Los barrios populares de la capital minera
"De no mediar respuestas e intervenciones públicas se verá una profunda y segregación".
Desde hace unos años "la capital minera de Chile ", empezó a experimentar el rigor de tres fenómenos contradictorios: la integración de nuevas clases medias en sectores tradicionalmente populares, la proliferación explosiva de campamentos y la extrema lentitud para enfrentar los aspectos negativos del proceso. A través de la prensa se han elaborado diferentes diagnósticos, tales como que la causa de los campamentos son el elevado número de inmigrantes, que es el resultado de la lentitud de alguna autoridad para impedir la toma de terrenos, un producto del aprovechamientos de ciertos grupos o la obviedad de constatar que los arriendos y los costos de la vivienda han subido. Sin embargo, ninguna es una explicación capaz de dar cuenta de las causas que están impulsando y articulando sobre la ciudad fenómenos nuevos y contradictorios.
El fenómeno no es novedad. Los barrios populares tradicionales de la ciudad, están experimentando una parsimoniosa pero profunda transformación social. Un conjunto de barrios, se están reciclando debido al interés de las nuevas clases medias emergente por vivir en aquellos sectores y por el dinamismo del sector inmobiliario por expandir un fenómeno ahora rentable. No obstante, un proceso socio urbano positivo, ha generado un aumento de los precios del suelo y de la vivienda en aquellos sectores, lo cual tiene como resultado la expulsión paulatina, pero imparable de los grupos de menores ingresos hacia los espacios de precariedad, como son los cerros de Antofagasta.
Sin embargo, el fenómeno se ha transformando en una tormenta perfecta, difícil de modificar en el corto o mediano plazo: el aumento sostenido de los precios del suelo en sectores de vivienda social, también ha afectado los recursos y soluciones habitacionales por parte del sector público, el déficit vino para quedarse. Un problema de política pública nuevo, dado que el fenómeno esta compuestos de energías positivas y negativas en su interior, que confunden y complican la solución. En unos pocos años Antofagasta, de no mediar respuestas e intervenciones públicas innovadoras, observará una abismante segregación y polarización social en su interior, con fuerte disminución de los niveles de bienestar y calidad de vida para el conjunto de la población.
Cristian Rodríguez Salas
Director Instituto de Políticas Públicas UCN