Nuestra relación con Bolivia
Es conveniente recordar que las relaciones las llevan los jefes de Estado y sus ministros respectivos y no otros entes. No conviene ser comentarista, ni politizar estos asuntos. Sólo hace unos días tuvimos la visita, en Antofagasta, de bailarines bolivianos en una demostración de relaciones de cordialidad entre los pueblos. Ello demuestra que tales acercamientos son posibles.
Estas últimas semanas hubo una nueva serie de declaraciones, algunas bastante lamentables, entre personeros chilenos y bolivianos. No está de más recordar que las relaciones son francamente pobres y, al parecer, han seguido hundiéndose en el tiempo.
Bolivia acusó a Chile de construir una base del Ejército a 15 kilómetros de la frontera y a poco de las aguas del Silala, aguas por las que el país altiplánico quiere llevar a nuestro país a la Corte de La Haya. De paso, el presidente Evo Morales calificó el hecho como una "agresión". La respuesta nacional fue dura.
El canciller Heraldo Muñoz acusó a La Paz de tener una base del ejército boliviano a 1,5 kilómetros del límite y naturalmente pidió explicaciones a Morales. El jefe de la diplomacia nacional explicó entonces que la instalación de la base militar Patrulla Cariquima -perteneciente a la VI División del Ejército chileno- a por lo menos 15 kilómetros del manantial del Silala, tiene el objetivo de "velar con carabineros para que no se produzca contrabando, narcotráfico, violencia contra civiles y de robo de vehículos, lo que ha ocurrido de manera regular".
A esta altura es evidente que la relación entre Chile y la administración de Morales, pasa por uno de sus momentos más difíciles. No se exagera al sostener que el actual gobierno altiplánico logra incomodarnos al máximo.
Es cierto -y lo hemos dicho en otras ocasiones- que el diálogo entre Chile y Bolivia es asimétrico, en el entendido que nuestra nación aparece como la más desarrollada y rica. Esto es un factor demasiado determinante a la hora de casi a obligarnos a mantener abiertos los canales de comunicación.
En el otro extremo, las autoridades bolivianas deben ser criteriosas y pretender dialogar genuinamente. Y, en ningún caso, alterar las verdades a beneficio propio, ya que sólo aumentan las desconfianzas.
De paso, es conveniente recordar que las relaciones las llevan los jefes de Estado y sus ministros respectivos y no otros entes públicos o privados. No es prudente, ni conveniente politizar a conveniencia personal, cuestiones complejas, a menos que sea para allanar caminos. Aún es posible avanzar en la relación de ambos países.