Bibliotecas
Corto fue el ciclo de la biblioteca ubicada en el centro comercial aledaño a la zona portuaria. Con pitos y fanfarrias, su inauguración. Hubo presentación de libros, exposiciones de nuevos talentos plásticos, conversatorios, presencia de autores de más allá de la frontera local y, acopio de obras sobre nuestra identidad regional. Uno de sus muros, lució una gráfica de un hombre que renovó la gráfica, que vivió en la ciudad y fue editor de curiosidades impresas: Guillermo Deisler. Hoy, al cierre se anuncian velas, pero no de aniversario, sino cirios fúnebres.
Las bibliotecas públicas locales, cumplen su labor fundamental, préstamo de libros. Algunas tratan de mantener ciertos espacios más novedosos para su "clientela": pequeños concursos, charlas. Entre éstas, una hace un tiempo efectuó un encuentro literario de ciertas campanillas al reunir a un par de premios nacionales del rubro: José Miguel Varas y Raúl Zurita, amén de la presencia de otros connotados nacionales y del territorio. Otra, llegó a editar un librito, con 3 visiones sobre lo nuestro y que consideró la participación de mujeres privadas de libertad, recuerdos de la infancia de aquellos que hoy son profesionales y estudiantes que debieron conversar con sus abuelos que hubiesen tenido participación en la cosa salitrera. En varias de ellas, existen textos en braile, que nos conmueven en la blancura de sus páginas, la "ausencia" de textos visibles solo al tacto.
Casi todos los colegios tienen su CRA, nuevo nombre para los espacios que cobijan el material libresco o relacionado. Algunas con actividad y presencia de apoderados y alumnos que se animan a escuchar a los escritores locales.
Las universidades, el Creador nos pille confesos. La del extremo sur, no permite el acceso ni préstamos a quienes no forman parte de su exclusiva "clientela". La otra, con respetable sesgo religioso, cobra y da boleta exenta de iva, a quien desee ingresar.
Así las cosas, el cierre de una, restringe el acceso a la cultura.
Pepe Anzúa