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Luz en "palabras humildes"

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Un breve artículo "Palabras Verdaderas", expresaba mi gratitud al Dr. Antonio Rendic - Ivo Serge, por ese regalo de años de luz, recogidos en cuidada edición, con prólogo y notas de Osvaldo Maya Cortés.

La fuerza testimonial de esas páginas y su título "Palabras Humildes", la alegría de haber leído y tener en las manos y en el corazón el fluir generoso de esa vida sabia, me llevaron a formular mi esperanza de escribir un "recorrido breve por ese tiempo sin tiempo de la verdad de sus páginas."

Descubro hoy que es tan cierto el dicho inglés, "los necios se precipitan donde los ángeles trepidan en andar en puntillas…", y trato de encontrar mi posible cuota de mesura y proporción: ¿"Breve", un recorrido de vida? ¿"Recorrido"…en lo que es hondo fluir de bondad, de penetración fraterna y clara del ser del hombre en el tiempo, y de los aromas y destellos de esa humildad-verdad de un peregrino de la luz en nuestros caminos de polvo y de niebla?

Comprendo que el mejor servicio al lector, es invitarle a la experiencia vivificante de su encuentro directo con esas páginas, y con las que, domingo a domingo, siguió gestando, en ejemplar brevedad, la palabra generosa de Ivo Serge. Sólo me cabe "recoger el hilo de mi volantín", como diría un niño en septiembre, y -contando con la benevolencia de don Antonio Rendic- centrar mi breve comentario en la luz, que en su palabra se hace canto, camino y oración.

"Busca la luz", nos dice. "Ella te llevará a Dios, por el amor". Cómo no pensar en el salmista que canta su esperanza agradecida: "A tu Luz veremos la luz".

Su entrañable hermandad nos mira ser: la misma cal, la misma tierra, la misma capacidad de bien y de mal, los mismos límites de nuestra increíble diversidad de ser mortales. "Humus…" Somos eso: tierra. "Humilis": de tierra somos…Polvo y rica germinación. "Al polvo hemos de volver", nos recuerda. Y pide nuestro respeto a la tierra que pisamos, "formada por la cal de los que nos precedieron", y en cuyo florecer pueden "asomarse al mundo por los pétalos de alguna corola, o por las antenas verdes de sus estambres". Tierra que seremos. "Humilis…" Nuestra verdad de polvo y luz, y mil caminos para vivir nuestros instantes derrotando el natural egoísmo, abriendo el corazón a la ternura y a la solidaridad, construyendo día a día la paz y el reencuentro en tantos desencuentros…

Humildes: reconocedores de nuestra verdad. No apocados, no encogidos: llamados al amor, germina en nuestro corazón la palabra sanante: "El amor es luz. Ama y todo brillará a tu alrededor".

¿Cómo no recibir esta palabra verdadera, esta "palabra humilde" que ilumina con su fraternidad nuestras falencias? ¿Cómo no ver los indicios luminosos, orientadores, en estas páginas de tantos años entregados en benignidad? Y ¿cómo no decir: Gracias, Doctor?