Chaleco I
Al tenor de todos los escándalos políticos, tal vez sería sano, en pro de la tan necesitada transparencia, conocer los nombres de los primeros importadores masivos de chalecos reflectantes y su relación con los legisladores que sacaron esta "ley de transporte de chaleco reflectante" tan mal redactada.
Rafael Mella Hernández
Chaleco II
El INE publicó en febrero 2015 que había en Chile 4 millones 168 mil vehículos. Multiplicados por 3.500 pesos que cuesta el chaleco reflectante "obligatorio", tenemos un pingue negocio para el astuto ideólogo del tal falacia.
¿Cómo es posible tamaña barbaridad? ¿Cuántos conductores realmente se bajan de noche paveando en carreteras y caminos por algún desperfecto sin mirar quien viene? De día esto no tiene sentido. Y en la ciudad el tránsito es regulado por lo cual el chaleco no se justifica.
Una vez más, por un par de muertes accidentales, de suyo lamentables, cual régimen norcoreano dan una orden totalitaria cuyo burdo objetivo es un simple negocio. De seguir así, porque un conductor se encandila en la bajada a Tocopilla, todos en Chile a usar lentes 3D de protección ocular.
Si pretenden amargar el nuevo año, pongo mi atención en gente sencilla, solidaria, cuyos actos sí son para felicitarlos y levantan el espíritu. Marcos Durán, por ejemplo, bombero rescatista de Villarrica, que presuroso y sólo por compromiso social, bajó a la profundidad del Lago Riñihue a rescatar los cuerpos inertes de los pequeños ahogados, para devolverlos a una familia desconsolada.
En la tristeza, gran gesto de paz y amor para todos ellos.
Gaspar Millas del Río
Año difícil
Hace años venimos hablando del fin de la transición, del fin de un período histórico que ha sido bisagra entre la dictadura de Pinochet y el establecimiento de una democracia fuerte, moderna y desarrollada.
La transición estuvo marcada por el tenso relato de una justicia en la medida de lo posible y la de una alegría que ya venía, el descaro y la desvergüenza de un sector político acomodado en su insaciable posición de privilegios o de un empresariado generando riqueza en colusión con la política, permiten hoy, pese al creciente descalabro de nuestra institucionalidad, mirar con optimismo las oportunidades que se nos abren en el futuro en la construcción de un país adulto y maduro tras los dolores propios de una crisis de adolescencia.
En buena hora hemos despertado de nuestro letargo juvenil definido por el triunfo del individualismo neoliberal y por un autocomplaciente onanismo cultural que tiene a medio Chile indignado por el envilecimiento de lo público, la ambición desmesurada, el egoísmo galopante y la falta de credibilidad en las instituciones.
Aquí no se trata de borrar todo lo avanzado como advierten interesada y temerosamente los dueños del estatus quo, tampoco de tener demasiado cuidado con no atreverse a modificar lo que haya que modificar. El acuerdo sobre la gratuidad en la Educación Superior, el Proceso Constituyente, la desmunicipalización de la educación pública, los nuevos límites que se impondrán entre la política y los negocios, son todos proyectos quizás todavía imperfectos e incompletos, pero con seguridad el punto de partida de una etapa que inaugure el camino definitivo a la madurez de una democracia sin garantes ni padrinos.
Han sido tiempos difíciles, nos asusta la amenaza que esta falta de confianza destruya lo que queda de los frágiles cimientos de nuestra feble democracia recuperada, sin embargo, del propio descrédito de la gente, de la indignación ciudadana, de esa sensación de cambios que se respira en el ambiente, debe surgir la fuerza y madurez necesaria para cerrar esta larga transición e iniciar conforme al espíritu de una nueva Constitución Política un Chile más justo e inclusivo.
Rodrigo Reyes Sangermani
Paros
Los paros están a la orden del día. El Registro Civil, los funcionarios de la Salud, los trabajadores aeroportuarios, la Dirección de Bibliotecas Archivos y Museos, etc., están utilizando este legítimo o no mecanismo de presión. Falta que los cesantes de Chile se vayan a paro y mejor cerramos la puerta por fuera.
Max Cornejo Valdés
Elecciones
Cuando salgo a buscar trabajo, me solicitan el currículum, los antecedentes y las pretensiones de sueldo. Propongo que en las elecciones se haga lo mismo y que los ciudadanos podamos saber quién va realmente como servidor público al país, y no como figura pública a servirse el país.
Fernando Vega