Obras escogidas, gigante obra literara y humana
Antonio Rendic Ivanovic, Amigo y Hermano Mayor en la Poesía, no estuve contigo en 1990 en la publicación del primer volumen antológico de tu obra poética; mas hoy, a 25 años, sí benditamente, asistí a la trascendente jornada cultural, vivida gracias a los Recursos del Fondo Nacional de Desarrollo Regional 2 % Cultura 2015, escrito, bella y rigurosamente por el señor de las letras, Académico Correspondiente en Antofagasta de la Academia Chilena de la Lengua, don Osvaldo Maya Cortés y presentada por tu Amiga Eterna Sonia Buljan.
Don Antonio, Médico de las Almas, bendigo a quienes acompañaron esta presente reedición de Obras Escogidas, entregada a la Comunidad Nortina y esperando llegar a las nuevas generaciones. Una ceremonia profunda, breve y sencilla, sin vana estridencia, sino en mística humildad y sagrado silencio; es decir, como Tú, que nos entregaste, en diaria tarea de un siglo, tus poéticos y espirituales mensajes, en la bella tríada de "amar-servir-prójimo".
Don Antonio, Gran Comendador de la Orden Papal de San Silvestre, en este luminoso Ensayo Crítico, Selección y Bibliografía de don Osvaldo Maya Cortés, he aprendido que la ancestral sabiduría de aquella máxima que decía: "El hombre, su entendimiento y lo que cada uno sea, se conoce por la mirada, el semblante, la risa, el andar y su vestir", cobra valor y revive significación al relacionarla contigo: con tu siempre límpida serenidad, tu cuidado vestir y tu rostro de risa franca que decía: "Reír…Nada más bello que la risa".
Don Antonio, Caballero del Ancla, en esta obra he aprendido que antes de llamarte literariamente Ivo Serge, te refugiabas brevemente en tus iniciales "ARI". Aprendí que, jamás ambicionaste ni gloria ni fortuna sino que, en la transparencia de hombre humilde y de fe, viviste por siempre para bien de tus prójimos, rescatando para el hombre común la esencia de la religiosidad; que para referirnos a Dios, podemos decir genéricamente, sin pequeñas fronteras ni trincheras que segreguen: "Padre Mío, Dios Verdadero, Gran Maestro, Artífice del Universo, Supremo Hacedor, Gran Arquitecto".
Don Antonio, Hombre Esposo de Ejemplaridad Universal, en Obras Escogidas, quiero acompañarte desde la tierra a tus galaxias celestiales, en el dolor, (que desgarró mi propia alma y que no pude dejar de sentir como si fuese mi propio sufrimiento), ante la terrible pérdida que viviste en la última etapa de tu vida, a los 86 años, cuando falleciera tu amada esposa. Esta noche, Don Antonio, Hombre Bueno, permíteme retratar ese dolor en algunos versos de tu obra "Soledad" (1982):
Tuve un Hogar: Tuve un hogar Señor, un hogar santo y una mujer a la que quise tanto…Hoy no está, duerme el arrullo de tu eternidad. No Volveré a verte: Yo que de veras la cuidé y me quiso… ¿No he de volverla a ver? ¿Por qué tal suerte? Voy por ella: Aunque ignoro el camino, voy por ella…Dime Señor, en qué lejana estrella la encontraré?
Querido Amigo, Don Antonio, en la alegría de saber que la encontrastes y que hoy estás con Tu Amada… ¡Bendiciones!