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Riesgo Volcánico

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En Chile existen más de 90 volcanes activos según la información proporcionada por el servicio de Geologia y Minería, institución del Estado que monitorea todos los macizos que existen en nuestro país. Un volcán se considera activo cuando ha tenido al menos una erupción en los últimos 10 mil años, o bien cuando, sin manifestación, presenta signos de actividad, como por ejemplo desgasificación, sismicidad o deformación de la superficie. En el caso del Volcán Láscar corresponde al primer caso, es el más activo de la Región de Antofagasta, hoy esta con emisión de cenizas y columna visible de 2.500 mts.

El volcán Láscar se encuentra ubicado a 70 km al sudeste de San Pedro de Atacama y a 30 km al noreste de Talabre, tiene una altura de 5592 msnm. Los habitantes del poblado cordillerano conviven con el volcán día a día. Aquí el concepto de cultura preventiva toma valor por que realizar esta acción en tiempos de paz, eso significa que el primer eslabón de la cadena, es decir el nivel local al que corresponde la gestión municipal, así como el nivel regional a través de Onemi, organismo que debe trabajar con la comunidad y ejecutar acciones concretas como: conocer el volcán, qué se hará en caso de una erupción?; cómo se va avisar a la comunidad? Mapas de riesgos actualizados, red de vigilancia de monitoreo, plan de emergencia, plan de contingencia, gestión de crisis; señalética actualizada, entre otros. Todo ello con un plan de seguridad, que en el caso del altiplano considere los conceptos originarios de su comunidad, documento que debe ser sociabilizado en terreno y actualizado al menos una vez al año.

En la estrategia internacional de Reducción del Riesgo de Desastres, RDD de Naciones Unidas se recomienda a los países suscritos impulsar e implementar una cultura para la mitigación de los desastres naturales a partir de diversas líneas de acción: desarrollo de metodologías para la estimación objetiva del riesgo, divulgación científica a diversos niveles, programas educativos, ordenación de uso y gestión del territorio, estudios de vulnerabilidad, información permanente a la comunidad a través de sistemas de alertamiento temprano, definición de zonas seguras y autoridades en todos los niveles proactivas en la toma de decisiones involucrando la gestión del riesgo volcánico.

Irina Salgado Gómez