Los autores tuvieron en cuenta las diferencias entre cine y cómic a la hora de plasmar la historia en papel. Un asesor histórico les entregó imágenes y datos de valparaíso en 1951.
Novela gráfica de la obra de Manuel Rojas adaptada por Christian Morales, Luis Martínez y Marco Herrera. Editorial Ocho Libros
238 páginas
$23.580
"Hijo de Ladrón"
El periodista Marco Herrera, uno de los tres responsables de la novela gráfica "Hijo de Ladrón" (Ocho Libros), falleció pocos días antes del lanzamiento oficial, ocurrido en la Feria del Libro de Santiago en octubre. Para Christian Morales y el dibujante Luis "Beto" Martínez, la presentación estuvo marcada por la tristeza, pero también por el orgullo de haber cerrado un proyecto concebido y desarrollado entre amigos. El trabajo duró casi cinco años y en medio de su proceso de creación trajo más preguntas que respuestas fáciles, porque, como anota Ramón Díaz Eterovic en el prólogo, la novela de Manuel Rojas "marcó un quiebre en la manera de contar una historia en uso hasta entonces, incorporando técnicas narrativas novedosas y apropiadas para conocer la conciencia de su protagonista y los puntos de vista de los distintos personajes".
Publicado originalmente en 1951, el libro revolucionó efectivamente las formas de construir un relato, introduciendo en el panorama nacional el monólogo interior y la corriente de la consciencia, recursos explorados en otras latitudes por escritores como William Faulkner y James Joyce. Todo en torno a Aniceto Hevia, joven que rememora los hechos de su vida. La suya es una historia cargada de vagabundeos, búsqueda de afectos y conflictos con la ley. Él mismo la define como "larga y, lo que es peor, confusa".
Era indudable que, desde todo ángulo, adaptar "Hijo de Ladrón" al lenguaje del cómic parecía una locura, un fracaso rotundo. ¿Cómo poner en imágenes las cavilaciones de su protagonista? ¿Cómo trazar las rutas de un viaje que es tan interior como exterior?
Contra cualquier pronóstico, la obra resultó ser un triunfo artístico, un cautivador viaje por los recovecos de la memoria en medio de un Valparaíso marcado por la desigualdad.
"Destaca la rigurosidad histórica del texto y las imágenes; la preocupación por los detalles de cada ambiente, y por las expresiones de los personajes cuando se dan cuenta de sus vidas o el dolor que de pronto los embarga", elogia Díaz Eterovic en la introducción. El escritor termina definiendo el trabajo como "un homenaje de alto y arduo vuelo creativo para un escritor imprescindible; y desde luego para una novela que hace tiempo rompió los límites del tiempo, las modas y el olvido".
ROJAS de PElícula
Cuando hace algunos años, caminando por Valparaíso, Morales le contó a su amigo Marco Herrera que quería transformar "Hijo de Ladrón" en una novela gráfica, éste le preguntó si acaso había enloquecido. "Sí, lo estaba, y no tengo todavía la certeza de haberme recuperado", bromea el autor en el prólogo. Para él, el proyecto respondía a una necesidad personal: honrar una novela a la que temió en la infancia y que aprendió a amar con los años.
"Cuando era un niño mi mamá me advirtió que era un libro doloroso", confiesa. "Me quedé con esa idea. Lo retomé en la enseñanza media, pero no me produjo gran impresión. Con el tiempo fui valorándolo. Mi madre se había equivocado, porque hoy considero que es una novela muy bella, tiene un final conciliador con la vida. Aniceto termina siendo parte de lo que perdió. No hay condición más humana que ser querido, y eso es lo que me dejó su lectura".
Asentado el desafío, Morales comenzó entonces a trabajar en la adaptación. El reto fue doble tomando en cuenta que el dibujante Luis Martínez vive en Buenos Aires.
"Lo que hice fue básicamente agarrar el libro y adaptarlo página por página. Dibujaba en cuadritos la puesta en página y se los mandaba a Beto por correo junto al guión. Él iba dibujando, me mandaba un boceto, yo lo corregía y así íbamos trabajando las páginas hasta llegar a las definitivas", explica. "Marco se metió en los diálogos para actualizarlos un poco. Por ejemplo, en aquellos tiempos los reos eran bien educados. Eran ladrones de alta monta. Hablaban bien, se vestían bien. Eran buena gente. Eso resulta raro hoy en día".
-¿Qué cosas rescataste y descartaste de la novela?
-El trabajo consistió principalmente en despejar la acción de la reflexión. Facilitó las cosas el hecho de que Rojas es muy cinematográfico. Pero, claro, hubo todo un cuestionamiento sobre qué dejar y qué no, determinar qué es lo importante. Consideré dos temas que son fundamentales en el libro: el pago de cuotas, es decir, el hecho de que en la vida uno siempre tiene que pagarle cuotas a alguien. Y la importancia de formar parte, el tema clave del libro. Todo lo que tenía que ver con eso lo rescaté para adaptarlo. Hubo partes que fueron difíciles de sacar, porque tienen mucha intensidad, y textos que no me atreví a cortar por lo bellos y profundos que son. Una de las misiones fue conservar el espesor de la estructura y tratar de que el lector no se pierda. Y creo que no pasa. Todos tenemos incorporado el lenguaje del cómic, sabemos cómo leer una novela gráfica".
Se podría decir que Morales, que en el año 2005 escribió el guión del largometraje "El rey de San Gregorio", vio cómo la obra desfilaba en su cabeza como una película. Pero a la hora de plasmar las imágenes en el papel, fue consciente de las diferencias entre la cinematografía y el cómic.
"Tienen que ver principalmente con la detención del tiempo", analiza. "En una película no te puedes detener. Y aquí sí. El tiempo en Rojas es fundamental. La historia de Aniceto dura solo tres días, pero todo está fusionado con recuerdos. Son como tres tiempos a los que retrocede. Y para transmitir eso en la novela gráfica usé muchos recursos cinematográficos: paneos, cámaras subjetivas, cámara lenta. Todo un lenguaje que se incorporó. Incluso hay un cameo de Manuel Rojas".
Las caras de Valpo
Morales y Herrera son responsables de los dos divertidos volúmenes de "Valparaíso No Patrimonial" (Ocho Libros), libros que resaltan las facetas más insólitas y excéntricas de la ciudad. "Hijo de Ladrón" es, de cierta manera, una continuación en la disección del viejo puerto.
"El libro retrata el Valparaíso de 1900", señala Morales. "Nosotros trabajamos con un asesor histórico que nos entregaba imágenes y una recopilación de datos históricos. Creo que la novela gráfica logra introducir al lector en ese contexto. Por entonces estaba la famosa revuelta por el tranvía y el caos en avenida Pedro Montt, eso no ha cambiado demasiado. Aniceto es un observador de la ciudad y de todo el fervor social. La única intervención directa que tiene es cuando le tira una piedra a un policía y lo meten preso. El resto del tiempo él solo contempla lo que está pasando, es un testigo de las revueltas, el incipiente anarquismo, la libertad, el mar; códigos muy rojeanos. Se ha dicho que ésta es una novela de aprendizaje, pero no estoy de acuerdo. Él no aprende nada. Solo observa la vida, las acciones de otros personajes. Es pura condición humana, la amistad, la lucha, la explotación del hombre por el hombre. No hay enseñanzas en eso".
-¿Crees que se valora lo suficiente a Manuel Rojas en Chile?
-Se lo conoce principalmente por el cuento "El vaso de leche" y por "Hijo de ladrón". Pero, así y todo, no se lo ha valorado como corresponde. Su historia es notable. Al igual que Aniceto, él se hizo a la vida, sin profesión ni nada. Llegó a hacer clases en la Universidad de Chile y renunció, porque dijo "no puedo enseñar lo que amo a quienes no lo hacen". Su hija me contó que tenía muchos diccionarios, le gustaban mucho las palabras. Era obsesivo con el perfeccionismo de sus textos.
Morales confiesa que tiene la intención de adaptar los tres libros restantes sobre Aniceto Hevia, nuevamente con la colaboración de Martínez. Sería una epopeya creativa. Graficar toda la tetralogía, compuesta de las novelas "Mejor que el Vino" (1958), "Sombras Contra el Muro" (1964) y "La Oscura Vida Radiante" (1971). Dice que le gusta "algo que dijo Ramón Díaz Eterovic: que lo que estamos haciendo es un nuevo respiro para Rojas. Lo que hace la novela gráfica es acercar al lector a su obra, de ninguna manera reemplaza a la novela. Espero que esto motive a la gente a interesarse en su literatura. En el colegio te hacen leer mal 'Hijo de Ladrón' y es un desperdicio. Su obra merece ser apreciada por todos. Es absolutamente fascinante".
Una de la imágenes del cómic "Hijo de ladrón".
en resumen
Aniceto en la pantalla
Christian Morales es también responsable, junto al documentalista Patricio Muñoz, de "Las 4 Vidas de Aniceto", serie documental que aborda al personaje a través de sus novelas. En ella, una serie de entrevistados van diseccionando el viaje de Hevia y la gran obra de Rojas. Se estrenó el año pasado en ARTV.
díaz eterovic destaca la preocupación por los detalles.
Por Andrés Nazarala
"Cuando era un niño mi mamá me advirtió que era un libro doloroso. Con el tiempo fui valorándolo. Mi madre se había equivocado".
"En una película no te puedes detener. Y aquí sí. El tiempo en Rojas es fundamental. La historia de Aniceto dura solo tres días".