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Erróneas políticas culturales

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¡La función de las artes también es educar… que duda cabe!

Las artes no deben ser vistas como una forma de entretención banal, pasajera, desechable, prescindible y de escaso valor trascendental, como muchos la perciben hoy.

El arte tiene un rol superior y por eso está llamado a constituirse en un agente educativo sociocultural eficaz, por tanto, debe inscribirse en una lógica comunicacional de índole persuasiva.

Por medio de las artes se pueden instalar discursos emotivos y verosímiles para dar cuenta de una realidad que se debe cambiar en beneficio de la ciudadanía, como por ejemplo, hacer que la población aprenda a valorar el patrimonio cultural propio, ya que aquello es hoy ampliamente aceptado por los estados como la única forma de marchar hacia un desarrollo sostenible.

Pese a los altisonantes discursos y slogans que promueven algunas organizaciones culturales públicas y privadas, estas no se enfocan en otorgar a las artes un valor trascendente. Vemos con decepción como se dejan dominar por las estadísticas,…. ¡mientras más eventos realizan mejor¡, ¡mientras más publico mejor¡, ¡mientras más dinero invertido mejor!, sin jamás hacerse la pregunta… ¿estamos realmente aportando al crecimiento de nuestra sociedad?.

Vemos como la gestión hecha por las organizaciones culturales se inmoviliza en la autocomplacencia de las estadísticas, solazándose al contemplar, al final del período, sus metas numéricas alcanzadas, sin analizar nada más… ¡pero cuidado… son solo números! y los números pueden ser engañosos.

Hoy se requiere un cambio en el enfoque de las políticas culturales, para poner énfasis en que la función de las artes, más que entretener, es educar en valores, es decir ¡formar ciudadanos mejores¡.

Medir el verdadero aporte que la acción artístico-cultural hace a la comunidad es una tarea compleja, que se debe realizar por medio de especialistas en investigación cualitativa y con la ayuda de herramientas científicamente validadas, el resto es solo discurso sin base real.

De nada sirve invertir millones de pesos en coloridos eventos masivos, si después queda la sensación de que el crecimiento intelectual y cultural de la comunidad sigue exactamente igual que antes.

El enfoque de las políticas culturales públicas y privadas debe cambiar para salir del entrampamiento en que se encuentran hoy. Para las autoridades que vendrán será un desafío enorme, que más temprano que tarde tendrán que asumir.

Artista

Mario Vernal Duarte

Antofagasta y la Nueva Mayoría

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Con la muerte del exPresidente Patricio Aylwin Azócar desaparece une generación de grandes líderes políticos que forjaron el Chile de ayer y una larga transición inconclusa hasta hoy, el epitafio lo escribió la senadora Carolina Goic que pidió perdón por los errores y conducta de una clase política sin orientaciones y valores éticos.

Todo esto es dramático, pero también una gran oportunidad para una catarsis colectiva y el debate municipal que se aproxima es una gran oportunidad para cambiar profundamente la manera de actuar, de vivir y pensar una ciudad de todos, de organizar una profunda revisión del funcionamiento de las organizaciones políticas y sociales, es el momento de incorporar la ciudadanía en el "centro dinámico del nuevo poder ciudadano".

Cada uno en la Nueva Mayoría debe cambiar durablemente su "chip" y otros deben dejar de lado un cierto mesianismo que data de otras décadas y deben dejar de lado la voluntad de ser heredero de un capital político ya sobregirado y demostrar sus propias capacidades y fuerzas políticas propias. ¿Qué hacer para crear las bases de una nueva alianza estratégica que cambie Antofagasta estructuralmente en los próximos años?

En un primer momento un diagnóstico profundamente compartido de la ciudad y pensar las soluciones para los 30 años que vienen, un programa común de todas las fuerzas del progreso que convoque mucho más allá que las fronteras políticas tradicionales, la ciudad es de todos y para todos. El tercer paso es la selección de los recursos humanos y políticos. La nueva mayoría debiera tener ese diagnóstico, las soluciones programáticas y elegir un solo candidato (a) por un modo democrático, este candidato (a) con esos recursos debiera afrontar al candidato independiente Jaime Araya Guerrero, quien debiera llegar a una primaria con las mismas condiciones del candidato (a) N.M, el ganador representa el mundo del progreso y la modernidad. Es una exigencia que todos los puestos de confianza de la nueva autoridad municipal sean presentados muchos antes de la elección y así crear confianzas ciudadanas y de transparencias incluyendo trasversalmente los mejores.

Esto exige nobleza y sacrificios políticos de muchos, Antofagasta se merece un alcalde elegido por adhesión y no como en el pasado por rechazos y combinaciones políticas poco éticas que han dejado costos sociales y de desarrollo comunitarios enormes.

Todos juntos evitemos más de lo mismo, la ciudad merece mucho más.

Centro Pablo Neruda Siglo XXI

Francisco Daniels