Hablar de sexualidad no es fácil
Hablar de sexualidad no es fácil. Es un tema teñido de aspectos valóricos y morales que difieren en las personas según sus creencias religiosas, ideológicas o por pertenecer a generaciones diferentes. Pese a ello hay que poner el tema sobre la mesa, sobre todo cuando tenemos hijos adolescentes dado que, nos guste o no, tempranamente inician una vida sexual (cerca de los 15 años).
Enfrentar esta realidad implica un desafío. Más allá de los cuestionamientos morales, la vida sexual está asociada a una buena salud mental y a un bienestar general. Sin embargo, para vivir una sexualidad plena, sana y acorde al período evolutivo es necesario recibir orientación, de forma de tener la información necesaria para disfrutar de la relación y, al mismo tiempo, evitar consecuencias adversas (ej. Enfermedades, embarazos no deseados, abusos).
La adolescencia es un período clave para el desarrollo del ser humano. En esta etapa el joven requiere de un espacio para hablar de lo que siente y de sus nuevas experiencias. Si los padres no dan ese espacio, los jóvenes tenderán a hablarlo con los amigos- tan inexpertos como ellos- o peor, buscaran información y orientación en internet- expuestos a recibir malos consejos, acoso o abusos.
Es importante que los padres hablen de sexualidad con sus hijos tempranamente, incluso antes de la adolescencia, gradualmente, con un lenguaje y profundidad acorde a la edad. Ojala que este tema se aborde en lo cotidiano, como algo normal y no como respuesta a episodios críticos cargados de estrés. Hay que considerar que el adolescente querrá dar su opinión y que va a ser necesario escucharlo. Si padres e hijos tienen ideas muy diferentes es recomendable que pidan ayuda profesional que les permita llegar a un consenso sin generar mayor distanciamiento.
Cristobal Guerra
académico escuela de
Psicología UST