Concierto en noche de San Silvestre
Aunque José Papic no ande por nuestras calles, con la bandera de la antofagastinidad, al tope, la lleva en su conciencia vigilante de cuanto enaltezca al puerto. Nos escribe en Navidad para comentar la tristeza con que, ahora, recibimos, en la ciudad, el Año Nuevo. Se pregunta:
"¿Dónde están los salnatrones o "salitrones" gigantescos -y en diversos colores- en la parte mas alta de todos los cerros de Antofagasta?", lamentándose, además, del desabrido silencio con que saludamos al tiempo que viene. "Las campanas de las iglesias permanecen mudas: calladas, las sirenas de las locomotoras, de bombas, de fábricas y empresas". Anota quejándose: "Apenas unos desganados bocinazos de los barcos y una escuálida sirena…"
Papic desea que Antofagasta despierte, verdaderamente, y que, al inicio de 1980, lo demuestre, "hablando" a voz entera, en un coro de voces alegres que no musite, sino que cante, rotundamente, el júbilo de su advenimiento. Es, sin duda una manera activa de probar que somos puerto de ñeques.
Aún estamos a tiempo para decidir este concierto de Noche de San Silvestre. No se necesita más que voluntad despierta, porque, aquí, nada hay que preparar, con abnegación y paciencia, virtudes que aparecen como los escollos más fuertes con que chocamos los antofagastinos.
Pero, la sugerencia de Pepe Papic no exige otros esfuerzos que decidirse a formular las órdenes debidas. Las campanas, los pitos y las sirenas, no se resistirán a cumplirlas…
Está demostrando, por desgracia, que Antofagasta, por dentro, no funciona, como antes: con bríos de verdad. En todo orden de cosas, aunque nos motejen de pesimistas, percibimos un decaimiento de nuestra antofagastinidad. Es hora de reanimarla, espiritualmente, si no queremos concluir en caleta…
Aguardemos, entonces, este despertar del alma antofagastina.
NdeR. Desde Antofagasta, la ciudad donde el sol canta desnudo, el Equipo de LINTERNA DE PAPEL desea un año 2016 pleno de paz, amor y poesía.
Andrés Sabella, 27.12.1979