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Jaque

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La decisión de la Corte Internacional de Justicia ha dado lugar a miles de comentarios de calidad muy irregular, pero la gran mayoría se caracteriza por manifestar una sensación de derrota. A ese sensacionalismo se substituye un chauvinismo que a veces confina con lo xenofóbico. Una vez más. Desde la clase política hasta la sociedad civil, existe un terreno muy fértil al reaccionarismo. Definitivamente, como ya lo indicaba Alexis de Tocqueville en su obra "De la democracia en América", explicaciones cortas y simples, aunque falsas y prejuiciosas, tendrán siempre más audiencia y serán mucho más seductoras que explicaciones largas y complejas, pero sin embargo pertinentes y verídicas.

En ese sentido, podemos citar la última salida del profesor de la Universidad de Chile, el historiador Alfredo Jocelyn-Holt que indica en un análisis que Evo Morales parece "más un indio sin pluma que cualquier otra cosa". Es exactamente ese espíritu, decimonónico, racista, clasista, retrogrado, del cual el país no ha logrado o no quiere deshacerse, que nos tiene en la situación en la cual estamos. El mismo que impide que las elites, esas que mantienen vigentes estos paradigmas, logren modernizar el país, "ponerse al día", implementar nuevos parámetros de conducta que estarían más cerca del siglo XXI que del periodo colonial. Chile no logra a "cambiar de piel" después de dos siglos de independencia. Se mantienen viejas recetas que hoy en día no dan más resultados.

Estratégicamente, hasta el día de hoy, el "indio" ha vencido a los representantes de la supuesta aristocracia u oligarquía chilena. La postura legalista y realista que siempre ha adoptado el país, por segundo vez en menos de dos años, ha fracasado. Y para felicitarse de tal manejo, se ha mantenido el mismo equipo jurídico. Nadie se ha hecho cargo del error de haber intentado este recurso, que bien que haya dilatado la decisión final de la Corte, ha alimentado la dinámica diplomáticamente agresiva que utiliza Bolivia. La contra parte. Quizás el hecho que el presidente de ese país sea un ciudadano que viene desde abajo y, por el medio que sea, haya llegado hasta arriba, lo hace substancialmente diferente de una clase política que asciende muchas veces por juegos partidarios, de pasillos, de lobby, ostentadora de muy pocas convicciones, mucho oportunismo y una gran sed de fútiles reconocimientos.

Sin embargo, esta "victoria" judicial de Bolivia no significa para nada una victoria definitiva. Ganar una batalla nunca fue sinónimo de ganar la guerra. La Corte de Justicia ha respondido a lo que se le ha planteado únicamente en el ámbito procesal. Chile quiso indicar, antes de seguir el proceso, que se consideraba que la Corte no era competente para pronunciarse sobre el litigio, relacionándose esto con la forma. La Corte índico que si era competente, y que esto ira hasta su término para luego (y por fin) pronunciarse sobre el fondo. Este mismo fondo consiste en responder a la preguntar si existe o no para Chile una obligación de negociar una salida marítima soberana para Bolivia. Como lo indica el juez de la CIJ Cançado Trindade

"Afirmar que existe una obligación de negociar no es lo mismo que aseverar que existe una obligación de negociar en vista de llegar imperativamente a un acuerdo o a un resultado determinado. La primera declaración no implica la segunda. Esto es un elemento a tener en cuenta en la etapa de fondo"… es decir en la que viene.

Se puede lógicamente esperar que asistamos a un cambio de estrategia, a un despliegue que vaya más allá del solo apego, obtuso, a la norma jurídica y lo firmado, sabiendo que la Corte no solo toma en consideración aspectos jurídicos sino también otros parámetros como la búsqueda de equidad, que es un criterio mucho más amplio que la estricta aplicación de la norma. Si tanto se alaba la picardía y la pillería criolla, porque no también invocarla en este tipo de instancia. Quizás ayudaría.

Desde la transición democrática, la implementación de un Estado de derecho en Chile ha sido unas de las cartas de visita que facilitaron la inmersión del país en el proceso de globalización que le ha permitido dar un salto cualitativo en el ámbito económico. De ese modo, el país ha llegado a ser parte del cerrado grupo del OCDE. Reaccionar a una decisión de justicia que le es desfavorable, indicando que Chile se debe retirar de una organización o de un pacto internacional en base a eso, no corresponde a un cierto espíritu democrático, no es muy responsable e inclusive moral. Juego pero solo mientras yo gano. Acepto los beneficios pero no las desventajas. Las faltas son de los otros, de ningún modo es mi error. Esa actitud de no hacerse responsable de sus actos u dichos, de los compromisos tomados, es lo que está caracterizando el periodo actual. Y es el ejemplo que se le entrega a las generaciones que vienen. Derechos sin deberes ni obligaciones.

Personalmente, tiendo a pensar que en un tribunal de justicia se entra la frente alta, y no de espalda. Y que se sale exactamente de la misma manera. Esperemos que esto ocurra en el civilizado segundo round que ya ha empezado.

Cristian Zamorano

Doctor en Ciencias Políticas UA