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"Creo que para esta emergencia estábamos mejor preparados"

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Jonathan Villella Coyán

A casi un mes de los aluviones que afectaron la ciudad de Tocopilla, provocando la muerte de cinco personas y millonarios daños en la propiedad pública y privada, el intendente Valentín Volta realizó su primera evaluación del trabajo realizado.

La autoridad, a quien le correspondió dirigir la respuesta junto al general Claudio Hernández, destacó que pese a la magnitud de la catástrofe, la primera etapa, relacionada con la limpieza y la entrega de ayuda básica a los damnificados, se completó en sólo diez días, situación que lo deja conforme.

Volta destaca que ahora el gobierno enfrenta la fase más delicada, que tiene que ver con dar a la población una solución definitiva a sus necesidades de vivienda y recuperación productiva.

Avances

¿Cuál es la evaluación del escenario en Tocopilla?

-Yo tengo la impresión que hay tranquilidad y que la gente está a la espera que muchos dispositivos, que se traducen en beneficios, se complementen. Nosotros esperamos la próxima semana entregar los Pamma, que son programas de emergencia para la pequeña y mediana minería, a los pirquineros, a través de maquinaria en algunos casos y recursos para la compra de herramientas e insumos, como pólvora. Estos deberíamos comenzar a entregarlos el lunes. También esperamos entregar la próxima semana la giftcard de construcción.

¿En qué consiste eso?

-Es una tarjeta que entregaremos a todas esas familias cuyas casas tuvieron daños leves, menores y moderados, con un cupo de un millón de pesos, aproximadamente, en materiales de construcción en convenio con las ferreterías de Tocopilla. De esa forma la gente podrá comprar materiales y herramientas de construcción para que puedan reparar por sí mismas los daños.

¿Qué pasará con las casas que tuvieron destrucción total?

-Son 37 casas que están destruidas totalmente. Ahí estamos generando una especie de subsidio de arrendamiento hasta que se entregue la nueva casa, algo así como 200 mil pesos para que las familias puedan arrendar mientras tanto.

¿Entregarán otros beneficios a los damnificados?

-Sí, el bono de enseres, que está pensado para las personas que si bien tuvieron daños en sus viviendas, éstas tienen condiciones de habitabilidad pero necesitan camas, refrigeradores o cocinas, por ejemplo. También hay un subsidio de acogida, que es para las personas solas, que hacen convenios con otras familias o amigos para ir a vivir con ellos.

¿Cómo harán entrega del dinero para enseres o subsidios de arriendo a los damnificados?

-El dinero para los enseres, lo haremos a través de BancoEstado. Eso significa que toda la gente que tiene el beneficio y a la vez posee una cuenta rut, recibirá una transferencia en un día y hora que definiremos. Y aquellas personas que no tengan cuenta rut, que son las menos, pueden retirar el dinero a partir de la fecha que les indiquemos en cualquier sucursal.

Los aluviones dejaron graves daños en la costa de Tocopilla, sobre todo por acumulación de barro, ¿qué se hará al respecto?

-Estamos trabajando con los orilleros de mar, que son buzos mariscadores y algueros, en las zonas donde el lodo produjo contaminación. Con ellos estamos levantando un programa especial de mejoramiento del borde costero, de manera que puedan ser mano de obra en ese mejoramiento. Esto esperamos tenerlo durante tres meses mientras se activan otros mecanismos orientados más bien a recuperar la actividad productiva de estas personas. Hablo de equipamientos, trajes de buzo, motores, en fin.

¿Y sobre la contaminación por los cenizales?

-La contaminación tiene un tratamiento completamente distinto. Ya está actuando la Superintendencia de Medio Ambiente, por mandato nuestro. Vamos de hecho a agregar algunas denuncias que nos han hecho llegar los algueros, los pescadores y mariscadores al expediente que ya tiene la superintendencia respecto de dos empresas que tienen cenizales y que llegaron al mar, producto de las lluvias.

Tiempos

En cuanto al desempeño y respuesta de los organismos gubernamentales frente a la emergencia, ¿cuál es su evaluación?

-Mire, cuando hay una tragedia de esta naturaleza, y que en el caso de Tocopilla además costó la vida de cinco personas, donde existe un daño psicológico y emocional de los habitantes de la ciudad, uno no puede decir que está contento ni nada por el estilo. Sin embargo, estoy satisfecho del trabajo articulado de las FF.AA. que encabezó en general Claudio Hernández, el que ha estado haciendo el propio municipio y hoy, evidentemente, el trabajo que hacemos nosotros.

¿Fueron adecuados los tiempos de respuesta?

-Creo que hemos actuado con unos tiempos realmente ágiles, en prácticamente 10 días teníamos la tarea principal llevada a cabo, esto es retirar el lodo, los escombros, no sólo de los espacios públicos sino también de las casas, trabajo donde todos ayudamos, las instituciones, las Fuerzas Armadas, las mismas familias y muchos voluntarios jóvenes de distintos lugares del país.

Estoy satisfecho, ojalá uno no tuviera que presenciar estas cosas, pero creo que estábamos preparados. Evacuamos gente, dimos órdenes de evacuación en la población 5 de Octubre y Tres Marías, lo que permitió que hubiera menos daños a las familias y víctimas que lamentar.

"Creo que hemos actuado con unos tiempos realmente ágiles, en prácticamente 10 días teníamos la tarea principal llevada a cabo, esto es retirar el lodo, los escombros, de los espacios públicos y las casas".

entrevista. Valentín Volta, intendente:

Sábanas

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La casa de mis tíos abuelos estaba esplendorosamente cuidada. Yo no solía visitarlos mucho, pero cuando lo hacía, me llamaba mucho la atención que siempre todo estaba en orden, reluciente, perfecto. Con sólo entrar al living te invadía una sensación de inmaculada paz. Una serena energía fluía entre los muebles y los objetos allí dispuestos y el solemne e incansable tic-tac del elegante reloj de sobremesa Hermle, sólo acentuaba esa atmósfera de esmero y pulcritud.

Para una impresionable niña como yo, todo me parecía hermoso: los adornos de porcelana, los ceniceros de cristal, los jarrones chinos, la reluciente colección de cucharitas del mundo, el espejo biselado de la entrada y los turbulentos cuadros de Renán Álvarez, un misterioso pariente depresivo y bohemio, al que nunca conocí, pero que era un maestro pintando al óleo inquietas olas babosas de espuma y denigrantes barcos a la deriva.

Sin embargo, había algo que no encajaba en esta cuidada escenografía. No entendía por qué, en esta casa donde todo se exhibía con tanta dignidad y boato, los sillones siempre estaban resguardados por sábanas de trevira. Si nos invitaban a tomar el té, los sillones estaban cubiertos; si se organizaba un almuerzo familiar, los sillones seguían tapados; si realizábamos alguna visita de cortesía, ahí seguían las sábanas de trevira, escondiéndolo todo.

"¿Por qué los tíos siempre tienen los sillones tapados con sábanas?", le pregunté ya exasperada un día a mi mamá. "Los tíos son muy cuidadosos y el tapiz de los sillones es realmente majestuoso, muy fino y muy caro y lo cubren para que no se estropee", me explicó didácticamente mi madre. La respuesta tenía cierta lógica, pero no aplacó mi curiosidad: "¿Tú crees que algún día van a sacarles las sábanas?" dije. "Ya llegará el día en que la ocasión lo amerite", sentenció mi mamá.

Y el día llegó. Se casaba la hija menor de mis tíos abuelos y la recepción sería en su casa. Por fin, después de tantos años, los misteriosos sillones tendrían la oportunidad de exhibir todo su esplendor. Cuando finalmente ingresamos al living, yo no podía dar crédito a lo que mis ojos veían: ¡las odiosas sábanas de trevira seguían allí!, albas, impolutas, inamovibles e incólumes como egoístas y celosas carceleras.

Después de mucho tiempo, cuando mis tíos murieron, sus hijos decidieron vender la casa y encontraron los mentados sillones carcomidos por las termitas e infestados de polillas. No les quedó más que botarlos a la basura. Cuando me enteré del triste destino de los muebles, me dio pena… por mis tíos, por mí y por todos los que nunca pudieron deleitarse con la belleza de esos sillones. Y pensé que a veces nos pasamos la vida entera tapando con sábanas lo que deberíamos gozar hoy, engañándonos con la falsa promesa de que algún lejano día, "cuando la ocasión lo amerite", podremos, finalmente, disfrutar de la vida y ser felices.

Marcela Munita Solé

Marcemunita.blogspot.com