Cuando estalló el caso Penta, un senador involucrado descartó toda participación suya en el "impasse" y al corto tiempo los hechos lo obligaron a disculparse diciendo que había cometido un "error". La justicia dirá si fue error o delito.
Recientemente un exparlamentario y figura prominente de la derecha política, quien inicialmente dijo estar sometido a una acusación "ideológicamente falsa", ante el tribunal tuvo que reconocer una serie de delitos cometidos. Continuemos. El máximo jerarca del fútbol chileno, al destaparse el escándalo de corrupción de la FIFA, "juró por sus hijos" que él no estaba involucrado. Hoy está en manos de la justicia norteamericana como testigo protegido al declararse culpable.
Hace unos días un exaccionista de una de las empresas investigadas por la colusión del papel, declaró haber ido "voluntariamente" a declarar, mientras el Ministerio Público aclaraba que había una orden de arresto sobre él. En este mismo caso, el presidente de la mayor empresa papelera del país, cuando se destapó el inmundo acuerdo de precios, que por más de una década mantuvo con su competencia en perjuicio de todos los consumidores, se mostró "sorprendido y desinformado" de lo que venían haciendo sus ejecutivos. Otro tanto le ocurrió a un alto ejecutivo que por utilizar información privilegiada que le reportó US$ 10 millones de utilidad, al ser investigado por la SEC de USA debió cancelar US$ 40 millones para no ir a la cárcel. En otro frente, el ex párroco Karadima no reconoce los abusos cometidos, sin embargo, el Vaticano piensa lo contrario y lo condena.
El Gobierno, por su parte, también aporta su cuota en esta crisis, con sus cambios de rumbo, descoordinaciones, improvisaciones, falta de claridad, de liderazgo, etc. En resumen, ¿a quién creerle?
Siempre el Chile republicano tuvo una reserva moral a toda prueba que hoy es difícil de percibir. Personas como Frei Montalva, Jorge Alessandri, Bernardo Leighton, Francisco Bulnes, Clotario Blest, Silva Henríquez, Raúl Rettig, Aniceto Rodríguez, Nemesio Antúnez, Carlos Prats, Gabriel Valdés, Julio Martínez y otros, eran figuras probas, de transparente trayectoria y consecuentes, ¿quienes las han remplazado? Sin duda que existen, pero cuesta encontrarlas.
Carlos Tarragó
Presidente de Proa