Daniel Contreras Palma
Su primera cámara fotográfica fue una Zenit E con carcasa de bronce. Una verdadera joyita para los años 80. Su primera incursión con un lente fue cuando le pidieron hacerse cargo del anuario de su colegio en Calama. De ahí en adelante el fotógrafo profesional Glenn Arcos ha logrado cimentar 25 años dedicado a su pasión por la fotografía que lo llevó a desarrollar una aguda mirada que refleja su conexión, sensibilidad y fortaleza con la que realiza su labor.
En esta oportunidad el fotógrafo chuquicamatino nos presenta su exposición "Realidad encarcelada", donde a través de su lente nos revela la descarnada y cruda realidad que se vive al interior de un recinto penitenciario como es la antigua cárcel de Antofagasta.
Junto con ello, esta entrevista el diseñador gráfico de profesión, corresponsal de El Mercurio de Santiago y académico de Universidad Católica del Norte, nos cuenta sobre sus inicios en la fotografía y el sello que busca entregar a través de su trabajo.
¿Qué te motivó a enfocarte en un proyecto fotográfico tan duro pero real como es el mundo de los presidiarios?
-Este fue un trabajo que yo presenté en el año 2001 en el Salón Internacional de Fotografía. Cuando logré estas fotos me di cuenta que había conseguido un buen trabajo porque una de las imágenes era súper potente donde aparecía un reo con una postura de crucifixión, además uno de los gendarmes aparecía riéndose y a mí eso me parecía que era como la ironía de lo que es la realidad que se vive en la cárcel, donde uno ve situaciones que son abusivas y crudas donde se supone que hay gente que está encargada de proteger a los reos pero al final no es tan así.
¿Cómo se compone esta exposición?
-Este es un mundo que yo quería mostrar. No es solamente un año de trabajo sino que son cuatro momentos. Lo primero es el motín, luego una visita para ver los daños que había generado el motín donde aproveché de mostrar en las condiciones en que estaban los presos. El otro momento es cuando hubo una toma de rehenes que fue súper violento y el último momento es cuando la cárcel fue abandonada.
El objetivo que busca esta exposición es mostrar un pedazo de esta realidad que es dura pero a la vez teatral.
Sensibilidad
¿Cómo fueron tus primeros acercamientos con la fotografía?
-Mi papá era músico pero trabajaba en Codelco. Mi mamá dueña de casa pero en ocasiones se dedicaba a la fotografía. Yo la veía revelar fotos y siempre me llamó la atención. Esos fueron mis primeros acercamientos con la fotografía. Mi primera cámara fue una Zenit E con carcasa de bronce. Tuve la suerte de tener una mamá que siempre me estimuló en la fotografía y nunca me tuvo restricciones para que yo tomara la cámara.
¿En qué momento te diste cuenta que tenías talento para la fotografía?
-En el Instituto Obispo Silva Lezaeta tenía un profesor de historia de nombre Walter Aliaga que estimulaba a los alumnos a aspirar a cosas mejores. El colegió donde estudie nunca había hecho un anuario y él me nombró como el fotógrafo oficial. Recuerdo que fue un proyecto que me tomé muy enserio porque no teníamos plata para poder pagar un fotógrafo. Después entré a estudiar periodista en la Universidad José Santos Ossa acá en Antofagasta y lo primero que hice fue acercarme al profesor de fotografía de periodismo y le pedí ser su ayudante. De ahí en adelante nadie me sacó del laboratorio.
Cuando partí de forma profesional con la fotografía recuerdo que lo primero que hice fue trabajar con varios amigos en una revista que se llamaba Kilómetro 12 que la hicimos con puros estudiantes de la universidad. Entre ellos estaba Patricio Jara que hoy es escritor, Claudio Labarca, Nelson González, José Ossandón, entre otros.
¿Qué buscas imprimir en tus fotografías? ¿Cuál es ese sello?
Así como en la literatura y la pintura existe una estructura, en la fotografía hay algo que nadie sabe qué es pero es lo único que importa. Cuando uno toma una fotografía tiene que tener la habilidad de poder conectarse con ese momento. Es una cuestión instintiva que tiene que ver con la sensibilidad y la conexión que uno pueda crear con las personas.
La exposición podrá ser visitada de manera gratuita, durante el mes de enero hasta el domingo 31 en el espacio de exposiciones "Muro Sur" del MRH, de martes a domingo de 10 a 13 horas y de 14.30 a 19 horas, la entrada es gratuita y se debe ingresar por el café.
"El objetivo que busca esta exposición es mostrar un pedazo de esta realidad que es dura pero a la vez teatral. Este es un mundo que yo quería mostrar".