Paz y amor
Explayar frecuentemente una opinión puede transformarlo en un actor político sin pertenecer a ninguna formación partidaria. El Partido Socialista me ha invitado esta última semana a exponer acerca de la crisis de representación. Por primera vez en mi vida en la sede de un partido. Por mi trayectoria, algo de simbólico había en esto. Aprovecho estas páginas, para agradecer la invitación y la actitud de los militantes, porque a pesar de lo anterior, el balance que hice ese día de la situación de su partido no fue para nada condescendiente. Fue más bien corrosivo y sin concesión.
El PS es hoy el partido al poder y al mismo tiempo es un partido en crisis. Podemos extender esto a la Nueva Mayoría/ exConcertación en su generalidad. Hay una cierta manera de hacer política estampada "Concerta" que ya no da más resultado. Una búsqueda mecánica del consenso, una serie ininterrumpida de concesiones sobre la base de una supuesta necesidad de avanzar y de hacer prueba de pragmatismo adaptándose a la situación, tranzar con los molestosos imperativos dogmáticos… los que son constitutivos de una cierta identidad política.
Por ser gobiernos de centro izquierda, los partidos de esta coalición han logrado a crear algo de contradictorio si se reclaman de esa índole. Se implementó la idea que la política debe evitar todo tipos de confrontación y de conflicto… Una antinomia por excelencia. El "mal" es tan profundo que inclusive en la Universidad pude leer durante meses un eslogan que decía "No más violencia para los que luchan"… firmado… el "Frente Estudiante Libertario". Si sabe de historia, debe tener claro de lo que sucede en un frente y cuando uno lucha ¿dígame, objetivamente, si no hay un problema en lo enunciado?
Muchos declarados "concertacionistas" condenan la dictadura, el sistema neoliberal y el ultrajante individualismo que le es corolario… pero en su actuar serían más bien adeptos de un leitmotiv del estilo "me salvo yo, me salvo yo, pero seguimos siendo amigos"… inclusive compañeros. Evitar decirse la cosa en cara, serruchar el piso en silencio, recurrir oportunamente a la memoria es algo que ha hecho mucho daño a la contestación social y al sistema de valores en general. Solo basta mirar las elecciones municipales. Nadie quiere golpear la mesa ante la hora. Frente al tsunami que se viene, nadie quiere, como se dice, "mojarse el potito".
Académico Universidad de Antofagasta
Cristian
Zamorano