Sin duda, la irrupción de la internet en todo el mundo se transformó en un punto de inflexión para el ser humano, especialmente en términos de comunicaciones y relaciones con su entorno. Hablamos de irrupción, porque los cambios han sido tan profundos como vertiginosos. En sólo dos décadas, el mundo virtual se instalado paralelamente a la vida real y física, cotidiana, tal como la conocemos.
Tantos son los cambios que hasta la manera de disciplinar de los padres se ha puesto "a la altura de los tiempos". Alrededor de un 50% de ellos, imponen como castigo el impedir el acceso a la red a sus hijos. Este es uno de los datos que entrega el estudio Mundo Social Digital, realizado por VTR junto a la Dirección de Estudios Sociales de la Universidad Católica.
La investigación deja ver cómo internet está siendo un componente cada vez más importante de las relaciones y dinámicas humanas, incluso al interior del hogar y las familias. Por ejemplo, un 42% de los adolescentes reconoce haberse sentido mal al comparar sus vidas con las de sus contactos en redes sociales.
Hace poco fue celebrado el Día Internacional de la Internet Segura, como una manera de promover el uso responsable de estas tecnologías, especialmente al considerar el grado de penetración y de influencia que tienen en la vida diaria.
A eso deben sumarse las transformaciones asociadas con las nuevas generaciones, particularmente aquellas que hoy son consideradas 'nativos digitales', quienes nacieron con estas nuevas formas de comunicarse y relacionarse a través de la red. Ellos se encuentran insertos en una nueva cultura global.
Es evidente que debe hacerse un buen uso de estas tecnologías, un buen uso que es amplio y que tiene que ver tanto con lo técnico, como con lo humano, a fin de que esta herramienta no sea transformada en un objeto pernicioso.
Lo único que hoy puede evitar el encaminarnos a un mundo y una vida cada vez más dura e impersonal a través de la red, es mantener los valores humanos en un ambiente cada vez más anónimo y hasta despiadado. Internet no debe nublar las perspectivas de nuestra naturaleza.