Fitipaldis del balón
Comentarista deportivo.
Aún recordamos el sonado caso que protagonizó Arturo Vidal en la Copa América, a bordo de su Ferrari 458, cuando bajo los efectos del alcohol chocó poniendo en peligro no solo su integridad física sino a su familia. La tasa de alcoholemia detectada fue de 1.2, casi 5 veces la tasa máxima permitida en España.
Juventud, estrellato, dinero y volante forman una combinación peligrosa que suele acabar en accidentes. En estas circunstancias se han destacado tristemente otros futbolistas como fue Welliton Soares, ex Celta de Vigo en España, que acaba de recuperar su licencia de conducir que le retiraron hace un año e imponiéndole una multa cercana a los 6 millones de pesos chilenos.
Este Fittipaldi del balón fue interceptado por ir a gran velocidad y saltarse varios semáforos por las calles de Vigo, y con seis personas a bordo de su BMW.
Benzema, delantero francés del Real Madrid fue cazado circulando a 231 km/h en un tramo limitado a 100. En 2009, recién llegado a España sufrió dos accidentes con un mes de diferencia, el segundo con un Lamborghini. En 2011 fue multado con 250 euros por conducción temeraria y hacer carreras por Ibiza al volante de un Porsche contra un Ferrari y un Lamborghini.
Banega, jugador argentino del Valencia fue pillado en un control de alcoholemia y se vio obligado a pedir perdón a la hinchada valencianista. En Febrero del 2012 cuando estaba repostando olvidó poner el freno de mano de su Audi R8, este se deslizó y le atrapó una pierna con tan mala fortuna que sufrió una fractura de tibia y peroné.
Todavía convaleciente adquirió un Ferrari 458, como el de Vidal, con el que acudía a las sesiones de recuperación cuando apreció que salía humo del motor. Tuvo tiempo de bajar del bólido antes de que se declarara un incendio que lo calcinó completamente.
Como vemos, la pasión por los autos de alta gama por parte de estos jóvenes deportistas parece proporcional a su inconsciencia. En el caso de Vidal recuerdo haber leído críticas a Sampaoli por dejarle salir en plena Copa.
¿Acaso el técnico le debía advertir, como a un niño? ¡Arturito pórtate bien, no bebas!
La respuesta surge sola.
Alberto Pescio