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Abogados citan qué cambiarían de actual Constitución Política

PAÍS. Expertos observan hoy la propuesta del ejecutivo y adelantan sus opiniones respecto a qué modificaciones estudiarían.
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V. Toloza Jiménez

Este mismo mes debiera comenzar el proceso de educación cívica, primer paso que pretende derivar en una nueva Constitución para Chile, según lo anunciado por la Presidenta Michelle Bachelet.

El tema es complejo y las opiniones van desde cambios profundos por la "legitimidad" de la carta fundamental, al ser construida en su grueso durante el gobierno de Augusto Pinochet, hasta aquellos que apuestan por transformaciones con matices.

La Constitución Política de la República de Chile de 1980 fue aprobada en un plebiscito el 11 de septiembre de 1980; entrando en vigor, en un régimen transitorio, el 11 de marzo de 1981 y, en forma plena, el 11 de marzo de 1990.

Desde entonces ha tenido 18 modificaciones.

Como es sabido, el 13 de octubre pasado, la Presidenta Bachelet anunció las fases del proceso, que comenzará con instancias de educación cívica, seguido luego por diálogos ciudadanos. El segundo semestre de 2016, se entregarán las bases ciudadanas para la Nueva Constitución y el envío de un proyecto de reforma constitucional para establecer un procedimiento de reemplazo constituyente, debiendo el Congreso Nacional elegir entre cuatro mecanismos alternativos. La propuesta de Nueva Constitución sería presentada durante el segundo semestre de 2017.

Siete abogados respondieron a la consulta de qué cambiarían del texto y estas son sus respuestas.

"Queremos rescatar los valores de la Iglesia y la derecha"

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Jonathan Villella Coyán

Rescatar "los valores de la iglesia y de la centro derecha de antaño" es lo que quiere Diego Fernández, vocero del nuevo movimiento político "Cristianos por Chile", quien habla sobre sus fundamentos, y hace un análisis breve del escenario político local.

¿Qué es el movimiento social 'Cristianos por Chile'?

-Es un movimiento que viene a unirse a la centro derecha, a 'Chile Vamos', junto con republicanos que es el otro grupo de jóvenes.

¿Cuáles son sus planteamientos?

-Esta alianza viene a rescatar los valores que ha perdido la centro derecha en Chile, como la libertad, y los valores de los que hablaba la Iglesia.

Diferencias

¿Cuáles son algunos aspectos diferenciadores?

-Lo diferente de este movimiento es que está conformado por gente nueva, hemos venido a buscar gente de centro. No somos como Amplitud, que viene a sacar gente de la UDI o RN. Aquí la gente es independiente, jamás ha militado en un partido y hoy por primera vez, vienen a participar.

¿Cuántas personas conforman este movimiento en Antofagasta?

-Acá, somos 50 jóvenes. La gran mayoría son universitarios y hemos sentado nuestras bases en la Universidad de Antofagasta, en la UCN, y en la Santo Tomas. Ahora estamos desarrollando las bases del movimiento político, gestionando una directiva, y nos vamos a unir a las tareas que se están en gestionando desde Santiago, donde una de ellas es poner a debate público nuestras ideas, donde el objetivo final sería que la centro derecha vuelva al Gobierno el 2018.

Política local

Para su movimiento ¿Cómo es el escenario político local?

-Para nosotros es adverso. Aquí electoralmente, por años ha sido la Concertación. Ha brillado en todas las elecciones electorales que ha habido. Sin embargo nosotros somos una fuerza que queremos dar la pelea en las próximas elecciones municipales, vamos a hacer pactos y listas con la UDI, con RN, el PRI, y Evopoli, con los que esperamos ganar, o por lo menos tener un concejal de nuestro movimiento en cada comuna.

¿Y en la realidad local?

-Tenemos parlamentarios muy débiles, que se dedican a la politiquería, pero hay que ver los hechos, cuál parlamentario ha legislado en favor de la región. Creo que las que más se han destacado son Paulina Nuñez, y la diputada Marcela Hernando. El resto no merece mayor comentario.

D.fernández, Vocero Cristianos por Chile:

"Fortalecería el poder tributario de regiones"

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En la Constitución fortalecería el poder tributario de las regiones. Actualmente la regla general es que los tributos tienen como destino rentas generales de la Nación, y solo excepcionalmente por razones de defensa nacional u obras de claro interés regional o local.

En este sentido, para quienes vivimos en regiones y especialmente en aquellas que son productoras mineras, por la importancia que estos recursos generan para el presupuesto nacional y una visión de desarrollo sostenible post-extractiva, la Constitución política de 1980 tiene un factor desequilibrante en la distribución de los recursos de la hacienda pública, y se llama Rentas Generales de la Nación.

En esta perspectiva de tributos de aplicación regional y local, es un claro ejemplo la Ley de Casinos de Juego.

Propondría en la Constitución: que los tributos beneficien a las rentas generales de la Nación, y en un porcentaje relevante de al menos un 10% a los gobiernos regionales y locales en el modo que determinen las leyes orgánicas respectivas.

¡Qué gran logro que eso sería! Más importante que un intendente electo o una reforma a leyes específicas.


"Hay conflictos por el nivel de desarrollo"

Creo que antes de discutir sobre qué cambiar a la Constitución, se necesitan dos debates previos. El primero es si debe ser cambiada y lo que ocurre con los textos constitucionales.

Podría decir que hay dos posiciones. Un sector cree que la Constitución es un reflejo de un sistema neoliberal que estructura un sistema injusto y que los malestares sociales en Chile son síntomas de la necesidad del cambio constitucional. Y otro sector reconoce la necesidad de introducir un cambio como consecuencia de un nuevo contexto, que demanda caminar hacia una social democracia, con más énfasis en lo social, de manera que se eviten las evidentes desigualdades que el sistema presenta, en términos de mejores acceso. Yo estoy por esta segunda posición. De momento, me reservo la opinión sobre los mecanismos y oportunidades que el Gobierno eligió para implementar estos cambios, pero resulta patente que los conflictos se presentan porque el país ha alcanzado un mayor y más importante nivel de desarrollo y las pretensiones, relativas a la calidad de vida son mayores, pero en un contexto de institucionalidad deslegitimada y con una crisis económica galopante.


"Aquí no se soluciona todo"

Toda constitución puede perfeccionarse. En la nuestra, por ejemplo, es posible pensar en algunas reformas que profundicen la descentralización. Con todo, la inmensa mayoría de las soluciones a los problemas que nos aquejan, como el centralismo, dependen de cambios legales o culturales. Por eso no hay que ver la Constitución como la solución a todos nuestros problemas.

No pensemos, como dice el Ministro Eyzaguirre, que en los cabildos se invitará "a la gente (a) que imagine la Constitución que quiere".

Es poco probable que ello ocurra porque las personas que podrían hacer eso de un modo desinteresado gastan su tiempo en otras cosas que perciben como más importantes.


"Chile debe ser un Estado regional"

Nuestra actual carta constitucional tiene un vicio de legitimidad en su origen. Por mucho que se le hayan introducido modificaciones después del retorno a la democracia.

Revisaría la división territorial imperante que no es tradicionalmente la nuestra o por lo menos reestudiaría los límites regionales, para hacer más efectiva la distribución de recursos y la posibilidad de propender a la autogestión territorial. Distribuiría territorialmente a los órganos que administran el poder estatal (ejecutivo, legislativo, judicial, Ministerio Público, Contraloría, Banco Central, etc.), lo que permitiría asentar soberanía.

Hay sectores en los que los privados o no tienen interés o no tienen capacidad para explotar, siendo de interés estratégico a futuro. En este ámbito no se puede impedir la actividad económica pública. En este esquema básico, creo que debería considerarse, además, un Chile organizado como Estado Regional y multiétnico. Así cada territorio deberá ser reconocido como colectividad teniendo competencia legislativa, generando democráticamente y sólo en su seno sus autoridades, asegurando de este modo un autogobierno, lo que permitiría un real pluralismo político. Esto no implica desconocer un gobierno central.


"Reforzar las garantías constitucionales"

Reforzaría el sistema de garantías jurisdiccionales de derechos fundamentales, especialmente lo concerniente a los derechos sociales que pese a estar reconocidos en el texto constitucional, no se encuentran protegidos mediante el recurso de protección cuando su ejercicio ha sido vulnerado. Acá me refiero a la educación y a la salud, y eso obligaría al Estado a invertir e intervenir en estos ámbitos, sin necesitar replantearse el principio de subsidiariedad presente desde el artículo 1.

Tratándose de la parte orgánica, a fin de disminuir el presidencialismo reforzado, aumentaría algunas atribuciones del Congreso Nacional e introduciría la figura del "Primer ministro", designado por el Presidente, quien sería el jefe de los ministros, el número dos del ejecutivo, el que estaría a cargo de la contingencia nacional y el primer escudo del primer mandatario.

Pero estimo que se necesita una nueva Constitución, por una simple razón: su origen. Esto no significa que deba haber imperativamente una Asamblea constituyente, sino que la legitimidad democrática de nuestra carta fundamental debe ser indiscutible a esta altura de la historia, y esa legitimidad se encuentra para mí en una aprobación fuera de toda sospecha por parte de la mayoría a una propuesta de una nueva Constitución.


"Cambiaría el régimen presidencialista"

Una nueva Constitución permite diseñar institucionalmente el país para las próximas décadas, posibilitando abrir espacios de debate amplio y con formas de participación más directa y no sólo representativa.

Me inclino a sustituir el carácter subsidiario del Estado por un Estado democrático garante de derechos sociales, económicos y culturales, que asegure a los ciudadanos efectiva protección de sus derechos y estipule las obligaciones correlativas.

El régimen presidencialista de gobierno, sugiero sustituirlo por uno de carácter semipresidencial, en el que el Presidente de la República sea el Jefe de Estado y el primer ministro el jefe de gobierno, con un Parlamento unicameral elegido democráticamente por igual período al del Presidente de la República.

Asegurar una efectiva descentralización y desconcentración de funciones del Estado unitario, asegurando mayor autonomía política y presupuestaria para las Regiones, con elección directa y democrática de intendentes.


"Hay que consolidar derechos garantizados"

Necesitamos una Constitución nueva, que sea reflejo de la sociedad actual, pensada mirando el futuro y no en visiones del pasado. Me parece indispensable que sea fruto de una gran conversación de todos y que permita consolidar una sociedad de derechos garantizados. Estoy convencido que esta es la oportunidad de plantear que Chile sea un estado federal, bajo una concepción moderna de descentralización y regionalización, incluyendo un mayor control al ejercicio del poder público. Además, debiéramos ponernos de acuerdo en escribir solo aquellos temas esenciales para la convivencia pacífica y el desarrollo, no cediendo a la tentación de regular todo en la nueva carta fundamental.