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"Si te vieras con mis ojos"

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Carlos Franz

Editorial Alfaguara

380 páginas

$14.000

"Si te vieras con mis ojos"

Adelanto del libro de Carlos Franz

La radiante mañana de junio en que conociste a Carmen brilló tras una semana de tormentas sobre el Pacífico. Tu barco había estado a punto de hundirse frente a las costas de Chile. Varias veces te preparaste para morir. Pero ahora, por fin, con las velas desgarradas, andrajoso, el velero entraba lentamente en la bahía luminosa de Valparaíso. Lo hacía con el ansia y la suavidad de un hombre enamorado entrando en lamujer amada.

Cada vez que llegabas a un puerto volvías a sentir eso, Moro. ¡Aun habiendo conocido tantos! Al penetrar en la nueva tierra que te acogía, te enamorabas de ella. Pero algo en ese amanecer despejado, luego de tantos temporales, te decía que quizás, este amor no iba a ser como los anteriores.

La bóveda del invierno austral relucía azul, límpida y fría como una ventana recién lavada. El aire estaba tan cargado de éter que dolía respirarlo, la dura belleza de país era sobrecogedora. Tú lo dibujabas afanosamente desde la cubierta del velero. Te bebías el paisaje con los ojos.

Unas horas antes, aún lejos de la costa y tras abrirse las nubes de la tormenta, habías avistado la distante muralla de Los Andes, totalmente nevada. El sol naciente subrayaba con un hilo de cobre la sierra de sus cumbres. Sobre todas ellas descollaba la ancha espalda del Aconcagua. Su cabeza piramidal, torcida sobre un hombro, parecía mirarte y retarte desde su inconcebible altura. Como si te preguntara: ¿qué se te ha perdido acá, en este fin del mundo, pintor viajero?

China pide que el G20 ofrezca un mensaje de unidad y liderazgo económico

ENCUENTRO. En la víspera de la cumbre que se inicia hoy en Turquía, el país asiático aseguró que seguirá haciendo su contribución al crecimiento global.
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El viceministro chino de Finanzas, Zhu Guangyao, pidió ayer que los países del G20 ofrezcan al mundo un mensaje de unidad y liderazgo económico en la cumbre que se celebra hoy y mañana.

El representante chino aseguró en rueda de prensa que China seguirá haciendo su contribución "al crecimiento de la economía mundial" y defendió la necesidad de un crecimiento "estable" que sea positivo tanto para las economías del G20 como para todo el mundo.

Sobre la desaceleración económica en el país asiático, Zhu reconoció algunos riesgos pero se mostró seguro de que China podrá llegar a su objetivo de crecimiento para este año, fijado en el 7 por ciento, y que se situará alrededor del 6,5 por ciento anual hasta 2020.

El representante chino recordó el objetivo de doblar el PIB chino en 2020 respecto a las cifras de 2010, y llevar el PIB per cápita hasta los 12.000 dólares.

China participa mañana y el lunes en la reunión del G20 que se celebra en la ciudad turca de Antalya, y también estará presente mañana en un encuentro de los Brics, el acrónimo del grupo económico que forman Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, y que suponen el 29 por ciento de la economía mundial.

China ha abogado por un precio de las materias primas equilibrado que beneficie tanto a los países importadores como a los exportadores.

El escritor que imaginó un triángulo amoroso que remeció al Chile del siglo XIX

Carlos Franz acaba de publicar su quinta novela, "Si te vieras con mis ojos" , en la que ficciona a partir de la historia una rivalidad entre Johan Moritz Rugendas y Charles Darwin por el corazón de Carmen Arriagada. El autor explica por qué eligió a estos personajes y describe cómo se comportan los enamorados.
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Aunque es una lucha entre enamorados, Carlos Franz genera en su novela una lucha intencionada entre ciencia y arte, entre Rugendas y Darwin.

Por Cristian Ortega Puppo

En "Si te vieras con mis ojos", Carlos Franz ficciona un triángulo amoroso entre Charles Darwin, Mauricio Rugendas y Carmen Arriagada. Todo situado en Chile, a mediados del Siglo XIX. Es el mundo de la ciencia, el del arte y una mujer que domina cada paso y no permite que ningún hombre, nombre o renombre le pase por encima.

Al autor le interesa la mirada de Rugendas (uno de sus personajes) como viajero y paisajista. "La mirada de quienes iban por el mundo dibujando lo que veían, antes de que la fotografía volviera demasiado fácil guardar las imágenes, me parece fundamental. La mirada del pintor y dibujante que se demora ante una escena para plasmarla, es profunda y personal. Es una mirada espiritual", explica.

Además, Franz admira a Darwin, a pesar de que en su última obra lo trata con cierta insolencia: "Admiro su valentía para asumir las consecuencias de sus observaciones, aunque estas fueran en contra de sus primeras creencias".

"Si te vieras con mis ojos" (Editorial Alfaguara) es su más reciente novela -la quinta en su bibliografía- y allí Carlos Franz juega con las estructuras y la ficción histórica.

"Me fijé a mí mismo unas reglas de juego más o menos estrictas. Mis invenciones debían caber en los 'huecos' de las biografías de mis personajes. Por ejemplo, durante su estadía en Chile, Darwin cayó enfermo y estuvo casi un mes en cama en Valparaíso. Se sabe poco de ese episodio. En ese hueco yo le inventé toda una aventura erótica".

La desbocada imaginación le acompaña a Franz desde los ocho años. A esa edad ya había leído todo Salgari. Después hizo lo mismo con Dumas y luego siguió con las obras fundamentales de Dickens. Había nacido en Ginebra (1959), porque su padre era padre diplomático y su madre actriz. De ahí para adelante, hasta ahora.

- ¿Qué tan difícil es tomar libertades al momento de escribir sobre personajes históricos?

-No tuve escrúpulos. Para mí, la novela tiene derecho a mentir. Es más, la novela tiene la obligación de mentir si es que quiere ejercer su libertad creativa. Por eso esta no es una novela histórica, de esas donde la ficción ilustra a la historia, sino al revés, en este libro la historia está al servicio de la ficción, le sirve de soporte. Algo similar ocurre con cualquier novela en relación a la realidad: ésta se convierte en soporte de la invención. Pero es el novelista quien debe fijar ese soporte y atenerse a él, de lo contrario la invención se vuelve gratuita, fácil.

-El carácter de Carmen Arriagada se aleja de lo que uno podría pensar de una mujer en el siglo XIX. Agresiva, contestataria, independiente, arrogante incluso.

-Creo que esa visión de la mujer del siglo XIX, que las hace a todas unas reprimidas, es una generalización y un prejuicio nuestro. Naturalmente que existía más represión sexual que ahora, ¡y por eso mismo hubo muchas licencias! En la novela hago a Carmen amiga de Constanza Nordenflycht (personaje que también existió en la vida real) y que desde los quince años fue amante de Portales. Lo perseguía y tuvo hijos con él sin casarse nunca. En la época de mi novela, Chile recién salía de la anarquía y las guerras de independencia. Fue una revolución de las costumbres, se amplió la libertad social, pero las licencias venían de antes. Nuestro padre de la patria, "el huacho" O' Higgins, ¿fue hijo de una de una mujer reprimida o liberada? ¿Y qué hay de Manuelita Fernández, la mujer de Toesca, que tuvo varios amantes? ¿Y qué de la propia Quintrala, a la que hago antepasada de mi Carmen?

-¿La doble lectura es intencional o juegos contra el aburrimiento del autor?

-Son expresión de los conflictos internos de los personajes, que a su vez son los motores de la acción novelesca. No son puramente emocionales, eróticos o sentimentales. Mis personajes son personas inteligentes y cultas, cuyas motivaciones también son, además, intelectuales. Quieren entender sus pasiones y reflexionar sobre ello. Como cualquiera de nosotros. En el curso de esas reflexiones, Carmen, Darwin y Rugendas, descubren que a veces han hecho el ridículo. Pero esto es típico de los enamorados cuando se decepcionan o se sienten traicionados.

-En la novela hay una obvia pugna entre arte y ciencia. ¿Por qué?

-Primero se me ocurrió que Rugendas y Darwin podrían disputarse el amor de Carmen y enseguida me pareció obvio que eso también sería una lucha entre arte y ciencia. Y me encantó la idea. porque le añadía riqueza -planos de lectura- al libro. Más aún, porque en la visión romántica del arte este no se diferencia del amor, ambos son búsquedas de ideales platónicos. En cambio, para la ciencia evolutiva que Darwin está empezando a intuir el amor es sobre todo un impulso para la procreación. Son visiones aparentemente irreconciliables que se enfrentan hasta el día de hoy en la experiencia erótica de las personas.

. ¿La estructura de tu novela tiene una razón?

-Cuando inicio un borrador sigo una regla: no tener reglas. Esto permite liberar la imaginación y dejarla que vaya donde quiera. Por supuesto eso incrementa mucho las dificultades. Luego es preciso relatar o sea relacionar, establecer conexiones, vínculos, armonía, sin por eso resolver a la fuerza las contradicciones que no deban solucionarse porque le restarían espontaneidad, verdad, a la ficción. Escoger un orden, respetando ese desorden que llamamos vida, es un ejercicio difícil de control narrativo.

-¿En qué momento entendiste que tenías que empezar a escribir esta novela?

-No fue nada externo. Me puse a escribir cuando se produjo una maduración interior, creo. Esta es, más que nada, una novela de amor y supongo que no pude escribirla antes de que mis sentimientos maduraran también, es decir antes de tener perspectiva.

-¿La elección de la voz del narrador tomó muchos borradores o nació así desde un principio?

-Siempre hago "pruebas de voces" antes de decidirme por un punto de vista. En este caso, pronto me quedó claro que el mejor punto de vista sería el que expresara las miradas cruzadas que se dan en toda relación amorosa. Carmen se pregunta qué es lo que Rugendas vio en ella, y a la vez desea saber si Rugendas corresponde a lo que ella amó en él. Yo creo que los enamorados siempre se hacen este tipo de preguntas, aunque sea inconscientemente, porque el amor produce una suerte de intoxicación sentimental en la que ya no estamos seguros de nuestra razón e incluso dudamos de nuestros sentidos. "¿Será posible que sea tan buena y bella como yo la veo?".

-En esta novela te la juegas por un estilo y contenido distinto al resto de tus obras. ¿Cuáles son los miedos que no dejan dormir al autor una vez que el libro está en librerías?

-Creo que siempre he ido variando de estilos. Y seguiré haciéndolo, espero. Porque así me entretengo más y creo que los lectores también. Por lo demás, cambiar es una consecuencia del aprendizaje y de mantener la curiosidad viva. Y yo no quiero perder la curiosidad ni dejar de aprender. Naturalmente, estos cambios implican riesgos y producen algo de miedo. ¡Qué bueno! Yo no entiendo a los autores que descubren un filón que gusta al público y siguen explotándolo el resto de sus vidas. A mí esa seguridad me aburre. Y en cambio me estimula y entretiene investigar un estilo y un territorio nuevo y preguntarme quienes serán los lectores, nuevos también, que encontraré ahí.

-¿La realidad con la ficción se mezclan o se confunden?

-Realidad y ficción siempre se mezclan: en la memoria que inventa mucho de lo que recuerda, en los relatos que las personas hacen de sí mismas, forzosamente subjetivos, en fin. La novela es, en el fondo, más honesta: declara de antemano que va a inventar. Y esa es su verdad.

"Darwin cayó enfermo y estuvo casi un mes en cama en Valparaíso. En ese hueco yo le inventé toda una aventura erótica".

alfonso gonzalez

"Esta no es una novela histórica, de esas donde la ficción ilustra a la historia, sino al revés, en este libro la historia está al servicio de la ficción".

"Cuando inicio un borrador sigo una regla: no tener reglas. Esto permite liberar la imaginación y dejarla que vaya donde quiera".

Llega la cronista del Premio Nobel "Voces de Chernóbil"

Arribaron a librerías chilenas los testimonios de dos desastres mundiales, en novelas de la Nobel de Literatura 2015 Svetlana Alexievich.
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Alexievich reescribió su libro sobre las mujeres en LA guerra con pasajes que había omitido.

Svetlana Alexievich

Debate

368 páginas

$14.000


"La guerra no tiene rostro de mujer"

El 26 de abril de 1986 ocurrió el peor de los desastres nucleares que ha tenido el planeta cuando, en la planta nuclear de Chernóbil, una explosión e incendio esparció la muerte en invisiblez partículas radioactivas. Más de medio millón de hombres se expusieron a la contaminación para detener el desastre. Es sobre esas personas y sus tragedias que Svetlana Alexievich ha escrito. Y es por esos descarnados retratos que ganó el Nobel de Literatura este año.

Alexievich es la primera periodista en ganar el premio y ha puesto a la no ficción por primera vez en el podio sueco. Reconocida por sus entrevistas a personajes clave, tanto de la era soviética como luego tras del colapso de la URSS, la bielorrusa ha dirigido su mirada hacia los horrores de la guerra y eventos trágicos de la historia.

En "Voces de Chernóbil" se lee: "Salgo de la sala al pasillo. Y me guío por la pared, por el sofá, porque no veo nada. Paro a la enfermera de guardia y le digo: -Se está muriendo. Y ella me dice: -¿Y qué esperabas? Ha recibido mil seiscientos roentgen, cuando la dosis mortal es de cuatrocientos". Los diálogos en la obra aparecen con la crueldad de lo real:

-¡Déjame pasar!

-¡No puedo! Está mal. Todos están mal.

Yo la tenía agarrada:

-Solo quiero verlo.

-Bueno -me dice-, corre. Quince o veinte minutos.

Lo vi... Estaba hinchado, todo inflamado... Casi no tenía ojos...

-¡Leche! ¡Mucha leche! -me dijo mi conocida-. Que beba al menos tres litros.

-Él no toma leche.

-Pues ahora la tendrá que beber.

En "La guerra no tiene rostro de mujer", la autora cuenta la historia de miles de mujeres que combatieron en el Ejército Rojo durante la Segunda Guerra Mundial. Mujeres francotiradoras, que condujeron tanques o trabajaron en hospitles de campaña.

La autora relata la historia no contada por los veteranos de guerra. Ese lado no heroico que reconoce el asco, el miedo, el frío, el hambre y la violencia sexual. Todo, amparado en la sombra de la muerte.

"La Guerra no tiene rostro de mujer" recién pudo reescribirlo en el año 2002 con algunos fragmentos tachados por la censura y material que ella misma no se había atrevido a incluir en su primera versión.

"Paro a la enfermera de guardia y le digo: -Se está muriendo. Y ella me dijo: -Y qué esperabas?".