada brota de gigantescas esponjas, refulgentes y amarillas como soles. Toda clase de plantas y de seres helados viven allí sumidos en esa luz de estío glacial, eterno" (María Luisa Bombal)
"El mar es la patria de todos los soñadores, en todas las vidas en pugna con lo cotidiano, hay un golpe de mareas y es en el surco abierto por los barcos donde fructifican las semillas de los mejores sueños. (…) Es en el mar donde se comprende a plenitud qué pobre cosa es el destino de los hombres y a qué merced está de ese gran poder que dio vida a los dioses y que hoy moldea, a golpes de grandes aventuras, la única raza de hombres aun no dominada por el convencionalismo de nuestras sociedades niveladoras: la raza de los hombres de mar." (Salvador Reyes).
Cecilia Castillo