"Lo público, lo privado y el aporte de la educación particular"
Creemos en el Estado como regulador de la sociedad y rector del Bien Común. Del mismo modo creemos en una sociedad civil vigorosa, que libremente realice sus iniciativas particulares desplegando sus aportes para vivir en una sociedad más justa.
Conscientes de los desafíos que implica ser un aporte a la sociedad en el día de hoy y bajo el alero del cumplimiento de los 80 años al servicio de la educación femenina del norte de nuestro país. Estamos trabajando en un modelo de gestión institucional que permita iluminar nuestra identidad como colegio de iglesia, mejorar nuestras prácticas educativas y de gestión. Fortaleciendo la reflexión necesaria y fundamental en pos de una mejora constante y sostenida.
Este modelo nos permitirá evaluarnos conocer nuestras fortalezas y debilidades, lo que consentirá a partir del análisis de las mismas, la elaboración de planes de mejora tendientes a impactar los resultados que nos propongamos como colegio y así garantizar una educación de calidad con el sello y la identidad católica.
Por tal motivo reafirmamos nuestro compromiso con la educación integral desde una cosmovisión católica. En donde el centro es la persona en su singularidad y capacidad de relación, teniendo como objetivo el desarrollo de todas sus facultades humanas, su preparación para la vida profesional, la formación de su sentido ético y social.
De tal manera seguimos siendo fieles al modelo de acción social que realizo Mary Ward fundadora de la Congregación de Jesús y sus compañeras, las cuales practicaron y desarrollaron su modelo de intervención social desde la perspectiva del empoderamiento, la denuncia de situaciones injustas y la sensibilización para la eliminación de la cultura de dominación propia de las estructuras patriarcales.
Una acción social desarrollada bajo este carisma encierra en sí misma una fuerza transformadora como consecuencia de que la intervención va orientada a la transformación de estructuras, a otorgar poder a las personas y sus comunidades. Se potencia la sensibilización, la denuncia y se genera participación y cambio social.
Mary Ward desde el comienzo concibe el servicio a los pobres, entendido éste como el desarrollo de una acción social basada en el respeto a la dignidad de las personas y por tanto centrada en reivindicar los derechos esenciales de todo ser humano.
"Amar a los pobres, perseverar en ese amor, vivir, morir y resucitar con ellos", ésta fue toda la meta y aspiración de Mary Ward.