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Biólogo y desastre del Eider: "Hay especies que nunca regresaron"

ACCIDENTE. Hace una década, el barco chino encalló justo frente a playa "Las Petroleras", desatando la peor emergencia ecológica de la historia local.
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La madrugada del 31 de octubre de 2005, la motonave china Eider encalló en la costa antofagastina, desatando el que se considera el peor accidente ambiental de la historia local.

Fueron poco más de 120 mil litros de hidrocarburos los que cayeron al mar cuando las rocas rompieron su casco, justo frente a la playa "Las Petroleras", contaminando siete kilómetros del litoral.

A diez años del desastre, la parte judicial del accidente ya está zanjada (los armadores de la nave llegaron a acuerdos económicos con el Estado y los pescadores), sin embargo, el daño sigue presente, aunque a un nivel menos visible.

El director del Centro Regional de Estudios y Educación Ambiental (CREA) de la Universidad de Antofagasta, Carlos Guerra, comentó que una gran variedad de especies marinas no han vuelto a desarrollarse de la misma manera tras el desastre.

"Un ejemplo son los cangrejos, jaibas, choritos, y los mitílidos en general, como la cholga y el choro, que no han vuelto a darse en la zona afectada. En el caso del piure, si bien su población se vio reducida, aún puede apreciarse en el área de Coloso", precisó.

Guerra dijo que cuando ocurren este tipo de desastres, mueren grandes cantidades de organismos marinos, y muchas veces esa pérdida no se reemplaza fácilmente, sino que deben pasar muchos años.

El experto, quien además participó en la recuperación y limpieza de aves marinas contaminadas con el petróleo que inundó la costa, recordó que lo primero que hicieron tras la emergencia fue salir en una lancha para constatar qué tanto se había propagado la macha de combustible.

"Con pesar pudimos apreciar que había sido bastante el hidrocarburo que había caído al mar y que seguía saliendo del barco, desplazándose por toda la costa", explicó.

Rescate

Sobre el rescate de las aves y criaturas marinas, Guerra recalcó que durante la emergencia, activaron todos los protocolos recomendados en este tipo de situaciones.

Dijo que a las labores se sumaron rápidamente brigadas de voluntarios y pescadores, además de dos organizaciones internacionales, que respondieron cuando se hizo pública la noticia.

La primera fue la International Fund for Animal Welfre (Ifaw), dedicada al rescate y ayuda de los animales, quienes enviaron a cuatro integrantes con vasta experiencia en este tipo de situaciones, ya que habían participado en episodios similares en otras partes del mundo.

La segunda organización fue Procter & Gamble, empresa estadounidense conocida por sus marcas de materiales de aseo, que envió importantes cantidades de un jabón especial para limpiar a los animales. También aportaron numerosas jaulas de plástico para el transporte de las especies más comprometidas.

"Esta ayuda fue imprescindible, puesto que nosotros estábamos trabajando con métodos muy artesanales. Transportábamos a los animales en cajas de cartón, a las cuales les hacíamos agujeros para que pudieran respirar. Algunas personas conseguían jabones con los supermercados, pero definitivamente no era suficiente", explicó el especialista.

Juan Villarroel, presidente del Sindicato N° 1 de Pescadores de Antofagasta, dijo que la emergencia significó un desastre ecológico y económico "monumental", pues quedaron sin poder trabajar por mucho tiempo.

"Fueron alrededor de 200 familias las que en esa época fueron perjudicadas por la baja que sufrió la actividad pesquera. Tomó años que algunas especies, como el loco, y en menor medida el piure, volvieran a las costas. Y cuando lo hicieron tampoco era lo mismo", sentenció el pescador.

Villarroel acotó que la tragedia hizo que muchas familias abandonaran el rubro de la pesca, puesto que no podían esperar el fin de los trabajos de descontaminación y el retorno de las distintas especies.

La indemnización que recibieron las familias en aquella oportunidad no fue suficiente para contrarrestar el daño que sufrieron, agrega el dirigente.

Hoy quedan sólo 91 familias de pescadores, y la mayoría de ellos pasan de los 45 años.

Durante la madruga del 31 de octubre de 2005, el barco chino Eider hizo su primera aproximación a las costas antofagastinas a eso de las 2.30 horas bajo el mando del capitán filipino, Roy Salñada.

Según las declaraciones que dio el primer oficial del barco, Héctor Saveniano, cuando se aproximaban a la costa sintieron el impacto.

Previamente no hubo advertencia alguna de la ecosonda de la nave, que es el sistema que verificar la distancia vertical entre el lecho marino y el barco. El impacto provocó un gran orificio en el casco, por donde se derramó el combustible en el mar.

Tras el accidente, la nave quedó con arraigo y recién pudo zarpar cuando sus armadores depositaron una millonaria fianza, con la cual se pagaron los gastos de la emergencia y las indemnizaciones.

Tres años más tarde, en 2008, 248 pescadores de Caleta Antofagasta y otros 56 de otras caletas cercanas recibieron las indemnizaciones por los daños sufridos.

Los pagos fueron posibles gracias al acuerdo extrajudicial entre los afectados y los abogados de la compañía armadora de la nave, la Pretty Bright Shipping S.A.

En el caso de los pescadores de Caleta Antofagasta el acuerdo consideró el pago de $700 mil a cada afectado, más $200 millones para un fondo de libre disponibilidad, y otros $50 millones para limpieza y mejoramiento de embarcaciones. Con el resto del grupo sólo se pactó un pago individual de $700 mil.

Marcos, Madrigal,, director de Salud de la época

"Después del incidente, hubo casos de personas que se enfermaron por comer mariscos contaminados en la ciudad".

Pedro, Araya,

exdiputado y actual senador

"Tuvimos que gestionar recursos a través del Ministerio del Interior para ayudar a los pescadores que no podían trabajar".