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Hace 57 años

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Antofagasta fue en un tiempo una especie de Far West, algo parecido a lo que fue California, a lo que era Magallanes poco después de haberse fundado el Fuerte Bulnes, y Copiapó durante el reventón de plata de Chañarcillo. Gentes de armas tomar venía hasta estas latitudes, dispuesta a llenar la bolsa y partir en seguida. Pocas veces el carácter aventurero y trashumante del "roto" encontró una oportunidad mejor que la que le brindaba la Pampa para vaciar sus inquietudes andariegas. El desierto lo atraía por lo que tenía de huraño, de aplastante.

Bajaban al puerto y se dispersaban con su "instrumento" al hombro. Esa "herramienta" era un "choco", una carabina recortada. El barco extranjero era motivo de fiesta. Hoy no llama la atención…

La acústica terrosa, el precipicio seco que constituía el panorama propicio a la codicia sin remedio era algo fatal e inevitable. Los hijos abandonaban a sus familias en aquellos pueblos sureños sin esperanzas, envalentonados por los que de aquí regresaban equipados. El arribo de un "nortino" al solar paterno era saludado con bullicio, porque siempre lleva éste un halo de leyenda, vestía de distinta manera y sus corbatas multicolores y su "victrola" le daban un aspecto extraordinario. La distancia conspiraba a favor de este misterio, y quien emprendía un viaje por tren o por vapor era despedido con llanto, como si nunca más se le volvería a ver.

Hoy, se puede ir a la capital y volver al día siguiente. En menos de tres horas lo conducen a uno los aviones desde Cerro Moreno a Los Cerrillos. Antofagasta ha perdido ese aire de campamento temible.

Podemos hablar de la "vida propia" con el nacimiento de nuevas industrias y con las vinculaciones que establecerá el ferrocarril a Salta. Es común escuchar a los que nos visitan por primera vez: "Hombre, no tenía idea de lo que era esto, pero si hay tiendas igualitas a las de Santiago, y una plaza, y edificios… Pues, claro, ¿se había imaginado que aquí andábamos con botas y revólver al cinto?.

Anónimo

"Es una pena que en tu propia ciudad vengan hablar mal de ella"

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Daniel Contreras Palma

Hace ya 27 años la artista plástica y ahora ganadora del concurso "Antofagasta en 100 Palabras", Elizabeth González (55), se trasladó con su familia desde Santiago a Antofagasta y fue amor a primera vista.

Un sentimiento de admiración por esta ciudad que ella plasma tanto en su pintura como en su faceta de escritora de cuentos. Su texto ganador "Pato Yeco", nos entrega una mirada certera sobre la relación que existe entre quienes llegan a la ciudad por trabajo y solo ven a Antofagasta como una fuente de ingresos sin devolver nada a cambio.

En esta entrevista conoceremos un poco más sobre esta hija adoptiva de Antofagasta, su trabajo en la pintura en la agrupación "Los del Norte", sus planes en escritora de cuentos y su compromiso con la ciudad.

Conocemos su faceta como artista plástica, pero los cuentos es algo nuevo. ¿Cuándo comenzó a escribir?

-Siempre me ha gustado escribir. En mi época escolar participé en algunos concursos de cuentos. También realicé un taller literario en Santiago. Sin embargo, con el tiempo me dediqué a las artes plásticas.

Anteriormente había participado en "Antofagasta en 100 Palabras" pero nunca fui seleccionada. Por eso cuando me dijeron que mi cuento estaba entre los elegidos ya me sentía ganadora. El ser seleccionada para mí ya era un gran mérito. No me imaginé nunca que iba a obtener el primer lugar.

Su cuento "Pato Yeco" es una metáfora sobre quienes llegan por trabajo a la ciudad y su relación de amor y odio con la misma, ¿podría explicarnos de qué se trata?

-Mi familia llegó a Antofagasta en el año 88, llegamos igual que los patos yeco, a quedarnos (risas). Yo quedé maravillada con la ciudad desde el primer minuto. Antofagasta es una ciudad increíble, es una buena plaza en el ámbito laboral, social y familiar.

Sin embargo, cuando llegamos desde Santiago algunas amistades nos decían que el antofagastino era cerrado, que no te incorporaba, y la verdad es que con nosotros no fue así. Es una pena que en tu propia ciudad vengan hablar mal y lo único que les interesa es venir a ganar plata y después irse. En ese sentido, mi cuento es una analogía entre los patos yeco y estos personajes que no son ningún aporte para la ciudad.

Con este primer lugar en "Antofagasta en 100 Palabras" ¿seguirá incursionando como escritora de cuentos?

-Sí, quiero seguir escribiendo. Además que me invita a leer más. Dentro del tiempo que me queda me gustaría seguir profundizando en la escritura.

¿Qué espacio ocupa la pintura en su vida?

-La pintura me ha acompañado desde el colegio. Yo quería estudiar arte pero por algunas situaciones especiales estudié administración de empresas, pero no trabajé ningún día. Solo me dediqué a mis hijos. Pero cuando llegamos a Antofagasta y mis hijos ya estaban un poco más grandes me dediqué a estudiar lo que siempre quise hacer que es la pintura.

¿En qué proyectos está trabajando actualmente?

-Hoy tenemos algunos proyectos en carpeta con Los Pintores del Norte. Lo bueno de esta agrupación es que nosotros todo lo que sabemos o aprendemos se lo entregamos a la comunidad. En este momento estamos trabajando la técnica del mosaico con niños.

En septiembre de este año la artista viajó invitada a Nueva York donde expuso parte de su obra junto a artistas de Argentina en la muestra de arte latinoamericano en Jadite Gallery, con la presencia de autoridades, artistas, gestores y público general.

¿Cómo fue esa experiencia?

-Fue un viaje muy interesante en el sentido de los nexos. De hecho me estoy contactando con dos artistas argentinas para ver si hacemos algo en común.

"Cuando llegamos desde Santiago algunas amistades nos decían que el antofagastino era cerrado, que no te incorporaba, y la verdad es que con nosotros no fue así".

entrevista. Elizabeth González, ganadora de "Antofagasta en 100 Palabras":