La perspectiva del tiempo a veces ayuda a entender de mejor manera algunos acontecimientos, que quizás no han sido dimensionados para bien o mal- en su justa medida. Sin discusión, la sede de la Copa América en Antofagasta marcó la agenda noticiosa de la ciudad durante el año pasado.
Con diferentes perspectivas y puntos de vista sobre el tema, los dos partidos (13 y 16 de junio) en el Estadio "Calvo y Bascuñán" constituyeron uno de los hechos más importantes en la historia deportiva de la capital regional, estando en la vitrina internacional.
Es cierto, pudo ser mucho mejor, pero hay que quedarse con el recuerdo que las selecciones de Jamaica, Paraguay y Uruguay pasearon el nombre de la ciudad a nivel planetario, además los partidos provocaron una importante llegada de hinchas de los países vecinos. Quizás la gran deuda fue un partido clase "A" para superar el promedio de ocho mil asistentes por encuentro, lecciones que hay que tener en cuenta para el futuro.
Cualquier análisis sobre esta cita internacional va de la mano tanto desde el aspecto económico como deportivo. En el primer ámbito, la marca Antofagasta salió a buena parte del mundo gracias a la TV, donde se mostraron sus principales atractivos y bellezas. Y ello también vale dinero, y bastante, a la hora de marquetear la capital regional.
En el segundo punto, se suma la importancia de contar con un recinto deportivo de estándar Fifa, cuatro nuevas canchas de fútbol natural que son usadas por la comunidad y dotar al estadio de instalaciones de nivel internacional, todo ello con una inversión global de 7 mil millones de pesos.
Esto demuestra que el torneo internacional dejó importantes espacios para el deporte y cambió el rostro de varios lugares. Obviamente, sin contar que estos espacios son ocupados por los deportistas, especialmente en el Parque Juan López para competencias escolares y del fútbol femenino.
En el suma y resta de las evaluaciones, el balance deja más satisfacciones que desilusiones. Lo importante es que esta inversión quedó para la ciudad y sus habitantes, dejando muy en claro que Antofagasta está para grandes cosas.