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La memoria del agua

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Película chilena que cuenta la historia de Fernando (Fernando Larraín), quien está casado con Alma (Javiera Contador) una mujer muy divertida con trastorno bipolar que lo echa de la casa porque se entera que él ya no la soporta. Cuando la mujer conoce a un pretendiente argentino, su esposo reacciona y descubre que sigue enamorado de su mujer. Para recuperarla hará de todo, incluso viajar a Argentina a buscarla y demostrarle que es la mujer de su vida.

En esta cinta, Meryl Streep se convierte en una rockera para interpretar a Ricki, una guitarrista que lo abandonó todo para alcanzar su sueño de convertirse en una estrella. El conflicto comienza cuando su exmarido Pete le pide que viaje hasta Chicago para visitar a la hija de ambos Julie (encarnada por Mamie Gummer, verdadera hija de la oscarizada actriz), pues se está divorciando y necesita apoyo.

Ozzy es un pequeño pero inteligente mono volador que junto al legendario guerrero Goliat son parte del ejército de monos voladores que sirve a Eveline, la malvada bruja del Oeste. A diferencia del resto de su especie, Ozzy no está convencido en servir ciegamente a la mujer, así que cuando la bruja pone en marcha sus planes para atacar el reino él decide ir en busca de los legendarios "Guardianes de Oz" para que luchen contra ella.

Thomas y sus amigos descansan después de escapar del laberinto, sintiendo que ya pueden estar a salvo de los peligros. No obstante, unos gritos perturbados los despiertan, teniendo que enfrentarse a una realidad todavía más aterradora que la anterior. En esta nueva aventura de supervivencia, Thomas no solo debe descubrir todo su pasado, sino saber en quién debe confiar para seguir adelante.

Quinta película del realizador chileno Matías Bize. Esta cuenta la historia de Javier (Benjamín Vicuña) y Amanda (Elena Anaya), una pareja que tras perder trágicamente a su hijo intentan seguir adelante con la relación, debido al intenso amor que los une. Sin embargo, el proceso estará lleno de obstáculos que no serán fáciles de sortear, y cuando se abre una verdadera posibilidad para el reencuentro están conscientes de que este les cambiará la vida.

Cine

Sandra Ramírez

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Con la victoria de Sandra Ramírez en el Festival de Viña del Mar, donde impuso con la verdad de su temperamento creador, la composición folclórica "La Tejedora", Antofagasta confirma ser tierra de músicos.

Armando Carrera se destaca, en el tiempo y en la nostalgia, con su vals " Antofagasta", el himno de estos lares que ha llevado, como el salitre, nuestro nombre a todos los puntos del planeta. Allí, es Carrera quien eterniza nuestras glorias, continuándolas con José Goles y Sofanor Tovar, con prestigios internacionales y con participación de rango en los primeros festivales viñamarinos.

Ahora, Sandra Ramírez destaca esta realidad, triunfando, limpiamente, en un medio en que, más difícil que el jurado, resulta el público: consiguió la aprobación de ambos, lo que valida su éxito, con sólidos argumentos.

Al hablar de Sandra, no podemos esquivar los recuerdos del Liceo de Niñas, donde se formó y donde fue, de pequeña, figura destacada en sus veladas artísticas. Entonces, eran espectáculos largamente esperados por la ciudad, muy aplaudidos por esas fieles y entusiastas más de 2000 personas que pugnaba, duramente para no perdérselos.

Sandra Ramírez amaba, como hoy, la música en todas sus posibilidades. Fue alumna predilecta del gran maestro Julio Galván León. Julio le transmitió, con la danza, el sentido rítmico que, como compositora, luce tan donosamente.

Está fidelidad es lo que debemos celebrar en la joven ganadora de Viña del Mar, la más áspera de las fidelidades, porque importa la entrega absoluta de cada uno de nuestros días.

Sandra ha vivido atenta a su guitarra y a sus sueños, vertiéndose, armoniosamente, en sus canciones. Los primeros frutos de su empeño vienen a su encuentro. Esta conquista suya es, un poco, la de los que, aquí, confiaron en su ímpetu: su madre, en término principal. Finalmente les está enseñando Sandra a los jóvenes antofagastinos que no somos "los parientes pobres" del alma chilena, y que les corresponde ser no asentaderas del festival, si no cabezas altas en la vida.

Andrés Sabella, 1982