Antofagastinos, principiemos trabajando
Se encuentran esbozados los festejos del 14 de Febrero, lo que indica que la preocupación por exaltar días especiales de nuestra historia, sigue siendo primerísima en nosotros. Entre los números acordados echamos de menos lo que daban a las Fiestas de Febrero su rasgo más puro: el espiritual.
¿Es que ya no importa la suerte de los creadores, de los que trabajan en la sustancia del hombre, ofreciéndose atención sólo a computadoras, canturreo y goles?
Antofagasta, en febrero, mantenía su Exposición de Pintura, Escultura y Dibujo, que permitía a los artistas locales exhibir sus obras. La plaza Colón fue escenario de esas justas, donde se concedía el Premio de Honor "Nicolás González", acordado por la Municipalidad.
¿Por qué desapareció esta bella labor? ¿Desinterés de autoridades, o irónica muerte del arte en una ciudad que poseía tres universidades, con escuelas de artes plásticas, academias heroicas y heroicos solitarios que siguen pintando, esculpiendo y dibujando "a pesar de…"?
En ambos casos, se demuestra, que Antofagasta, por dentro, no funciona, como antes: con bríos de verdad. Percibimos un decaimiento de nuestra antofagastinidad. Es hora de reanimarla, espiritualmente, si no queremos concluir en caleta. Unamos estas palabras al Ancla que nos distingue. Debemos construir una con "esta Ancla", sino lograr una definitiva, construyendo la que contenga iluminación para que, por las noches, la ciudad continúe teniendo, allí, su emblema, despierto y grato.
En varias ocasiones, bregamos por iluminar el Ancla. Hubo alguna voluntad por conseguirlo. Pero, pronto, desapareció. ¿No podríamos intentar, de una vez por todas y para siempre, este ornato para Antofagasta: su Ancla luminosa, indicando a los marinos que, aquí, se levanta uno de afecto y progreso?
Principiemos 1982, trabajando por Antofagasta, que harto lo necesita. En el fútbol, no "chuteamos" los goles del triunfo. Que, en estos menesteres de amor al terruño, obtengamos, "como locales", los goles del éxito.
Andrés Sabella, 1982