Flores de hojalata reviven la historia de los puertos de Gatico y Cobija
PATRIMONIO. Ambos lugares anexados a Chile luego de la Guerra del Pacífico atesoran en sus vestigios un patrimonio que ayuda a comprender el presente de la región.
La tumba de las hermanas Sixta (3) y María Rojas (4) con otras 350 en el cementerio de Gatico son los vestigios -junto a ruinas y una casona- de un puerto nortino que tuvo industrias, teatro, policías, muelle, fundición, municipio y más de 4 mil habitantes que no pensaban que la caída del precio del cobre y los aluviones lo destrozarían. ¿Alguna similitud con la actualidad regional?
A 50 kilómetros al sur de Tocopilla, peluches y juguetes bordean la sepultura de las hermanas Rojas, mientras una veintena de mujeres reparten flores de hojalata (tradición que bajó de las salitreras al mar) entre las tumbas. Pintando este cementerio olvidado.
La mujer que instruyó a las demás sobre este arte fúnebre es María Moscoso Dávalos (66), pampina de Humberstone, quien desde niña notaba la tristeza de los cementerios salitreros, debido a que luego del cierre de las oficinas sus habitantes emigraran a ciudades costeras o volvieran al sur.
Por eso investigó -junto al profesor de Artes Visuales Humberto Alache- sobre las flores de hojalata y aplicó la idea en Iquique hace cuatro años. Para luego expandirse, como bola de nieve a María Elena, Quillagua y Tocopilla, mediante talleres impulsados por la Sociedad Química y Minera de Chile (SQM).
"Con esto brindamos un acto de humanidad a esta gente que entregó mucho por esta región. Son los pioneros de la industria que hubo en el norte tanto en el salitre como en las guaneras. Son gente que luchó y trabajó, y quedó con sus brazos bajo las cruces de estos cementerios", relata María.
La idea de la instructora es que estas flores artesanales pinten todos los cementerios olvidados del país. Por eso pretende que esta idea toque sensibilidades juveniles.
Su alumna, Norma Campos (72), coloca una flor de hojalata en la tumba de las hermanas gatiqueñas, acto con el que se siente satisfecha esta mujer sureña que llegó en los años 60 al norte para casarse con Juan Campbell (74), un pampino.
"Florecer estos lugares es grato para el alma, porque tengo un afecto especial por la pampa y ya me siento nortina, prácticamente toda mi familia es de acá", dice Norma en el puerto Gatico, donde luego de la Guerra del Pacífico se instituyeron las Compañías de Cobre de Gatico, que explotaban la mina La Toldo.
Declive
Así fue como a principios del siglo XX comenzó su auge materializado en la casona de los hermanos españoles Artola (dueños de la compañía), construida en 1915, que ha resistido cinco terremotos hasta hoy. En su segundo piso cuelga un lienzo rayado: "100% Patrimonio".
Pero el panorama de los gatiqueños se quebró en 1921 con la baja económica del cobre y comenzó a despoblarse. En 1922 lo golpea un tsunami y en 1927 deja de ser un municipio hasta que en 1932 llegan los efectos de la crisis económica mundial.
El historiador Damir Galaz, manifiesta que "había problemas de hambre y cesantía en la gente, un problema socioeconómico, pero en 1940 viene un aluvión el 25 de julio y echa por tierra a Gatico, que vive sus últimos momentos. Se fue quedando en el olvido y dejó de existir poblamiento. Sus casas fueron desmanteladas".
El cerro arrastró enormes piedras y los hogares del puerto quedaron bajo el barro. En esas alturas comienza la ruta que antiguamente los conectaba con Potosí para exportar la plata boliviana al extranjero por Cobija, puerto ubicado a cinco kilómetros al sur de Gatico.
En esos tiempos (mediado de 1800) ya la circunstancias no eran favorables para Bolivia, ya que demoraban entre 25 y 30 días en llegar de Potosí a Cobija, desfavoreciendo el poblamiento.
"No obstante el poblamiento chileno fue adquiriendo mucho vigor en gran parte de la primera mitad del siglo XIX, pero en 1868 vino un maremoto y terremoto que lo perjudicó", cuenta Galaz.
En 1977 Cobija fue golpeado por otro terremoto. En 1978 vino una gran peste que generó emigración y decadencia en términos de poblamiento y económicos. El sello lo puso el inicio de la Guerra del Pacífico (1879) y después se transformó en una caleta de pescadores.
"Estos tres años son fatales para Cobija y genera el despoblamiento. Gran parte de la población se va a Antofagasta, que está adquiriendo un apogeo significativo. Otra parte hacia Caracoles que también desarrollaba la explotación de plata y otra se va hacia Gatico", señala el historiador.
¿Qué importancia tienen estas historias? "La importancia de las historias de Gatico y Cobija es entender eso, de cómo seguimos siendo vulnerables a procesos socioeconómicos exteriores y catástrofes naturales. Que son las dos grandes vulnerabilidades que tiene el norte de Chile. Las crisis del 29 se inició en Estados Unidos y los aluviones sigue ocurriendo", recalca Galaz.
Mientras tanto, las mujeres continúan adornando ambos cementerios con las flores de hojalata. En el cielo giran dos jotes que no se inmutan ante los ruidos de los vehículos que pasan por la carretera. Los sonidos recurrentes que escuchan estos puertos olvidados en la costa de Antofagasta.
"En la década de 1920 nadie pensaba que Gatico moriría. Si digo que Antofagasta desaparecerá me dirían que estoy loco. Pero mirar la historia de Gatico es comprender el pasado para entender el presente".
Damir Galaz Mandakovic, historiador