El canciller de Bolivia, David Choquehuanca, ha acusado a nuestro país de incumplir el Tratado de Paz y Amistad de 1904 al no permitir el libre tránsito de sus mercaderías. Entre los incumplimientos estarían el traslado de los acopios a Portezuelo y el cobro de tarifas por transporte. Pero, ninguno de estos reclamos son novedosos y, como bien ha afirmado nuestro ministro de Relaciones Exteriores, resulta interesante que Bolivia exija ahora el cumplimiento de un Tratado que siempre ha buscado revisar. Una contradicción evidente.
Pero es importante dejar en claro que nuestro país ha cumplido a cabalidad el Tratado de 1904. Anualmente, el fisco desembolsa cerca de $100.000.000 (cien millones) de dólares en disposiciones del Tratado de 1904.
Bolivia cuenta con diversos almacenajes gratis, por el plazo de un año desde la recepción de la mercancía, entre otros beneficios; sin embargo, el vecino país parece entender que libre tránsito significa tránsito gratuito y por fuera de la ley. Muchos de los reclamos bolivianos se centran en el tránsito de camiones que exceden de la antigüedad permitida, que no cuentan con papeles o cuyos conductores no cumplen con la normativa nacional en materia de transporte. Libre tránsito, desde 1904, siempre se ha entendido como beneficios y facilidades aduaneras, no como una exoneración del cumplimiento de nuestras leyes en nuestro territorio.
Pero, de las acusaciones del canciller boliviano, creo que lo más grave radica en afirmar que el traslado de los acopios a Portezuelo obedeció a "razones medioambientales" como si ello fuere una excusa para dificultar el cumplimiento de las obligaciones de nuestro país.
Sería bueno que el canciller Choquehuanca supiera que producto del libre tránsito de sus mercaderías y el acopio en los patios del ferrocarril cientos de personas y, especialmente niños, fueron dañados irreparablemente en su salud por el plomo boliviano. Eso no es una razón medioambiental sino una consideración de humanidad de la que el canciller boliviano parece carecer.
Y al gobierno reitero el llamado que he realizado sobre esta materia: los antofagastinos no estamos dispuestos a seguir siendo zona de sacrificio. Nuestro Estado debe cuidar su casa y después preocuparse la del vecino.
Paulina Núñez
Diputada de la República