Bryan Saavedra López
El último pronóstico estacional estadístico de la Dirección Meteorológica de Chile, que abarca noviembre-diciembre y enero de 2016, indica que Calama y Antofagasta tendrán temperaturas máximas y mínimas sobre lo normal.
Esto se asocia a El Niño, fenómeno climático de ciclos erráticos que cambia los patrones de movimiento en las corrientes marinas de la zona intertropical, provocando alteraciones meteorológicas importantes, que este año presenta una intensidad similar a la de 1997 (uno de los más fuertes de la historia).
Entre sus efectos están extremar la temperaturas. Por eso los calameños podrían tener máximas superiores a 24.6° y mínimas bajo los 4.4°, mientras que los antofagastinos soportarían más de 26.7° y 16.2° durante el verano.
El meteorólogo Michael Rojas, del Centro Meteorológico Regional Norte, indica que El Niño se mide con índices de anomalías de temperatura superficial del mar en el Pacífico Ecuatorial. Y cuando pasa los 2° estamos en presencia de un Niño fuerte como en 1982 y 1997, que casi llegó a los 2,7°, desatando fuertes precipitaciones en el norte y lluvias torrenciales en la zona central.
"La previsión para diciembre y enero, indica que esta anomalía alcanzaría valores por sobre los 3°. Esto se condice con el aumento de temperaturas máximas y mínimas por sobre lo normal del promedio (por la condición Niño). Y cuando hay Niña se invierte la situación", explica Rojas.
Lo positivo para Latinoamérica, según el meteorólogo, es que este máximo de anomalía se daría en verano y no en invierno como fue el 97. "De lo contrario contaríamos otra historia, porque las precipitaciones se muestran sobre lo normal. Entonces justo ahora no coincidió con el invierno. Y todo lo que pasó en marzo, en agosto con Tocopilla se hubieran visto triplicado, pero en invierno recién iba aumentando su anomalía", señala Rojas.
En cuanto a precipitaciones para la zona durante este periodo en que comienzan las lluvias altiplánicas, éstas disminuirían. "Desde el punto climático, las precipitaciones en promedio van a estar por bajo de lo normal. Pero eso no significa que no vaya a precipitar", agregó el meteorólogo.
Declive
La doctora en Oceanografía y académica del Departamento de Ciencias Acuáticas y Ambientales, Paola Dávila, aclara que de acuerdo al NOAA (National Oceanic and Atmosphere Administration), El Niño alcanzará su máximo desarrollo durante el verano en el hemisferio sur y comenzará a declinar durante el otoño, a principios del invierno.
Pero este fenómeno no es el único que hay que considerar para dimensionar las condiciones climáticas que vivimos actualmente. Dávila demuestra que hay otra variable para amortiguar al Niño como la Oscilación Decadal del Pacífico (Pacific Decadal Oscillation, PDO), que "representa una oscilación del clima mediada a través de anomalías de temperatura superficial del océano, en el Pacífico Ecuatorial y Pacifico Norte".
El PDO tiene dos fases (cálida y fría) que se manifiesta en periodos sucesivos alternados entre 20 y 30 años. "Es decir desde el 2000 se ha iniciado la fase fría, lo cual indica que esta fase podría durar hasta el 2020 o más, amortiguando los eventos de El Niño en el Pacífico Ecuatorial", señala la experta.
Cambio climático
Esto explica que los Niños más fuertes del siglo XX ocurrieron en la fase cálida de la PDO, entre 1997 y 2000, con los Niños 82-83 y 97-98.
El Niño es fundamental para entender por qué últimamente se han producido terremotos, tsunamis, temporales y aluviones. Puesto que altera el orden del clima. No por eso hay que dejar de lado otro factor para explicar estas anomalías, que es el cambio climático.
Este concepto se entiende como las alteraciones en las condiciones del clima respecto a un periodos de tiempo importante, que en el caso de la humanidad comenzó desde la revolución industrial, ya que -pese a las advertencias-, el ser humano continúa aumentando las emisiones de partículas contaminantes con la generación de energía, el transporte y la industria.
De acuerdo al diario El País, se prevé que en 2010 estas emisiones mundiales anuales se dupliquen respecto a 1970.
A raíz de esto es que más de 180 líderes del planeta están reunidos en la Conferencia de las Partes (COP21) en París, para aunar criterios e impedir que el incremento de la temperatura no supere los 2° al año 2100. Y así evitar grandes desastres naturales para la humanidad (que ya aparecen como el derretimiento de glaciares).
Estas negociaciones deberían partir para desarrollar políticas de mitigación partirían en 2020 y cada país presentará su compromiso en el encuentro. Esta opción no es el método más óptimo según la ONU, ya que estima que al extrapolar los compromisos voluntarios, el resultado apunta a que la temperatura al final del siglo subirá como mínimo 2,7°.
Sin embargo, en el COP21, EE.UU. y China comparten la apuesta de irse por una economía verde como el único futuro posible para la humanidad.
"Hay que olvidarse de eso de El Niño Godzilla, porque no es tal. Ya tiene pronosticada la retirada por parte de la NOAA y empezaría a declinar en el otoño".
Carlos Guerra, director del Crea de la UA