Volodia Teitelboim
Un día del año 2001, llegó a la Casa de la Cultura el escritor Volodia Teitelboim. Esperábamos su visita. Los pequeños alumnos de la educadora Liliana López recitaron, para él, sus mejores poemas. En sus tiernas voces, desfilaron Andrés Sabella, Gabriela Mistral y Pablo Neruda. Y Volodia se emocionó, comentando que esos pequeños eran esperanza en el futuro de la literatura.
Luego, se dirigió a la Biblioteca Sabella. Allí, nos contó episodios desconocidos de la vida compartida en Santiago. Además, hizo un interesante análisis de Andrés poeta, amigo solidario, compañero de interminables conversaciones en torno a la literatura y el arte. Destacó la capacidad de Andrés para fundar revistas universitarias. También se declaró admirador de la capacidad de nuestro Duende para aglutinar personas, formar grupos, conquistar con su palabra. Lo definió como "el intelectual antofagastino más notable a nivel del país. Por derecho de justicia le pertenece este rango".
Luego le acompañamos a una clase magistral que dictó a los alumnos de La Carrera de Periodismo de la UCN. Realmente, nos conquistó su palabra. Contó de su formación como Periodista, que empezó a los ¡quince años!, cuando fue contratado como corrector de pruebas. Y como fue pasando por las distintas secciones del periódico hasta lograr ser periodista deportivo. Y como, con trabajo constante, llegó hasta la dirección de varios diarios.
Y el 11 de septiembre de 1973 estaba en Europa. No pudo embarcarse para volver a Chile. Radio Moscú le entrevistó y se quedó trabajando allí por quince años.
Al responder una pregunta sobre identidad, hizo una detallada, interesante y acotada descripción de los inicios de Chile, desde antes de la Conquista, con un gran dominio del tema, entrelazando su charla con datos muy precisos en un análisis muy acucioso.
Ese día, prácticamente lo acompañamos a todos lados… Y hoy, al recordar que Volodia falleció el 31 de enero de 2008, no pude resistir la tentación de contar la experiencia de haber escuchado a un gran literato, un gran humanista.
María Canihuante