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Drogas, leyes y sociedad: ¿Cuál es el camino?

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Hace años empecé a pensar más profundamente sobre la cuestión de las drogas y su impacto en la vida de niños, jóvenes y sus familiares.

La primera vez que me ofrecieron marihuana, tenía tan solo 13 años. Fue inesperado. No me gustó el olor, tampoco la situación y simplemente me fui.

El valor que tuve para irme vino de las clases sobre metafísica cristiana a las que había empezado a asistir el año anterior. El tema me interesaba, me ayudaba a conocerme mejor y a sentirme bien, calmada y protegida, aunque pasaba largos ratos sola. Aprendí que no necesitaba de marihuana, cigarrillo o alcohol para sentirme bien.

Pero pocos jóvenes y adultos tienen esa oportunidad o ese interés, y terminan en otro camino. Por ejemplo, un primo entró al mundo de las drogas y falleció joven.

Por eso, cuando leo sobre los países donde la marihuana y otras drogas son lícitas, me pregunto si a muchos les falta la información correcta de lo perjudicial que son las drogas en general, para el individuo y su familia. Por ejemplo, en Latinoamérica, aunque la venta y el consumo de marihuana sea ilegal, según un informe de la ONU, Chile es el tercer país que consume más drogas. Hay más de 250 mil consumidores, y entre ellos un 62% tiene entre 12 y 25 años.

El comercio y las ganancias mueven el mundo del narcotráfico organizado; lucrativo para unos pocos.

Pero no todo está perdido. Hay lindas historias de personas que vencieron la adicción, como le pasó a un amigo. Él empezó a consumir drogas y a tomar a los 12 años. Así vivió por unos 40 años. Pero hace 5 años, tuvo un cambio total: hoy tiene empleo, paciencia con los demás y se siente contento consigo mismo. Su cambio fue mental y físico, pues incluso ya no toma las pastillas que tomaba para la depresión. Estudia diariamente la Ciencia Cristiana y ha tenido otras curaciones.

Así como mi amigo, todos pueden encontrar el camino para llevar una vida feliz, equilibrada y sana, pues como dice la metafísica Mary Baker Eddy: "La Ciencia del Cristianismo purifica la fuente a fin de purificar las aguas. Comienza por la mente para curar el cuerpo, en la misma forma que comienza por el móvil para corregir el acto…"

Cuando las personas empiecen a buscar el sentido profundo de la vida, cuando dejen de pensar en los negocios para valorar al ser humano, y abandonen los falsos placeres para disfrutar de la felicidad y salud espirituales, tendremos una sociedad más justa y equilibrada, con leyes y programas que apoyen el desarrollo mental, emocional e intelectual de toda la población.

Leide Lessa

Maestra y conferenciante de la Ciencia Cristiana