Bryan Saavedra López
Adiós a la universidad, trabajo, horario, jefes y sueldo. Adiós a la vida de ciudad para cultivar en el desierto. Partieron con aire y ganas en las manos, hace unos ocho años. Ahora tienen un poblado y facturan dos millones de pesos mensuales por vender nueve mil lechugas en el sector Altos La Portada.
La onda verde está en este lugar, hay invernaderos con camas hidropónicas en los que viven vegetales regados por agua desalinizada, se escuchan aves. Las lechugas son suaves y el aroma de sus ramas queda impregnado en los dedos.
Esto no sería posible sin las cerca de 100 familias que viven acá. María José Gana (27) forma parte de una y antes de ser agricultora estudió durante cuatro años Derecho, porque su universidad "funó".
Familias
Mamá, papá, hijo, hermano, marido y abuelito. Ellos forman su círculo cercano al que ingresaron sus excompañeros de universidad y amigos hace un tiempo.
"Vinieron a conocer, porque yo hablaba mucho de acá con ellos. Quedaron impresionados con los invernaderos", confidencia María José.
El pequeño hijo de dos años de ella es el agricultor más pequeño de la comunidad de Altos La Portada, pues tiene una diferencia con el resto de los niños de Antofagasta. Puede decir que está creciendo en un campo, artificial, pero campo al final y al cabo.
En uno de los tres invernaderos de la casa de María José hay 24 camas hidropónicas habitadas, en su mayoría, por lechugas de 16 especies. Estos vegetales se multiplican y mensualmente crecen entre 8.000 y 9.000, la que en el mercado (tras un control sanitario) se transan por un monto que bordea los dos millones de pesos.
Dolores Jiménez es la madre de María José y a la vez presidenta de la Asociación de Agricultores Altos La Portada, donde se reúnen 140 socios que apostaron por esta extraña idea de cultivar en el desierto.
El barrio de esta familia es de estilo parcelas y se ubica en plena planicie costera, donde el viento corre constantemente por las mañanas y en la tarde. Y las casas tienen invernaderos, sino qué sentido tendrían.
Sin embargo, este año comenzaron a tener algunas dificultades, ya que las lluvias del año pasado generaron un microclima que provocó la llegada de plagas de insectos que deben controlar para evitar que entren en sus invernaderos.
Una prueba de ello es ir en un vehículo y en unos minutos comienzan a aletear estos seres son sus pequeñas alas.
¿Por qué se les ocurrió la idea de venir a cultivar al desierto? "Porque es una necesidad. En realidad cuando vas a La Vega y los supermercados los productos son bastante añejos y están malogrados. Sin embargo, acá podemos producir y decir que Antofagasta no es sólo minería, también hay agricultura", cuenta Dolores, quien antes de estos era educadora de párvulos.
En parte tiene razón porque las lechugas made in La Portada abastecen restoranes, casinos y locatarios de La Vega, puesto que con estos últimos tienen una asociación y pronto se les unirán 25 personas a cultivar, "porque este proyecto cada vez va creciendo más".
Planta
Los padres de Dolores eran agricultores de San Felipe, Quinta Región, por lo que para ella esto significa volver al origen de su existencia. "Nosotros había dejado todo esto atrás, porque teníamos que ser profesionales, por un cambio de vida. Pero, sin embargo, con la agricultura nuestros padres nos criaron a nosotros, nos pagaron la universidad, porque es un sustento bastante importante", dice.
José Granada, jefe de Operaciones Aguas Antofagasta Grupo EPM, comentó que "entregamos a la Asociación Gremial Altos de La Portada un máximo de 4.000 m³/mes, gracias a un convenio firmado el 25 de junio del 2014. Y es válido hasta el 2022".
Por ello es que los agricultores consumen agua proveniente de la planta desaladora que la sanitaria opera en el sector norte de la ciudad a un precio pactado en el convenio, que significa un ahorro importante para estos agricultores por concepto de transporte de agua en camiones aljibes.
"El agua desalada es producida por la planta desaladora y enviada al estanque La Chimba, desde donde es impulsada a los terrenos de la Asociación de Agricultores", especificó Granada.
9 mil lechugas mensuales producen cada invernadero con 24 camas hidropónicas regadas con agua desalada.
4 mil metros cúbicos cada mes el suministro máximo que entrega la planta desaladora a estos agricultores.