Una triste reflexión para el 21 de Mayo
El país debe convencerse que sólo unidos podemos avanzar; al tiempo, debe apuntarse que hay grupos que no tienen interés en el diálogo, sino en la destrucción. Tal como lo citó el jefe de Carabineros, "acá no falló la inteligencia policial, al morir un trabajador, el que falla es el país". En esto resulta inquietante el grado de violencia y odio que tienen varios grupos.
Un mensaje directo entregó el general director de Carabineros, Bruno Villalobos, luego de los penosos incidentes registrados este 21 de Mayo en Valparaíso, hechos que incluso dejaron a una persona muerta.
En medio de las manifestaciones, que en aquel momento eran simplemente ataques de encapuchados y delincuentes, Eduardo Lara, un guardia de 71 años, falleció producto de un incendio iniciado con una bomba Molotov.
Villalobos hizo una férrea defensa de la institución, explicando que "nosotros ponemos el pecho a las piedras, las balas, los fierros y al final siempre encuentran un pero", refiriéndose a las críticas que recibe Carabineros ante estas manifestaciones e incidentes.
Pero no se quedó sólo en eso. Hizo una reflexión breve pero profunda respecto al trasfondo y los alcances que tiene hechos de este tipo. "Acá no falló la inteligencia policial, al morir un trabajador, el que falla es el país", dijo y apuntó también al rol que en nuestra sociedad tiene el núcleo fundamental.
"El que falla es el país, las familias que no ejercen su rol de autoridad para frenar a estos individuos que le perdieron el respeto a la vida", afirmó en un comunicado, apuntando a la falta de civismo que en estos momentos se advierte en nuestra sociedad.
Los hechos han puesto nuevamente en el debate las características de las manifestaciones, no respecto al derecho de hacerlo, sino la forma cómo los mismos manifestantes pueden dar a conocer desde sus puntos de vista, hasta su descontento.
Así, nuevamente hay sectores que plantean reponer la prohibición de manifestarse a rostro cubierto, argumentando que la protesta social no debe ser anónima, y ante un anonimato que ha dado paso a la violencia y los desmanes.
Lo ideal es que todas estas expresiones se validen por sí mismas, en base a las ideas, y no por imponer la violencia que, de paso, destruye todo aquello por lo que la sociedad trabaja y lucha. Aún en la cuenta pública de Chile, estos hechos deben llamar a una profunda y transversal reflexión.