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El Hermano Arturo Prat

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Los Hermanos de la Costa llamamos Hermano al Comandante Arturo Prat Chacón, porque Prat fue enganchado en la Eternidad y pasó, en espíritu, a formar parte de nuestras bancadas. Allí, permanece en el puente de mando, junto a los capitanes de nuestras naos, como la pura asistencia de nuestras navegaciones.

Esta es la historia de su enganche. En diciembre de 1969, las naos de Antofagasta y Tocopilla realizamos un zafarrancho en Cobija. Comandaba a la antofagastina, el Hermano Ibar Méndez Trujillo. Convinimos en la más alta de las investiduras la del Héroe de Iquique. Un gran retrato suyo presidió aquel zafarrancho, donde las tripulaciones, de pie, dispararon sus andanadas de honor y repitieron sus orzas, por el nuevo ilustre Hermano.

En la soledad de Cobija, el Comandante Prat recibió la honrada emoción de los que, allí, nos juramentamos, para no declinar jamás nuestra fe en el Mar Chileno: fe de ser fortuna sustancial de la Patria y vehículo de Paz entre los pueblos americanos. Después, en todos los zafarranchos de Mayo, renovamos este fervor y recibimos al Hermano Heroico, aguardándolo con las olas que, desde entonces, canten su nombre.

Miguel Moreno Monroy, uno de los valores de la nueva poesía chilena, no olvida que es maestro. Le habla a Prat:

"Se te echa de menos, Comandante,/en tus otras batallas cotidianas,preparando tus clases, enseñando/en el aula nocturna y matinal al obrero olvidado, al estudiante,/los terrestres y los náuticos deberes, o encerrado, solo, en tu camarote/mientras corren tus ojos por la ley".

Prat es lección permanente de arrojo y desinterés, lección de cómo trabajar, sin medida pequeña, para la Patria y sus hijos. En donde lo condujo la vida, pidiéndole quehacer de patriotismo, estuvo Prat: de la banca escolar a la cubierta de la nave enemiga.

Enseñó a calmar todo el hambre: el del alma y el del cuerpo, para que los chilenos sirviésemos a Chile, en fortaleza total.

Sí Chile es un navío, Prat es la bandera desplegada, viento al viento de conciencia ciudadana y de sacrificio mayor.

Andrés Sabella, 1980

Sociedad Helénica celebra 100 años de existencia con libro histórico

ANIVERSARIO. "Griegos en el Norte de Chile" se llama el texto escrito por Aída Santelices Kostópulos, en conmemoración del centenario de la colectividad en nuestro país.
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Con el lanzamiento del libro "Griegos en el Norte de Chile", la Colectividad Helénica comienza la celebración de sus 100 años de existencia. El texto que recopila la historia de 65 familias griegas desde su arribo a nuestro país, fue un trabajo de investigación que desarrolló durante más de un año la escritora y también miembro de la colectividad, Aída Santelices Kostópulos.

En su investigación la escritora logró establecer que del cien por ciento de los griegos que llegó a nuestro país a comienzo del siglo XX escapando de las guerras Greco-turcas y las que vinieron después, en Europa, que tenían al país sumido en una crisis económica, la mayoría, es decir más de 70%, se asentaron en la Región de Antofagasta.

Por ello, es que hasta el día de hoy la presencia, influencia y costumbres de la Colectividad Helénica sigue tan arraigada en el norte de Chile, y especialmente en la región.

"Este libro lo comencé a escribir aproximadamente hace un año, pero la información la fui recopilando desde hace varios años, ya sea a través de las familias y la idea que siempre ha estado flotando. Este es un libro que la Colectividad Helénica ha querido publicar desde hace mucho tiempo y fue a raíz de la celebración de los 100 años que se tomó la decisión de llevar adelante este proyecto", precisó la escritora.

Oficios

Según cuenta Aída Santelices sobre los primeros años de los griegos en el norte del país, éstos se dedicaron a muchos oficios, como zapateros, aguadores, sastres, buzos y pescadores. Pero donde mayoritariamente se destacaron en número y calidad de trabajo, fue en los rubros lechería, panaderías y agricultura.

Se decía: "Los griegos nos dieron la leche, las verduras y el pan" ya que la mayoría de las quintas, donde se cultivaban hortalizas, verduras y flores de excelente calidad, eran de propiedad de los griegos. Y las lecherías marcaron época con el tradicional acarreo de las vacas hasta el Mercado Municipal, donde se instalaban a vender leche recién ordeñada.

"Los griegos que llegaron a la región lo hicieron mayoritariamente por el auge del salitre y minero. Fue una migración en cadena. Los primeros que llegaron y lograron establecerse comenzaron a traer a sus familiares. Un ejemplo de ellos es Mariano Farandato, uno de los griegos más influyentes que hubo, quien una vez que comienza a tener una situación económica muy buena trae a Chile a tres sobrinos quienes trabajan con él y luego se independizan y así comienzan a formarse otras familias", aseguró la autora del libro.

Fue así que surgió con el tiempo, entre los inmigrantes griegos, la necesidad de formar grupos sociales que les permitieran unirse en base a sus tradiciones y costumbres, además de un idioma en común, siendo así el comienzo de las gestiones para conformar una sociedad que reuniera a todos los griegos residentes en la ciudad de Antofagasta, y a los que seguían llegando a puerto.

De esta manera el 20 se septiembre de 1916 -con los dineros reunidos- y reconociendo su existencia ante el Estado, se fundó la Sociedad Helénica de Socorros Mutuos de Antofagasta, en casa del señor Geraldo Triantafilo, con la asistencia de 126 personas, en el acto es nombrado Gran Benefactor de la Sociedad Helénica Juan Satirakis y a Ramón Chilovitis iniciador de la obra de fundación.

La segunda generación de griegos llegó durante el período post guerra, y así fue disminuyendo paulatinamente la inmigración. El deseo de los primeros griegos dio sus frutos y, la cultura helénica se insertó en la cultura antofagastina, quedando plasmada en los años venideros.

Entre las familias que formaron la Sociedad Helénica, el 1916, podemos destacar a: Triantafilo, Chilovitis, Bachiloglu, Bekios, Tefarikis, Paterakis, Kútulas, Georgudis, Capetanópulos, Zafirópulos, Politis, Karayanis, Karamanos, Jaramí, Sclabos, Farandato, Sezenías, Kúsulas, Estatópulos, Karápas, Anastasiadis, Salís, Satás.

En cuanto a la Sociedad Helénica de Calama podemos mencionar a las familias: Calfa, Chekura, Kostópulos, Stavros, Gunaris, Panagiotu, Jusakos y Karli, entre otros.

En Taltal, podemos nombrar a los Tófalos y Venizelos. Y en Tocopilla, a las familias, Panayotópulos, Brontis, Prineas, Nikiforos, Jusakos, Karestinos, Juanidis.

"Hoy en día ya vamos en la cuarta generación de griegos en Chile. La Sociedad Helénica siempre ha tratado de guardar las tradiciones lo más fielmente posible, la gastronomía, los bailes típicos, las celebraciones más significativas, como Día del "OXI" (NO), la Panagía (Dormición de la Virgen), Pascua de Resurrección, para lo cual viene un sacerdote ortodoxo desde Santiago y también tratamos de no dejar de lado el idioma. Además de juntarnos a recordar la patria lejana, Grecia", precisó Santelices.

En cuanto a de qué parte o regiones de Grecia provenían, se repiten lugares como: Peloponeso, Grecia Central Continental, de las islas Jónicas, de las de Eubea, de las Cícladas y de Macedonia; y éstos últimos, los denominados alítrotos (no rescatados), eran de Asia Menor. Tracia Oriental, las islas del Dodecaneso, las del Egeo Oriental, de las islas de Chipre y Creta.

Dentro de la celebración de los 100 años está la presentación del libro, un concierto de gala del afamado pianista Alexandros Jusakos Mardones y una cena de gala.

En el lanzamiento del libro, financiado por el fondo FNDR, aprobado por el Consejo Regional, Core 2015, el programa contempla la actuación del grupo Tripolys, donde sobresalen los bouzoukis (instrumento típico griego) y la cantante de música Rembética, Ligia Osorio Kostópulos.

"Este es un libro que la Colectividad Helénica ha querido publicar desde hace mucho tiempo y fue a raíz de la celebración de los 100 años que se tomó la decisión de llevar adelante este proyecto".

Aída Santelices, Autora del libro

"Hoy en día ya vamos en la cuarta generación de griegos en Chile. La Sociedad Helénica siempre ha tratado de guardar las tradiciones lo más fielmente posible, la gastronomía, los bailes típicos, las celebraciones más significativas".

Aída Santelices, Autora del libro