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"Me interesó, más que conocer a mi abuelo, romper el silencio"

CINE. Marcia Tambutti cuenta detalles del documental sobre Salvador Allende, donde retrata íntimamente a su familia.
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Flor Arbulú

Hace 10 años, Marcia Tambutti Allende se encontraba de vacaciones en Chile cuando le informó a su familia que haría un documental. Nadie le creyó. "Me iban a hacer un almuerzo de despedida y llamé a un amigo fotógrafo, Sebastián Moreno, y le dije '¿puedes venir con tu cámara? Porque voy a filmar a mi familia porque nadie me cree que voy a hacer una película'", cuenta entre risas la hija de la senadora Isabel Allende.

Sin embargo, no sería fácil concretar su idea. "Ni yo misma me daba cuenta de todo el esfuerzo que requiere hacer un documental", asegura la bióloga, quien dejó el trabajo y los amigos que tenía en México -país donde creció tras el exilio de sus padres-, y se instaló en Chile en 2008. "Mi familia fue testigo de ese proceso y fue muy impresionante para todos, para mí y para ellos", comenta.

El resultado fue "Allende mi abuelo Allende", trabajo que se estrenó mundialmente en el pasado Festival de Cannes -donde fue distinguida con el premio L'Oeil d'or a mejor documental-, y a nivel nacional en el pasado Sanfic, donde se llevó el galardón del público. Respecto a este último, sostiene que "es el premio más bonito que uno podría tener", y no lo dice por "ser políticamente correcto", sino que en verdad "me emocionó un montón".

El tema tabú

La cinta, que se estrena mañana a través del programa Miradoc y en salas comerciales, comenzó a gestarse a raíz de la curiosidad de Marcia, quien quería saber más de su abuelo: Salvador Allende, ya que tenía solo dos años cuando ocurrió el Golpe de Estado.

En una de las primeras frases que aparecen en el documental, dices que conocías a tu abuelo por afiches. ¿Lograste saber más de él con el documental?

-Sí. Lo que pasa es que el documental hace una historia cercana de una hora y media, pero nosotros tenemos 120 o 130 horas de grabación con conversaciones con familia, amigos y colaboradores. Entonces uno se va haciendo una imagen más integral. Una cosa es el proceso de investigación y búsqueda, y otra es armar una historia que sea entendible para el espectador. De hecho tuvimos una decisión editorial de centrar la imagen solo en el núcleo familiar.

Sin embargo, tomar esta determinación y ejecutarla no fue tarea fácil, ya que se dio cuenta que la historia del "Chicho" -como le llaman cariñosamente en la familia-, era tabú.

"A mí me impresionó mucho que no habíamos hablado de eso en la generación de los primos, o yo con mi hermano (Gonzalo Meza). El silencio es como una especie de manto... en un momento pensé que era una especie de nube porque uno no sabe dónde empieza ni dónde termina. Es como una neblina que te cubre, pero te deja ver cosas igual, uno sabe que ahí hay cosas, pero no tienen definición", describe sobre la situación que vivía en familia.

En este sentido, relata que cuando empezó a grabar el documental pensó que hablaría solo "con viejitos, todos nonagenarios así como mi abuela. Y fue cambiando en el proceso porque de repente te das cuenta que retratar este silencio abarca varias generaciones, y la verdad es que eso me estaba interesando más que conocer a mi abuelo, tratar de romper ese silencio".

Sensación de libertad

Si bien el documental va retratando la búsqueda de imágenes e información más cotidiana de Salvador Allende, en la historia aparece un personaje que permea todo el relato: Beatriz (Tati), una de las hijas del exPresidente, madre de la actual diputada Amaya Fernández, y quien se suicidó en Cuba en 1977.

"Nunca me imaginé que iba a averiguar algo de Tati", confiesa Marcia, "pero como lo que hace el documental es explorar aquellas cosas, historias o nuestros dolores que nos impidieron hablar libremente antes de nuestra historia familiar, claramente el dolor de Tati en ese momento era el dolor mayor que teníamos. Y era una figura tabú también", afirma, y confidencia: "Para mí fue muy fuerte ir recuperando imágenes, anécdotas de mi tía. Cosas que nunca habíamos hablado y entender más a mis primos".

Otro tema que aborda es la relación que mantuvo Allende con su secretaria Miria Contreras, "la Payita". "Mi familia me dijo que sentían que estaba retratado con sutileza, y en ese sentido lo agradecían", dice. "Yo siempre -continúa- planteé que iba a hacer algo honesto. No me iba a dedicar a resaltar ni tapar, entonces quizás, sin que me lo dijeran, podría haber habido en mi madre, en mi tía un disgusto. Pero sentí que se liberaban también cuando vieron eso".

¿Consideras que hacer este documental fue catártico para la familia?

-Yo las catarsis me las imagino como estruendosas, como una bomba, y esto fue un proceso lento. Entonces no lo siento catártico en el sentido de que fue un proceso lento y sutil, fue dándose de a poco. Creo que la fuerza que tiene el documental es que uno ve esa sutileza, de alguna manera te habla de ese paso del tiempo porque las cosas se dan con pequeños gestos. No hay grandilocuencias ni dramas. Hay dolores, pero son serenos, están ahí, pero de alguna manera siento que todo se da quizás irremediable, pero serenamente. Más que nada, lo encuentran liberador.

La gran confesión de Tencha

Hortensia Bussi (1914 - 2009), tenía 92 años cuando Marcia Tambutti comenzó a entrevistarla, y aunque mantenía una memoria privilegiada, no ahondó en muchos de los temas en los que indagó su nieta. A pesar de ello, la "Tencha" -como la apodaban-, también hace algunas confesiones como lo duró que fue económicamente para la familia el que Salvador Allende permaneciera constantemente en campaña; y también por lo coqueto que era su marido. Cuando abordaron ese tema confesó: "Yo sufrí mucho".